Los usados y los abusados

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Jeno no pudo dormir. Tal vez fuera porque los perros estaban despiertos y podía escuchar el tintineo de sus collares, desde algún lugar de la casa. Tal vez fuera porque la casa era demasiado grande y temía que hubiese alguien merodease por las sombras. El cuarto de invitados estaba un poco cargado de cosas y la cama en la que dormía tenía algunas pelusas; a diferencia del abultado sofá-cama en el que solía dormir y el comodísimo colchón de Renjun. Fuera cual fuera la razón, sus ojos estaban abiertos de par en par.

Renjun albergaba cierto odio por su padre adoptivo, lo que era una mierda, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que el hombre había hecho por él. Sin embargo, eso no era justo, porque aún no sabía toda la historia. ¿Qué había ocurrido entre ellos? ¿Qué había hecho que el Huang- alguien que tardaba mucho en enfadarse, sin importar cómo lo expresara- pintase una composición llamada Nihilismo, la encarnación visual de todo el odio que había acumulado por el arte?

Un suave suspiro interrumpió sus pensamientos. Jeno se sentó en la cama, observando, por primera vez, que Koeun tampoco dormía. La mujer morena estaba sentada allí sobre una silla, en la esquina más lejana de la habitación, con las piernas dobladas también sobre ella y mirando, por la ventana, a la calle mojada.

- Tú tampoco puedes dormirte, ¿eh?- preguntó, sin girarse.

- No. Es como si estuviera durmiendo sobre un montón de plumas.

Eunji rió sonoramente.

- Eres muy divertido, Jeno Oppa- la miró a los ojos- Pareces alguien fuerte… perfecto para Renjun. Estaba preocupada por él- bajó la vista hacia el suelo enmoquetado, que las separaba- aunque ya ha dejado claro que no tengo por qué sentirme así.

Jeno cruzó las piernas, acercando los hombros a sus rodillas y apoyando la barbilla sobre las manos.

- Pensaba que no lo veías de esa manera- preguntó, ignorando el incómodo nudo que se formó en su garganta.

- Claro que no- Eunji sonrió- Al menos, ya no. Ahora soy mucho más lista que antes- Jeno la miró- No me crees, ¿verdad?- negó con la cabeza. - No esperaba que lo hicieras. Nadie lo hace, sobre todo esos periodistas asquerosos, a los que sólo les interesa abrir viejas heridas- Eunji volvió la vista hacia la ventana, como si esperase encontrar algo que antes no hubiera visto- ¿Cómo no podría haberme enamorado de un chico que me arrastró hacia un estudio y me suplicó que fuera la musa de sus próximas pinturas, insistiendo en que nadie más podría serlo? ¿Cómo no poder sentir algo por alguien que pinta como él? Pero eso es todo- suspiró- El arte lo es todo. No hay un Lee Renjun, ni siquiera un Huang Renjun… sólo el arte. Y, en toda su vida, no querrá nada más; nunca lo ha hecho.

Lo peor de todo fue que Jeno estuvo de acuerdo. Durante el tiempo que llevaba viviendo con él, se había dado cuenta de que Renjun lo trataba todo con cierto desagrado; a sus amigos, a sus estudiantes, a los extraños. Lo único inmune a su escrutinio era sus bocetos, lo que resultaba divertido, pues Jeno habría jurado que los artistas eran muy minuciosos y acomplejados.

- Ese idiota me rompió el corazón- Koeun continuó, aunque no parecía triste al decirlo- y es una pena. Podríamos haber hecho juntos cosas maravillosas, pero eso ocurrió hace mucho, mucho tiempo.

- ¿Por qué me cuentas todo esto?

- Porque sé que eres un buen chico- Jeno trató de no reírse- y he preferido avisarte, antes de que sea tarde- los ojos de Eunji se encontraron con los suyos, hasta que soltó una risotada- ¡Ah, pero no te preocupes, Jeno Oppa! No ha hecho en los últimos cinco años; nada de alarmas, nada de lágrimas…

- Gracias por los ánimos, supongo- murmuró Jeno algo confuso, optando por intentar dormirse. Seguramente fuese algún sueño extraño, pensó, mientras se tapaba con las sábanas y se acomodaba bajo ellas. Ese viaje no podía ser tan surrealista. Seguramente, a la mañana siguiente se despertase creyendo que se había imaginado toda la conversación, que la modelo estaba perfectamente bien. Y, si ése no era el caso, bueno, seguramente tuviese que seguir con lo que había ideado Renjun y mostrarse totalmente normal. Jeno sonrió, mientras cerraba los ojos. Si de verdad quiere algo así

Muse (NoRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora