Epílogo: Vida nueva

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- Busan… Daegu… Seúl… Un momento, ¿qué?- era Nochebuena y Jeno se quedó mirando a las tres pequeñas cajas que acababa de meter en el gran contenedor de plástico, frunciendo el ceño. ¿Busan iba antes o después de Daegu? De no estar olvidado, no se lo habría preguntado. Tampoco tenía que deletrearlas, pero sería mejor así…

De fondo, la preciosa música de la radio se mezcló con una multitud de voces clamorosas que sonaron al principio e inundaron todo el salón. Jeno dejó la caja de las tazas y descolgó el teléfono de la encimera, girándose hacia la nevera y observando los distintos papeles que había pegados, hasta que encontró un post-it amarillo con un número de siete cifras escrito en él, con la letra nítida de Renjun. Suspirando, marcó el número, se echó hacia atrás y dio pequeños golpes con el pie, impacientemente, mientras sonaba el tono de espera. Entonces, la música se detuvo y habló una voz, por la radio.

- Feliz Navidad. Están escuchando la KCLU y tenemos el placer de presentarles al pintor de veinticuatro años, Huang Renjun, con nosotros. Aquellos de vosotros que estén familiarizados con el arte, tal vez recuerden…

- Sí, sí- murmuró Jeno, sonriendo. Después de una desaparición tan larga y dramática, la prensa ya había empezado a lanzar rumores desde que él anunció su vuelta… Entonces, se puso en frente de cientos de personas, dio todo por su exposición de arte y, así, los expectadores volvieron a estallar en lágrimas y elogios. Por suerte, tenía mucho más que ofrecer.

Agh, ¿hacía cuánto que había ocurrido eso? Justo cuando acababa de ascender en el Zennie, Renjun quiso que lo acompañara a Jeju, porque había oído que, allí, tenian un evento de artes para amateurs. Aunque, tal y como supo después, eso significaba en realidad un "quiero pasar tiempo contigo". Y eso había ocurrido en marzo del año pasado…

Feliz Navidad, oyente. Estás en la KCLU.

- Sí, hola, tengo una pregunta para el señor Huang- dijo al teléfono, mirando desinteresadamente sus uñas- ¿Daegu va antes o después de Busan?

¿P-Perdón?- preguntó el presentador, seguido de un silencio, hasta que Renjun habló.

Después, pero ya te he dicho que no hace falta que las deletrees…

- ¡Gracias!- exclamó Jeno, colgando el teléfono y volviendo a sus quehaceres. Aunque hubiese dicho que no tenía que hacerlo, el ahora pelinegro sabía que ansiaba que lo hiciera y se maldeciría si conseguía preocuparlo, sólo por no haber hecho los esfuerzos suficientes. Cogió la caja de las tazas y las colocó en su sitio, mientras Renjun explicaba con inocencia la situación al presentador, que se echó a reír y lanzó un comentario punzante acerca de su ex pareja.

- ¿Sabes? Vi sus fotos, Jaeno, ¿verdad? De la exposición que diste en julio. Un chico apuesto, por cierto. Eeh, ¿cómo dirías que soporta estar casado con una celebridad con los prejuicios que su relación conlleva?

Con mucho cuidado- murmuró Jeno, mientras Renjun lo decía, colocando el resto de las tazas y dando unas palmadas, satisfecho por el trabajo. ¡Una cosa menos! ¿Qué más había en la cocina? Estaba seguro de que no necesitarían más la batidora, a no ser que tuviera un antojo tremendo de batidos, pero lo dudaba. Últimamente, su gusto se había centrado únicamente en la mantequilla de cacahuete y las naranjas.

¡Crash!

Un coro de ladridos empezó en ese momento, mientras un labrador entraba en la cocina, seguido de una enérgica niña pequeña. Jeno levantó el pie, impidiendo que el perro se moviera, tal y como le había visto hacer a Renjun en Jilin y se agachó para coger a la pequeña.

- Misao- dijo con severidad- ¿has roto algo del salón?- tras dos segundos de pausa, Misao negó rápidamente con la cabeza. Jeno entrecerró los ojos- Eres una mentirosa, igual que tu padre. Por desgracia, se te da fatal- justo en ese momento llegó Taeyong, sin aliento- Ahora que empieza a caminar, deberías tener más cuidado con ella.

Muse (NoRen)Where stories live. Discover now