×Dónde esta el corazón×

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Lee Jaeno caminaba por las calles dando saltitos de alegría, canturreando una canción y con dos bolsas blancas llenas de tarta de calabaza de la tienda de Do Kyungsoo, recién sacada del horno. Él se lo había agradecido con un billete de diez dólares y un beso en la mejilla, lo que al mayor le pareció suficiente. Sin embargo, el rubio sabía que Kyungsoo era un buen hombre- ahora un moreno novio, además- que le había hecho aquel favor porque quería. Además, Jeno era el fan número uno de sus postres.

Era la mañana de Acción de Gracias y, dado que el Restaurante Zennie estaría todo el día cerrado, Yuta había prometido ayudar con los preparativos para la cena. Haechan había estado ocupado con el pavo desde el día antes, insistiendo en que se necesitaba mucho tiempo para que los condimentos le dieran sabor, antes de meterlo en el horno, lo que no impidió que Renjun le preguntara por el proceso, cada vez que lo veía. Jeno sonrió, apretándose las tartas contra el pecho; con un poco de suerte, todos se divertirían tanto como él.

El joven descubrió que, cuando se trataba de recibir a muchos invitados en su casa, Renjun se ponía muy nervioso. Aparentemente estaba bien, pero él ya había aprendido a distinguir su buen humor del malo, su tranquilidad de su nerviosismo y sus días normales de los días de Paco; un talento que no había buscado, pero que había conseguido. Aquella mañana se había despertado muy pronto y había ordenado su colección de DVDs según el año en el que salieron a la venta. Ésa fue la única muestra de ansiedad que le había permitido mostrar, antes de lanzarle las zapatillas por haberlo despertado con el ruido.

Y, así, Jeno había pasado toda la mañana viendo el desfile de Acción de Gracias, con las actuaciones de las estrellas del kpop, además de los espectáculos y las sobrecogedoras actuaciones de distintos grupos. Siempre había querido ir al desfile; era uno de esos sueños que tenía desde siempre y que, seguramente, jamás se hiciese realidad. La gente reservaba habitaciones de hotel con un año de antelación para ir y seguramente no fuesen demasiado baratas. El rubio suspiró, peinándose el flequillo; Renjun era rico... quizá podría convencerlo para que lo llevara.

Trató de imaginarse aquello: Él saltaría de alegría cuando las bailarinas de Rockettes hicieran esos saltos tan increíbles, mientras Renjun trataría de dibujar algo con la aplicación que le había visto en su móvil, al quitárselo hacía unos días. Aquella fantasía hizo que se pusiera de mejor humor; sí, tal vez pudiera convencerlo...

Renjun había esperado educadamente a que el desfile terminara para instarlo a hacer algo útil, así que se había vestido y dirigido a la tienda de Do, mientras llegaban Haechan y Mark con el pavo listo para meterlo en el horno. El animal era enorme, pero sólo podían comprar uno que fuera lo suficientemente grande como para alimentar a todos los que iban a ir: Taeyong y Yuta, Jaehyung, WinWin y Jisung, Johnny y Doyoung, Jaemin, Chenle y el perrito... hasta el viejo Luisenbarn había prometido ir. Jeno esperaba que prácticamente todos ellos volviesen a casa en ese día, pero pronto descubrió que, bien se llevaban mal con sus parientes, bien negociaban con ellos para que, cada año, fuese uno quien regresase a casa.

Estaba emocionado. Por mucho que le hubiera dicho a Renjun que le daba igual, tenía que admitir que tenía muchas ganas de que llegara el día. Su primer Acción de Gracias de verdad... tenía que ser perfecto, decidió, asintiendo y sonriendo. Tan sólo tendría que regresar a NCT con las tartas de una pieza.

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El apartamento de Renjun se convirtió en un caos en un momento, lo que no hizo sino ponerle más nervioso. Haechan y Johnny correteaban por la cocina, preparando el menú como si fueran cocineros expertos. Mark y Doyoung discutían sobre dónde poner el sofá para que pudiera seguir viéndose la televisión y dejando el suficiente espacio para que cupiera la mesa extra que habían traído. También discutieron acerca de dónde poner esa segunda mesa; si la unían a la primera, ambas formarían una figura fálica, según Mark. Doyoung insistió en girar la primera mesa para que eso no ocurriera, pero, entonces, tendrían que cambiar todos los muebles del salón de sitio. Le preguntaron a Renjun si podían hacerlo, pero el joven les prometió matarlos si tocaban algo; tal vez no estuviese siendo precisamente maduro, pero aquélla era su casa.

Muse (NoRen)Where stories live. Discover now