Final: Jeno

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La última canción de Kard pega como anillo al dedo a este capítulo.
Escuchen y disfruten la lectura❤
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"Renjun…"

Nunca le había dado tanta importancia a respirar, en toda su vida. ¿Quién lo hacía? Era involuntario, un acto reflejo, algo que ocurría tanto si se quería como si no. El cuerpo necesitaba oxígeno, así que lo tomaba. Inhalación, expansión de los pulmones, exhalación, vuelta a su tamaño normal. Repetición. ¿Cómo una función tan simple podía tener tanta importancia, hasta ser una cuestión de vida o muerte? No lo sabía… pero, si Jeno no lo hacía, él tendría que hacerlo por Jeno.

"Sabes que soy un gigolo, ¿verdad?"

Lo sabía, pero le daba igual. Era insignificante, no tenía importancia. Daba igual que hubiera besado a tantas personas antes que a él, que les hubiera dado absolutamente todo, menos el corazón que él se había encargado de aplastar, el corazón cuyos latidos ya no podía sentir…

"Eres igual que los demás."

Oh, claro que sí. Los demás lo hubiesen dejado tirado en el callejón, aquella lluviosa noche de agosto. Le habrían hecho de todo, dejándolo que se enfriara, enfermara y tal vez muriera ahogado en su propio vómito, antes de que cualquiera pudiera encontrarlo. Pero, a pesar de ser por algo tan egoísta, lo había sacado de aquel oscuro y asqueroso lugar. Le había dado una cama en su salón y libertad bajo su mandato, pues le permitió hacer lo que quisiese, a excepción de algunos detalles. Le había dejado que le golpease, desafiase e incluso que escondiera sus sillas…

"Si quieres que me vaya, ¿por qué no me echas?"

Porque no quería que lo hiciera. Los motivos habían cambiado con el tiempo, pero la realidad era que lo necesitaba junto a él, para mantenerlo a raya, para que se quejara por reaorganizar los muebles, para que le suplicara que le hiciera tortitas para desayunar. Tenía que tenerlo, tenía que verlo cada mañana, antes de dar las clases de arte, tenía que sentarse en el sofá después de un largo día y escucharlo quejándose acerca de algún cliente del restaurante que no le había dado propina porque era imposible que hiciera lo que le pedía. Y habría dado cualquier cosa, cualquier cosa, incluso sus propias manos, aunque no pudiera volver a pintar jamás, a cambio de que Jeno abriera los ojos.

"Deja que me vaya."

No lo haría. Se negaba. Jamás, jamás lo dejaría marchar. Ni siquiera si había un terremoto en la ciudad y el complejo de NCT se desmoronaba. Ni siquiera si le decía que le odiaba y deseaba que estuviera muerto, para no volver a verlo. No. Eso le daría igual e incluso lo aceptaría, si significaba que estaba vivo, que existía, que respiraba, en alguna parte. Oh, Dios, por favor, haz que respire.

"Me salvaste la vida, Renjun."

Si eso era cierto, tenía que volver a hacerlo. No iba a dejarlo tirado, igual que habían hecho todos los que habían pasado por su vida. Jeno era mucho más fuerte; se lo había demostrado muchas veces… Sólo necesitaba algo de ayuda y él era quien iba a dársela. Era lo mínimo que podía hacer. Respiraría por Él hasta que decidiera despertarse y volver a intentarlo. Se quedaría a su lado, sujetándolo hasta que fuera capaz de caminar, incluso aunque sus pies lo llevasen a alguna parte, lejos de él. Sustituiría las botellas, el tabaco y el océano de clientes sin rostro. Sería aquél que lo sacó del infierno, aquél que lo liberó del frío e inmortal agarre divino.

Fue difícil concentrarse en lo que estaba ocurriendo a su alrededor. No recordó los gritos de Donghyuck; joder, no recordaba que hubiera dicho nada. El mundo entero se había reducido al tamaño de esa habitación, a una burbuja que sólo los englobaba a ellos dos; uno vivo y el otro, tratándolo, el corazón del primero tratando de separarse de su cuerpo y entrar en el segundo. Sí, se lo daría, si pudiera. Le daría lo que fuera… lo que fuera. Se merecía eso y mucho más.

Muse (NoRen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora