[ESPECIAL] Mi amor y desesperacion parte final

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Finalmente, al atardecer se marchó del apartamento de Yuta y se dirigió a la parada de autobús. Aún hacía frío suficiente como para llevar una cazadora de invierno, pero el rubio sentía que la primavera empezaba a asomarse con fuerza. Los árboles que había en las aceras empezaban a mostrar pequeñas hojas y la calidez del sol podía sentirse también durante el día, aunque el verano aún quedaba bastante lejos.

El invierno había sido muy largo; uno de los más largos de su vida, si mal no recordaba. Se alegró cuando el autobús llegó y el calor salió de su interior al abrir sus puertas. El joven entró y buscó un asiento libre, al lado de la ventana. Lo llevó hacia su viejo vecindario, hacia aquella zona de la ciudad que sólo había visitado una vez desde su infancia, con Renjun a su lado. Pero esa noche lo haría solo, porque se negaba a que lo viera en ese estado, antes de estar preparado.

Al llegar a la zona oeste de la ciudad, Jeno anduvo el resto del camino hasta llegar al cementerio, donde su hermano Taeil estaba enterrado. Por suerte, no había ningún guarda que pudiera acosarlo. Podría estar todo el tiempo que quisiese.

Pasó junto a varias lápidas, algunas decoradas con flores y banderas, otras olvidadas. Su aliento empezó a entrecortarse, como si fuera una nube de oscuridad que se ciñera sobre él. Por suerte, aún había suficiente claridad como para leer los nombres de las lápidas y pronto encontró aquella en la que estaba escrito Moon Taeil, cubierta de césped amarillento, por el frío.

- Hola- Jeno sonrió y se agachó con cuidado, sentándose con las piernas cruzadas, como si Taeil estuviese justo delante de él- Tengo mucho que contarte, Hyung- se echó hacia delante- pero supongo que tienes todo el tiempo del mundo para escucharme.

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Renjun no esperaba tener ningún tipo de compañía esa noche, así que se sorprendió al escuchar cómo se abría la puerta de su apartamento, cerca de medianoche. Estaba sentado en el sofá, preparando una nueva composición, pero la dejó rápidamente de lado en cuanto vio quién había entrado; no era Donghyuck en busca de videojuegos, sino Jaeno, con las mejillas bastante sonrosadas por el frío. Cerró la puerta, lo vio y se quedó congelado.

- Oh… Estás despierto.

Renjun lo miró.

- Últimamente no duermo demasiado bien- admitió.

Jeno bajó la vista hacia sus pies.

- Yo tampoco- sintió que los temores volvían hacia él y que su valor se tambaleaba, como si fuera uno niño pequeño. Él no dijo nada… ni se acercó a Jeno. Supuso que iba a dejarle que se explicase, aprovechando que ya se había aclarado las ideas, así que se apartó de la puerta y se acercó al salón, despacio.

El joven sonrió al pensar que aquel lugar estaba siendo el testigo principal de sus interesantes y complicados momentos. Allí fue donde se habían besado por primera vez, donde lo escucho llorar, donde le había robado la pulsera y admitido que lo había hecho. Muchos recuerdos en un espacio tan pequeño. Casi deseaba llevárselo lejos de allí.

- Eh… Tengo una pregunta que hacerte- dijo, pensando que aquélla era la mejor forma de empezar- y quiero que me contestes con sinceridad.

Renjun lo miró con algo de preocupación, aunque su rostro no lo reflejó.

- Te escucho.

Jeno tragó saliva.

- ¿Por qué me amas?- y, entonces, no pudo dejar de hablar- No me malinterpretes. Esto no tiene nada que ver contigo, nada. Eres perfecto. Bueno… Tampoco tanto. Tienes una personalidad terrible, pero te queda bien. Me gusta. No, no… Me encanta. Y la acepto. Pero que tú me amas… No sé, no tiene- se llevó la mano a la frente- sentido- su voz sonó tan débil y temblorosa como cuando le golpeó- Tú… Bueno, yo… no tengo nada que ofrecerte, Renjun. No ganas nada estando conmigo. Y no es justo. Yo tengo un buen apartamento en el que vivir y alguien que me enseñe a cocinar, pero tú… sólo tienes un compañero de piso muy pesado.

Muse (NoRen)Where stories live. Discover now