Cap 2

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Las náuseas me despertaron justo a tiempo antes de vomitar. Estaba muy débil para moverme así que regrese el desayuno justo al lado de mí, manchándome los converse.

Si tuviera un espejo frente a mi podría ver mi pupilas dilatadas y mi piel irritada. La habitación esta oscura, pero con la poca luz que entra por la puerta puedo notar moretones en mis manos y piernas

¿Dónde estoy? ¿Cómo he llegado aquí? Intento levantarme ¿Cuánto llevo aquí? Tropiezo y caigo de rodillas ¿Qué es este lugar? Vuelvo a levantarme ¿Qué está pasando? Di unos pequeños pasos pero volví a caer ¿Qué es ese olor? Me desmaye.

 Me cuesta trabajo levantarme, tengo un horrible dolor abdominal y creo que voy a volver a vomitar. Mis ojos están pesados, los abro despacio, la luz de la habitación me lastima. ¿La luz? Mis ojos se abren inmediatamente y me siento. ¿En dónde estoy? Estoy en la misma habitación, solo que ahora la luz esta prendida, aunque no es muy fuerte ilumina lo suficiente para ver los grafitis, palabras, símbolos y sangre seca en las paredes. El cuarto es de 4x4 y un espantoso olor invade cada esquina, una combinación de orines y carne podrida. No hay muebles solo la horrible cama de hospital en la que estoy sentada, esta oxidada y el colchón tiene dos o tres resortes salidos, manchas de sangre y un líquido blanco.

Me bajo de la cama y una horrible sensación de vértigo me invade. Respiro hondo e intento calmarme, pero todo se mueve cada vez más rápido.

-vuelve a la cama - una vos ordena detrás de mí.

Vuelvo directamente a ver la puerta, me da un vuelco el corazón. Todo se mueve alrededor de mí, pero su mirada es demasiado fría que no puedo despegar mis ojos de ella.

Estoy mirando a los ojos  de mi secuestrador.

¿Qué está pasando? ¿Quién es él? ¿Dónde diablos estoy?

Sé que lo he visto, lo he visto antes ¿pero dónde? Por su piel puedo notar que no se ha bañado en mucho tiempo, aunque su ropa se ve limpia y nueva.

-¡Que te subas a la cama! - me grita - ¡¿no entiendes?!

Doy un pequeño salto y subo de inmediato a la cama, su vos es ronca, ha de fumar mucho.

Pone una charola enfrente de mí con un trozo de carne putrefacta y un vaso con agua sucia.

-come -ordena

Sale de la habitación dejándome otra vez sola, el ruido es total que puedo escuchar el cerrojo de la puerta. Me ha encerrado.

Aviento la charola la más lejos que puedo de la cama, el olor de la carne me asquea. Y prefería morirme de hambre antes de comer eso.

¿Cómo llegue a este lugar? Recuerdo el semáforo rojo cambiando a verde ¿Qué es este lugar? Mi memoria me falla ¿Cuánto llevo aquí? Mi tía corriendo a la camioneta ¿qué está pasando? Me estoy mareando ¿Por qué yo?  Recuerdo… recuerdo ¿Qué recuerdo? Me desmayo otra vez

-despierta princesa- escucho la vos de mi madre

-cinco minutos más mama- le digo y me tapo con la cobija el rostro. Tiene un exquisito olor a margaritas.

-es tu primer día de clases

-mejor que sea mañana

-entonces no tendrías lunch

-es una broma - salto de la cama, ya tenía el uniforme puesto, me entusiasmaba tanto el primer dio de clases. El uniforme me quedaba enorme, la falda de cuadros me quedaba debajo de las rodillas y el suéter rojo me quedaba flojo. Tenía tan solo 7 años cuando nos mudamos, y hoy iba a ser mi primer día de clases en la nueva escuela.

-entonces baja a desayunar mi amor

-si mami

Bajo las escaleras corriendo y como mi desayuno lo más rápido que puedo. Mi madre embarazada, tenía aun su piyama puesta, así que papá me fue a dejar a la escuela.

El camino a la escuela se me hiso eterno

-¿ya vamos a llegar?- le pregunte a mi padre cada semáforo que pasábamos

-Recuerda Nati, el hombre que corre nunca ve las maravillas que deja en el camino

Me decía y yo regresaba a sacar la cabeza por la ventana. Mi padre, el hombre más sabio que conozco, siempre buscando un verso, frase o refrán para cada situación.

La directora me enseño la escuela, era enorme y tenía muchos salones, me entusiasmaba saber quién iba a ser mi maestra, quien iba a ser mis compañeros, donde iba a tomar clases, nueva escuela, nuevos amigos.

"2 B" tenía escrito el letrero en la puerta que se convertiría en mi salón de clases por el resto del año. La directora abrió la puerta y yo entre. El salón estaba lleno de niños de mi edad, sentados, observándome.

-ella es Natalie López Mota su nueva compañera - me presento la maestra - digan buenos días

-Buenos días - todos los niños contestaron en coro

-buenos días -respondí tímidamente

-siéntate en la silla vacía, la que está a lado de la ventana- me indico la maestra

Asentí y camine en silencio hasta la ventana. Unos pequeños susurros empezaron a llenar el salón en un ruido molesto para mí ¿Por qué me ven todos así? ¿Hablan de mí? ¿Es por ser la nueva?

Tropecé con mis propios pies y caí al suelo. Las cosas de mi mochila se salieron, dándose a notar mis dibujos y mi lonchera de Winnipeg Pooh. Todo el salón se empezó a reír

-miren la beba aún no sabe caminar bien- una niña sentada enfrente de mi dijo - pobre niña Pooh

Todos se rieron más fuerte. Me encoge de hombros. E intente guardar mis cosas lo más rápido que pude, pero las burlas continuabas

-¡niña Pooh!- todos gritaban - ¡Niña Pooh! - se burlaban - ¡niña Pooh! - me señalaban -¡niña Pooh!- me humillaban

¡¡Niña Pooh, Niña Pooh!!

 

Despierto de inmediato, estoy aun en  la habitación con olor a orines. Solo había sido un sueño, un horrible recuerdo de mi infancia. El sudor empapaba todo mi cuerpo, respiro rápido para recuperar el aliento. Le doy vueltas como loca a la cabeza para saber que está pasando, pero mi cuerpo reacciona antes que mi cerebro. Corro hasta la puerta, intento abrirla pero el pomo de latón oxidado no se mueve. Pateo la puerta y después la golpeo pero esta sede en no abrirse. La desesperación me domina y empiezo a gritar

-¡déjenme salir! ¡Por favor déjenme salir! - las lágrimas caen por mis mejillas, estoy llorando -¡por favor déjenme salir!

 Quiero salir de aquí, ¿pero dónde me encuentro? ¿Qué es esta mierda de lugar? Es una pesadilla, una asquerosa pesadilla.

-¡AYUDA! ¡Por favor sáquenme de aquí!- mi garganta se desgarra, pero con todas mis fuerzas sigo gritando - ¡que quieren de mí! ¡Por favor déjenme salir!

Después de unos segundos gritándole a la puerta, me siento recargándome en la ella. Estoy agotada, cansada, estoy llorando, totalmente desesperada, angustiada, con el miedo recorriendo mis venas.

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