Epílogo

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Han pasado más de cinco meses desde que me rescataron del infierno, visito al psicólogo tres veces a la semana, no he sonreído desde ese tiempo, no he comido bien, y todo el tiempo me la paso durmiendo o encerrada en mi cuarto viendo el techo.

Lo que paso todo ese tiempo es algo que aunque quisiera nunca olvidare, ese hombre ahora tras las rejas no se va de mi mente, esas manos, sus ojos, esa voz, sus movimientos, todo de él es un recuerdo que me consume lentamente.

-Amen- todos dicen al isófono, todos menos yo. Es el funeral de Kelvin, mucha gente está alrededor de su tumba, todos vestidos de negro, todos llorando. Su madre me conto que Kelvin desapareció hace más de cinco años. Era un chico listo, ellos son de Guadalajara y él había venido a la Ciudad de México por una beca, al segundo día de su visita desapareció.

No fui capaz de decirle que murió por mi culpa o que no pude hacer nada para ayudarlo. Que le dispararon por que intente escapar, y él siempre me ayudo.

Ha terminado la ceremonia, y se empieza a retirar la gente, dejándome sola en la tumba de Kelvin. Después de aquí visitare la tumba de Jorge y Blanca, y de los más de 113 adolescentes que tuvieron el mismo final.

La gente, amigos y vecinos dicen que Jorge y Blanca son unos ángeles que me envió Dios para protegerme del sufrimiento, ángeles que sufrían para que yo no lo hiciera. Los médicos y psicólogos dicen que ellos nunca existieron, que una parte de mi mente e imaginación por el sufrimiento los invento para que mi realidad fuera menos dolorosa.

No sé si ellos son ángeles o parte de mi imaginación, solo sé que sin ellos yo estuviera muerta.

Ahora frente sus tumbas se encuentran flores, flores de aquellos familiares que un día perdieron la esperanza de volverlos a ver, madres y padres que se enteraron de la trágica realidad que sufrieron sus hijos, flores de aquellas personas que los amaban y hasta ahora se vienen enterando que han muerto en manos del mismo diablo. Personas que esperan justicia.

Mi madre no lleva el caso, el tribunal piensa que lo tomara personal, ¿pero cómo no tomarlo personal?, si ese hombre torturo y violo a su hija por más de medio año.

Quien diría, que mis días encerradas fueron semanas de dolor para mis padres, mamá fuma dos cajetillas a la semana, papá me pide disculpas cada cinco segundo, piensa que él lo pudo evitar, ¿pero cómo evitar lo que ya está escrito?, mi hermano no lo ha dicho pero se volvió anoréxico, intenta pasar más tiempo conmigo pero cuando yo no estoy se encierra en su cuarto por horas a llorar. He hablado con mi madre y le he dicho que seré veterinaria, por primera vez en su vida, no se negó.

John, mi amado John, fue internado en un hospital psiquiátrico, cada que lo visito me pide disculpas igual que mi padre, dice que nunca se separara de mí, nunca más, sus padres lo internaron al ver que en sus paredes tenia fotos mías, y cartas, millones cartas dirigidas a mí, no se me despegaba ni un segundo, principalmente lo encerraron porque amenaza en matar aquel hombre que me violo.

Sufrí por mucho tiempo, y al final las personas que amo fueron los afectados.

Aún recuerdo la primera vez que me violo. No me mato, pero algo murió en mi ese día

Pero me he hecho una promesa, la semilla que aquel hombre dejo en mí, aquel bebé en mi vientre crece, no sabrá que su padre es un criminal, un asesino en serie, un secuestrador.

Que él es fruto de un SECUESTRO. 

SecuestroWhere stories live. Discover now