Cap 21

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Las hojas en el suelo lastiman mis pies descalzos, las ramas golpean mi rostro evitando que vea bien, mi mano está enfrente para quitarlas antes de que me lastimen los ojos. Corro, sin destinos, corro todo lo que puedo zigzagueando entre pinos, sigo corriendo hasta que el bosque esconde la caballa. Sigo corriendo, solo me detengo para ver si alguien me sigue, tengo mucha resistencia, puedo correr por un par de horas más. Corro por mi vida. El bosque empieza a evolucionar y los pinos se mezclan con una variedad de árboles, el suelo baja en pendiente. Sigo corriendo, cuando la imagen que ven mis ojos me golpea como un boxeador a un costal.

Regrese a la cabaña, solo he corrido en círculos. Siento como mi cuerpo tiembla pero no lo puedo mover. Por la ventana que da a la sala se nota a dos sombras discutiendo entre sí. Camino para asomarme por esta y ver como el tipo abusar sexualmente de Blanca.

Golpeo la ventana para que me escuche -PARA, PARA. - grito pero él no me escucha.

Corro hasta la puerta principal, con ambas manos intento abrirla pero no sede, tiene seguro por dentro. Regreso a la ventana e intento romperla. Es demasiado dura y gruesa para que se rompa

-DEJALA- vuelvo a gritar. Pero no me hace caso, ese fue el motivo por el cual no quería escapar. No podía dejarlos solos.

-NOOO- un grito se escucha en el segundo piso de la cabaña, puedo reconocer esa vos. Jorge.

Corro al frente de la cabaña y me fijo en las ventanas del segundo piso. En una de ella se pueden ver dos sombras, una grande y una pequeña. La grande golpea con un cinturón a la pequeña.

-BASTA, DEJALO - grito pero no seden - ¡¡JORGEE!! BASTA

Me levanto de la cama con una capa delgada de sudor, mi respiración esta acelerada. Continuo en el cuarto. Jorge duerme a mi lado, mientras Blancas duerme sentada en una esquina. Solo fue un sueño, solo un horrible sueño.

Me recuesto de nuevo en la cama, despejo mi mente del dolor que siento en todo mi cuerpo. Mi vista se pierde en el techo, con grandes capas de suciedad y un foco que apenas da luz.

Estoy harta de todo, especialmente de mi, no soporto ver como torturan a Jorge y a Blanca y yo no haga nada para ayudarlos. 

Intento despejar mi mente de nuevo y hundirme en cualquier sueño.

Y así pasan los días, el tipo torturando a Jorge con velas encendidas o cuchillos filosos, violando a Blanca sin piedad y por donde su propio cuerpo pueda satisfacerse. Y yo, en una escuna siendo testigo de los peores actos de tortura creados por el hombre, La sangre que corre por mis venas todos los días parece que se evapora, y lo único que me mantiene viva es la realidad de cuidar a dos personas, a las cuales no puedo proteger.

Pueden pasar los días, pueden pasar las horas y los minutos pero el dolor en el aire no desaparece. Cuentas las líneas y rayones en las paredes y te das cuenta que ya los habías contado, te aprendes el menú de la comida podrida, que al final de cuentas es siempre el mismo. Y sin ningún reloj en mano te aprendes el horario de tu secuestrador.

 --

Me preparo en la cama para cuando llegue el tipo. De un lado Blanca se esconde detrás de mi hombro, del otro lado Jorge aprieta mi brazo, calculo que es la hora de la comida, pero si el tipo esta de malas es mejor estar preparados.

Los minutos pasan y el tipo no entra, creo que ni vendrá, se a olvidado de nosotros esta ocasión. Me suelto del agarre de Jorge y camino hasta la puerta con pasos lentos. Intento girar la manecilla pero esta no se mueve.

Unos pequeños ruidos captan mi atención, recargo mi oído a la puerta y los ruidos huecos detrás de ella se vuelven tenebrosos. Tronidos de vidrios al romperse, objetos pesados al caerse, madera rompiéndose. gemidos y pequeños gritos de dolor.

-esta borracho- le indico a Jorge y Blanca

Corro hasta una esquina, ellos me siguen, me siento en el piso recargando mi cuerpo en la pared y abrazando mis rodillas. Ambos aprietan mis brazos.

Mientras grandes zancadas se escuchan al bajar las escaleras

-nos va a matar- dice Blanca, los piadas se escuchan mas cerca.

-hoy es el día- dice Jorge

El ruido empieza a desaparecer totalmente, no puedo ni siquiera escuchar mi respiración, ni mi pulsación. Y al abrirse se azota la puerta contra la pared. Toda transcurre en cámara lenta. El tipo entra con grandes zancadas hasta donde estoy, su rostro esta rasgado y lleno de sudor, su ropa tiene sangre, su rostro esta furioso, su cuerpo esta tenso, y su manos tienen un arma apuntándome.

Y cuando la cámara se pausa un sonido ensordecedor invade la pequeña habitación.

Mis ojos se cierran. Por mis venas ya no se transita sangre, solo agua congelada.

Mi vida, mi infancia, el día que conocí a John, la secundaria, mi familia, mi libertad, todo pasa en una proyección de segundos. 

-Buenos días Natalie- me saluda el viejo señor Randy

-nos vemos Nati - se despide Zack

Mi bella madre cocinado, mi padre leyendo el periódico, mi hermano desayunando. Mi tia corriendo para ayudarme.

 

Siento como alguien sacude mi cuerpo, sus manos fuertes en mis hombros diciendo cosas que no entiendo.

Abro los ojos y veo una sombra negra frente a mi, rodeada de una luz cegadora ¿estoy en el cielo?. Aquella sombra dice cosas pero no las entiendo. Reviso a mi alrededor buscando a Blanca y Jorge pero no están. Solo veo mas sombras oscuras caminando por todo el cuarto con lámparas y…. y armas

Aquella sombra me levanta con facilidad de la esquina y me encamina hasta la puerta, en el camino veo al tipo en suelo rodeado de otras sombras apuntándole con armas largas.

Caminamos por el pasillo de cemento, aun mi mente esta perdida en recuerdos, en preguntas, en agonía, en dolor, subimos las escaleras una a una.

-soy el oficial Alfred- escucho decir a la sobra - no te preocupes todo saldrá bien

 lentamente abre la puerta del sótano dejando entrar una luz blanca que temía nunca ver.

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