Cap 10

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Los viejos tiempos, cuando era joven ver películas de terror me daban demasiado miedo, creía que los malos saldrían de la pantalla y me lastimarían. Cada que llovía corría hasta mi cama y me tapaba con las sabanas, esa delgada tela era mi protección, las sabanas eran mi escudo anti-monstruos bajo la tormenta.

Esa noche llovía fuertemente, el sueño no llegaba y cada que intentaba dormir el ruido de los truenos me despertaba. Ni siquiera mi sabana protectora me ayudaba. Un grito salió de mi garganta al escuchar como un rayo caía cerca de mi ventana. Papá corrió hasta mi cuarto y me abrazo sin quitarme la sabana de encima. Su calor y si protección era lo único que necesitaba, como un acto de magia la lluvia dejo de caer.

Papá me quito las sabanas de mi cabeza, me miro fijo a los ojos y con una gran hermosa y cálida sonrisa me abrazo.

-es bueno tener miedo- dijo mi padre dejándome besos por mi rostro

-no quiero tener miedo- hable después de unos segundo - ¿tú no tienes miedo?

-Sí, y mucho, pero seré valiente solo por ti, siempre te protegeré, siempre estaré a tu lado te lo prometo.

El miedo había desaparecido, mi padre era mi héroe y estar a su lado me hacia realmente feliz

Mi padre me abrazo más fuerte y yo respondí el abrazo, y entre sus brazos me quede dómida.

Quita el seguro, apunta, empiezan las suplicas, mete el dedo en el gatillo y dispara. El eco que provoca el arma al dispararse es un horrible sonido me despierta.

Todo está borroso, me intento levantar, pero mis manos están muy débiles, mi piel tiene una capa delgada de sudor, limpio mis parpados con mis manos para quitar lo borroso, ahora las paredes se mueven, parpadeo un par de veces, cierro y aprieto los ojos, lentamente las paredes dejan de moverse.

Esos grafitis, esas líneas de tiempo, esa puerta, esta cama, estoy de vuelta en el cuarto. Mi cabeza duele, me palpita rápidamente, intento levantarme por segunda vez, me mareo y vomito lo poco o lo nada de comida que tenía. Me vuelvo a recostar en la cama. De algo estoy segura, me ha drogado.

Sé que estoy soñando, es solo un cruel sueño, estoy en un campo lleno de flores, aquí no hay flores solo sufrimiento, mis  papás están sentados en un mantel comiendo fruta, aquí no hay manteles solo una cama oxidada, John me abraza mientras vemos a mi hermano jugar con Kevin.

Sobresalto al imaginarme a mi pequeño hermano jugando con Kevin, nunca dejaría que alguien tocara a mi hermano y le hiciera daño, nunca lo permitiría, nunca me lo perdonaría.

El  chillido que la puerta provoca al abrirse lentamente, hace que mi piel se tense y los pelos se me pongan de punta. La puerta se abre lo suficiente para que una charola pueda pasar. Cuando la charola esta por fin dentro del cuarto cierran la puerta de un portazo.

Comida, solo necesito comer, miro la charola, un pedazo de carne putrefacta con salsa sobresale, un vaso con agua sucia, y yo con un hambre que sería capaz de comerme tres cerdos.

Lentamente me levanto de la cama. Dudo en que si será bueno comer eso teniendo el estómago vacío. Mi cuerpo pesa, la energía y fuerza ha desaparecido totalmente de mi alma, capas de sudor frio están sobre mi piel.

Lentamente camino hasta la charola. Hasta que mis pies se doblan y caigo al suelo. Necesito comer, solo un poco de comida. Tomo la charola y la jalo hasta mí. Tomo el pedazo de carne y doy una pequeña mordida. La carne esta dura y es difícil de masticar, es como comer plástico, la salsa empapa mi lengua y mi garganta de un sabor agrio ha podrido, intento no regresarla pero el sabor es tan fuertemente asqueroso, que mi garganta intenta escupirla. Cierro los ojos y me trago el pedazo de carne. Siento un golpe directo en el estómago.

Dejo a un lado la charola con el resto de la carne, no quiero ni probar el agua, si esta va a ser mi comida diaria, prefiero morir de hambre.

Cierro los ojos en un intento de llorar, pero las lágrimas no seden,  me recuesto en el piso y abrazo mis rodillas, no, no quiero morir, no puedo morir, físicamente soy un asco, no me he bañado desde que llegue, ni siquiera recuerdo si he defecado, pero sé que no moriré, no aquí.

Sería fácil hincarme y orar, pedir un milagro, sería fácil, pero esto es el infierno, Dios no escucha a nadie desde aquí, la forma de morir lentamente, dios no me va a ayudar, nadie me va a ayudar, nadie vendrá por mí, no soy nadie, todos me abandonaron, mis padres y mi hermano no me extrañaran, dios me abandono,

Las lágrimas empiezan a caer. Quiero mi sabana, necesito a mi papá

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