Capítulo 1

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El amanecer siempre le había parecido una de las cosas más bonitas del planeta, y aunque en aquella mañana habría agradecido un poco de lluvia que calmara el calor, agradeció las pocas nubes de colores naranjas que surcaban el cielo acariciadas por los rayos de sol que empezaba a salir. Siempre había amado escaparse temprano y pasear por las calles de Krypton mientras todos dormían, siempre había tenido que escabullirse con ayuda de su criada y amiga Jess, pero aquel día no había salido por la puerta de atrás.

Era su veinte cumpleaños y aunque posiblemente todos los jóvenes de su edad preferirían pasar las primeras horas de sus cumpleaños preparando una enorme fiesta, ella disfrutaba de la soledad de las calles a esas horas.

Miró su reflejo en un escaparate de una pastelería y se recogió el pelo en una coleta alta, dejando su melena rubia ondulada caer por su espalda. Dentro, un matrimonio de panaderos preparaban el local para abrir en breves, cuando la mujer se giró y la vio mirando curiosa cómo se movían en el interior, cogió una pequeña bolsa de papel y abrió la puerta.

-Feliz cumpleaños señorita Zor-El -dijo la mujer de mediana edad, ofreciéndole la bolsita.

-Llámame Kara por favor Zelma -sonrió cogiéndolo-, y muchas gracias.

La mujer la abrazó fugazmente y entró de nuevo a la tienda, volviendo a inundar la calle con el silencio tras el tintineo de las campanitas que sonaban al abrir y cerrar la puerta. Abrió la bolsa mientras seguía caminando ya dirección a casa y sonrió al sacar de ella un cupcake de chocolate negro recién hecho, con una placa en chocolate blanco donde se podía leer "Feliz cumpleaños".

-Feliz cumpleaños Kara -escuchó la voz de su madre y levantó la cabeza para encontrarla en la puerta de su casa, esperándola con una sonrisa.

-Gracias mamá -subió las escaleras para abrazarla.

-Vamos a entrar, no deberías haber salido sola con todo lo que está ocurriendo... -dijo entrando tras mirar a ambos lados de la calle.

Kara asintió recordando la mañana anterior. Un daxamita había asesinado a un kryptoniano a sangre fría y había dejado su cabeza en las puertas de su casa, protestando por la condena impuesta por su madre a diez años de cárcel al daxamita que hacía una semana había asesinado a otro de los suyos. Ya era el noveno asesinato entre ambas razas en lo que llevaban de mes, las tensiones habían aumentado y las discusiones y rivalidades habían llegado a niveles críticos.

-Felices veinte años mi pequeña -sonrió cuando entró a la cocina y su padre se levantó para abrazarla con fuerza, acariciando su hombro antes de sentarse de nuevo.

Se sentó junto a sus padres observando cómo la criada le servía una taza de café, le dio las gracias en silencio con una ligera sonrisa, empezando a comer de una de las piezas de fruta que habían sobre la mesa y a sacar su pequeño y delicioso regalo tras esta.

Kara no podía quejarse. Su vida era bastante cómoda, su familia era una de las más importantes de Krypton y sus padres, a su vez, dos de los jueces más prestigiosos del planeta. Ambos eran íntimos amigos de los gobernadores y su vida estaba basada en lujos, una casa grande, dinero... Pero un extraño vacío se había depositado en su pecho hacía unos meses, y no era capaz de descubrir qué era aquello que oprimía su corazón.

-Siento lo que voy a decirte Kara -habló su padre-, pero debemos viajar a Daxam hoy mismo.

-¿Hoy? ¿Por qué?

-Los gobernadores nos han encargado ir en persona a firmar el acuerdo de paz con los daxamitas, esta oleada de violencia debe parar de inmediato.

-No podemos seguir así, sabemos que la familia real no quieren una guerra así que iremos a proponer una paz para todos. Se acabaron las rivalidades innecesarias -continuó su madre.

Take You Home (SuperCorp)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum