Capítulo 3

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Con los últimos rayos de sol entrando ligeramente por las ventanas de la enorme sala, los padres de Kara se despidieron de los reyes de Daxam tras horas y horas de hablar. El acuerdo de paz por fin había llegado a ambos planetas y los que lo rompieran serían severamente castigados. Se seguían temiendo los enfrentamientos, pero no tolerarían un mínimo de violencia. Nunca más.

-Mamá ¿sabes si los daxamitas siguen comprando esclavos? -preguntó Kara una vez en la nave de vuelta a casa.

-Cariño eso ya no lo hacen, ahora son civilizados.

La rubia asintió ligeramente volviendo a apoyarse en el respaldo. ¿Entonces aquella chica había mentido? ¿Quién era? Recordó sus ojos verdes llenos de miedo y a la vez ese orgullo que le había empujado a encararla y preguntarle todo aquello. Era una chica valiente, de eso no tenía duda, pero ¿era también una mentirosa?

...

Una de las cosas que odiaba de ser la hija de la familia más influyente y conocida del planeta era que todo el mundo la reconociera, el tener que sonreír a todos y saludar cuando fuera necesario. Sí, no le importaba sonreír a los demás, ser educada, pero cuando la paraban por la calle para felicitarla, o para pedirle consejo o incluso chicos para pedirle una cita... acababa deseando salir corriendo.

Con todo eso llegó quince minutos tarde. Al llegar a su habitación había encontrado una nota con la letra de Jess citándola a las nueve en uno de los bares de la ciudad. Dentro su amiga ya se encontraba con una cerveza entre las manos mientras miraba divertida cómo varios chicos jugaban al billar. Le sonrió desde la puerta nada más sus ojos se cruzaron.

Jess era una chica encantadora de ojos marrones, pelo castaño claro con reflejos rubios y unos labios carnosos. Ella era su confesora, su mejor amiga y como su hermana.

Estaba tan acostumbrada a verla vestida con el traje de criada que cuando se levantó a abrazarla con aquel vestido ajustado de color azul marino, abrió muchos los ojos, mirándola de arriba a abajo.

-Joder Jess -sonrió-, estás preciosa.

-Tenía que arreglarme para la chica del cumple.

-¿Qué tal el día? -sonrió después de que uno de los camareros le pusiera una cerveza.

-Agotador, como todos. ¿El tuyo? ¿Conociste a Mon-el? -habló apresuradamente.

-Sí -soltó en una carcajada, dando un sorbo de su cerveza tras ello-. No está mal.

La chica rió mientras negaba con la cabeza.

-No entiendo qué clase de chicos te gustan.

-Tiene novia, creo.

-¿En serio?

-Le pillé besándose con una chica en el laberinto de arbustos que tienen en la parte trasera del palacio.

-Quien fuera ella -suspiró, haciendo sonreír a su amiga- ¿Y qué hacías tú sola por allí?

Kara dirigió la mirada a la mesa mientras sostenía el botellín en la mano, moviéndolo ligeramente con los dedos.

-Ocurrió algo raro -se inclinó para apoyarse con los codos en la mesa, acercándose a ella-, fui a dar una vuelta yo sola, y cuando entré en lo que serían las habitaciones de los empleados y sirvientes había una especie de jaula, dentro había una chica de pelo negro y ojos verdes... Lena, creo.

-¿Qué hacía allí?

-Me dijo que la habían secuestrado en su planeta, la Tierra... y que la compraron como esclava, pero que como se negó la encerraron allí.

Take You Home (SuperCorp)Where stories live. Discover now