La gran fiesta

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Narra Ike

Al llegar a la plaza principal de la ciudadela de Hyrule, Zelda y yo nos unimos a la alegre fiesta, todo el pueblo estaba reunido con gran felicidad y euforia, incluyendo numerosos Zora, Gerudo y Goron, entre otras razas, los cuales convivían con perfecta armonía unos con otros, este hecho seguía sorprendiéndome debido a que en Crimea, las razas tienden a pelear unas con otras, vislumbré incluso a los miembros del consejo real, los gobernantes de cada pueblo brindando en una de las mesas. 

Los pequeños niños hylianos corrían riendo al rededor de una enorme fuente, algunos infantes Zora lanzaban burbujas al aire y un par de nños goron cargaban a pequeñas niñas Gerudo sobre sus hombros para que atraparan las burbujas. Aquel ambiente de felicidad llenaba cada pequeño rincón del reino, sonreí al ver que al menos en un lugar del mundo, las personas eran felices y deseé profundamente que aquella dicha pudiera llegar algún día a los reinos que ahora están en guerra.  Había una alegre música de fondo ambientando el festival, tocada por varios juglares ubicados cerca de la puerta principal del castillo y toda la plaza estaba decorada con bellas lámparas de colores, de esas que tienen formas extrañas, las cuales proporcionaban una agradable combinación de tonalidades, además se percibía en el aire un delicioso olor a comida recién preparada. 

Cerca de la calle principal, distinguí a la pareja de yetis de la cima nevada, quienes hablaban con el rey, al vernos cruzar la ciudadela, nos saludaron animadamente y preguntaron varias veces por la salud de la princesa. Ella aseguró que se sentía completamente aliviada y él rey prosiguió a agradecerles el haber ayudado a su hija. Mientras charlaban, miré de reojo a la castaña, en mis labios, aún tenía la increíble sensación de aquellos besos que compartí con ella en el Templo del Tiempo, donde el único testigo del acto, fue aquella majestuosa espada que la princesa me había dicho que podría empuñar si es que una amenaza llegaba al reino. 

En mi mente, comenzaban a emerger cientos de preguntas.

¿Por qué me llevó ante la Espada Maestra?

¿Qué sería de nosotros ahora?

¿Ambos estamos enamorados?

¿Es esto un amor prohibido?

¿Por qué nadie apoya este ship? (ok no, ya no me volveré a meter en la historia, sigamos :3)

Después de compartir un rato agradable con la pareja de yetis, Zelda y yo nos acercamos lentamente a las enormes mesas de comida en las que habían servido un gran banquete, vi tanta variedad de platillos, que yo no sabía ni por donde empezar, me moría de hambre, así que me dispuse a servirme un gran filete de carne fresca cuando la sheikan, Impa, se acercó a la princesa Zelda sigilosamente, tal y como suele hacer esa mujer.

—¿En dónde estaban?— preguntó Impa seria, esgrimiéndonos a ambos con la mirada y colocándose entre Zelda y yo como si estuviésemos haciendo algo ilegal. Algunas personas miraron esta acción extrañados pero casi enseguida Impa se apartó adoptando un tono más discreto, permitiendo así que los curiosos dejaran de prestarnos atención. —Estuve buscándote toda la tarde, un mago llegó desde Embla y se alojó en la "Tasca de Telma" desde ayer, Chad dice que es probable que presente un espectáculo de fuegos artificiales esta noche, el maestre dijo que necesitaban tu autorización y tu no aparecías por ningún lado—. 

—Lo siento, dile al maestre Ludwig que el hechicero tiene la autorización de presentar el espectáculo, descuida Impa, Ike y yo solo... fuimos a caminar— dijo Zelda tímidamente, adoptando un ligero rubor en sus mejillas, el cual hacia resaltar lo tremendamente hermosa que es, no es por nada pero deseaba volver a besarla cuanto antes, era una necesidad para mí hacerlo y pronto.

Ike y Zelda "Amor Prohibido"Where stories live. Discover now