El escape y los secretos

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Narra Ike

La desesperada sheikan, Impa, había echado a perder toda la estrategia de escape que Soren, Link y yo habíamos planeado con tanto esmero.

La única buena noticia en medio de todo ese caos, era que la princesa Zelda, había conseguido salir sana y salva del castillo montada en uno de los caballos, me puse a rezar en silencio para que lograra llegar lo antes posible al puerto con Soren y así, subir al barco, sin que Impa o los guardias la alcanzaran.

Link y yo nos quedamos en el jardín combatiendo a los guardias, con la intención de ganar un poco más de tiempo para la princesa.

Marth estaba hecho una furia, de sus ojos resbalaban algunas pequeñas lágrimas de confusión y desesperación, durante el tiempo en el que mi compañía de mercenarios trabajamos para él, luchando en su favor en la guerra, jamás lo había visto tan alterado como en ese momento.

Blandía su espada con energía en todas direcciones con la intención de herir gravemente a Link sin conseguirlo, yo por mi parte desarmé a Roy con mi manodoble tras un largo combate arrojando su arma al piso.

—Agh... Ike, no sé cual sea tu plan, pero te aseguro que ¡no lograrán cambiar los designios del destino!—  exclamó Roy tratando de alcanzar inútilmente su espada, la cual estaba a unos pocos metros de distancia.

—¡Yo escribo el destino ahora!— grité
pateando la espada del pelirrojo lejos de él.

Roy corrió hacia su arma y yo me acerque hacía Link para auxiliarlo en su batalla con Marth, dudé realmente si debía hacerlo, pues fácilmente podía dejarlo ahí peleando solo y salir corriendo del castillo para reunirme con mi amada, pero desafortunadamente para mí, aquel hylian era fundamental para el plan en ese momento y evidentemente no lo podía abandonar ahí.

—¡Tenemos que irnos ya!— dije dirigiéndome al rubio con exaltación.
Sin embargo Marth no desistía en la pelea, pues continuaba lanzando estocadas a diestra y siniestra sin detenerse.

—Ike, ¡¿Qué le hiciste a mi novia?!— preguntó el rey mientras empujaba a Link y se abalanzaba contra mí con todas sus fuerzas y sin piedad.

Antes de que yo pudiera reaccionar, Marth me dio una rápida estocada en el pecho, la cual yo no alcancé a esquivar del todo.

Al instante, sentí un agudo dolor, palpé la herida superficialmente con mis dedos sintiendo como emanaban pequeñas gotas de sangre carmesí.

—Pensé que estabas de mi lado Ike, sabes, por un momento olvidé que eres un simple mercenario— dijo Marth dándome a entender que lo había traicionado. Y en cierto modo, era verdad ya que lo había servido con honor durante las arduas batallas.

Muchos caballeros comenzaron a salir del castillo a caballo en busca del otro fugitivo, o mejor dicho, de Zelda transformada en Sheik.
Nadie sabía que aquel individuo cubierto de vendas, era en realidad ella, sin embargo estaban decididos a encontrarlo a toda costa.

Marth se alejó de mí, dándome la espalda con gran indiferencia, dejándome gravemente herido en el suelo y posteriormente se unió a los caballeros para buscar a Sheik, subió a un caballo y se disponía a marcharse cuando Link valientemente lo derribó de la montura, el rey cayó al piso y se golpeó la cabeza violentamente quedando inconsciente, nadie pudo ayudarlo, pues todos los vasallos ya estaban fuera del castillo bastante lejos de su rey y Roy continuaba buscando su arma entre unos arbustos.

Ike y Zelda "Amor Prohibido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora