La boda

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CAPÍTULO ESPECIAL
¡Hola a todos! Espero de verdad que disfruten mucho de leer este capítulo tanto como yo disfruté de escribirlo ¡Comenzemos!

Narra Impa

"Mira Impa, ven, acércate, ésta hermosa niña que ves aquí, es la princesa, ella será la luz de este reino, mi pequeña hija, Zelda"—

No supe exactamente cuando, ni cómo y tampoco entiendo muy bien el por qué, pero hace diesisiete años, conocí a la princesa Zelda y aquellas fueron las palabras que su madre me dijo cuando ella nació...

Todo comenzó hace mucho tiempo, cuando la guerra azotó a mi pueblo natal y muchos de los sheikan se vieron obligados a huir a tierras lejanas, mi hermano mayor me llevó al reino de Hyrule, en el que se suponía estaríamos a salvo de las invasiones, pues éramos huérfanos y lo habíamos perdido todo.

Por suerte, la reina de Hyrule, una mujer joven y hermosa, nos recibió amablemente en el castillo y pronto mi hermano y yo pasamos a formar parte de la corte, sin embargo, mi hermano murió a los pocos días, debido a sus múltiples heridas sufridas durante la guerra, la tristeza me consumió por días enteros yo era tan pequeña que incluso ya ni siquiera recuerdo como se veía en ese entonces.

Afortunadamente para mí, la reina de Hyrule, me tomó bajo su protección y se encargó de cuidarme como a una hija, así pasaron los años y yo poco a poco me fui interesando por el arte de la guerra, pues la pérdida de mi hermano me atormentaba día con día, así que me propuse ser tan fuerte y valiente como lo fue él.

Aprendí por cuenta propia a luchar y mi sueño a partir de ese momento fue convertirme en la capitana de la guardia real de Hyrule y pelear en favor de la justicia.

Entrenaba arduamente golpeando árboles, corriendo o levantando jarrones con peso.

A mis once años, mi vida cambió drásticamente cuando me enteré de que la reina, daría a luz a una niña.

Aquella noticia tenía a todos en Hyrule tan eufóricos como nunca antes, yo en mi vida había visto tanta felicidad en un solo lugar y aquello, hacía que mi corazón latiera cada vez más rápido.

Cuando la princesa nació, la alegría reinó en todo Hyrule, aquel fue el día más bello de todos, recuerdo como el sol iluminaba todo desde lo alto y con sus rayos pintaba el cielo de un hermoso color naranja muy tenue y a la vez brillante.

La reina me miraba con una sonrisa enorme, jamás la había visto tan contenta, en sus brazos sostenía a la princesita con ternura y acariciaba sus delicados cabellos castaños, al tiempo que le cantaba dulcemente canciones de cuna, en especial una a que llamaban "Zelda's Lullaby" la cual desde ese momento se volvió mi canción favorita. 

Yo entrenaba durante el día pero todas las noches las pasaba en los aposentos de la reina, me gustaba cuidar de ella y de la bebé, siempre ayudaba en todo lo que podía y nada me hacía más feliz que estar con ellas. ¡Al fin tenía una familia!

Los reyes adoraban a la princesa y yo, poco a poco, me fui encariñando con ella, de echo comencé a considerarla como una hermana menor para mí.

Recuerdo que durante los primeros días, miles de barcos llegaban al reino desde muy lejos solo para ver a la bebé, reyes de todo el mundo ansiaban conocer a la hermosa niña, pues se decía que había sido bendecida con los dones de la mismísima diosa Hylia, la sabiduría y la belleza.

En una ocasión un barco gigantesco arribó al puerto una noche, yo salí por la ventana del castillo a ver quiénes venían al reino, permanecí escondida un largo rato hasta que ví que del barco, descendió una encantadora familia, una pareja con un niño, aquella fue la primera vez que vi al príncipe Marth y al parecer, éste era apenas un bebé de algunos pocos meses de nacido.

Ike y Zelda "Amor Prohibido"Where stories live. Discover now