La primera pesadilla

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Cal caminó por los pasillos polvorientos y vacíos de vida. Encontró muchas habitaciones a su paso, cada una tan monótona como la anterior. Nada diferente, nada que le pudiera dar una pista de cómo salir de allí o que es lo que había ocurrido. Siguió buscando, buscando porque sabía que Tessrin le había dado una pista "con sus limitaciones", pero a fin de cuenta una pista. Al cabo un de un tiempo largo y extraño en donde el cielo seguía igual pero el cansancio en su cuerpo ya se hacía sentir, la suerte apareció. Al abrir una muerta, un aire extraño y conocido llenó sus pulmones, paralizándolo.

Madre

Ese aroma especial de flores, cítricos y también estrellas. Aquel olor que solo su madre tenía.

La habitación estaba destruida por magia, una horrible enredadera de espinas cubría todo, la cama, los estantes y muebles, todo. Incrustados entre las ramas, partidos como papel, había cuadros de diferentes tamaños, se acercó a uno de ellos, un hermoso lago que parecía hecho de estrellas. Había visto muchas veces el trazo de su madre como para saber con certeza de que eso había sido dibujado por ella. Su cuerpo se paralizo. Ella había estado allí.

– Te dije que no te acercaras. – habló Tessrin detrás de él. Giró ligeramente y la observó con el rabillo del ojo. Los ojos de Tessrin brillaban con una emoción que él no pude definir. Lo único que sabía es que no era rabia por su desobediencia.

– Mi madre estuvo aquí. Está era su habitación ¿verdad? – preguntó con apremio.

Ella se quedó en silencio, su única respuesta fue morder su labio inferior. Por un largo instante el silencio fue lo único que les separaba en esa habitación llena de recuerdos. Cal Pensó que no hablaría, pero la muchacha era inteligente, buscó las palabras adecuadas y precisas para que la maldición no los dañara.

– Mi padre estaba muy roto cuando mi madre llegó, tan roto que madre tuvo que hacer muchas cosas para sanar su adolorido corazón. Por el amor de una mujer, él se había quedado con un reino destrozado, sin súbditos que lo adoraran y, sobre todo, sin el amor que él tanto anheló. No le quedaba nada y a pesar de eso, madre logró ayudarlo y poco a poco logró curar algo que parecía imposible. Sin embargo, siempre quedaron rezagos que ella jamás pudo curar. Esta habitación es uno de ellos. Un recuerdo de que el amor te puede quitar todo.

Cal se quedó como piedra, entendiendo al fin tantos secretos en su hogar, las relaciones tensas con la Corte Primavera, el llanto de su madre por toda la gente de esa corte que padecía hambre y enfermedad. La preocupación por todos cuando el bosque prohibido apareció.

Así que eso había sido. El gran secreto de sus padres, el hecho del por qué no hablaban de Tamlin. Su madre había estado primero con ese hombre y no solo eso, ella había sido la causante de la destrucción de su reino. Ahora entendía todo.

Tomó aire con fuerza, procesando la información con rapidez, tratando de buscar alguna frase que Tessrin pudiera responder sin ser lastimada.

– ¿Lo hizo feliz? – preguntó y al sentir como la enredadera se torcía en su brazo, aclaró con rapidez– Tu madre, ¿lo hizo feliz?

– Al principio. – se quedó en silencio por unos minutos y luego volvió a hablar. – Dicen que la magia siempre te pide algo a cambio. Cuando mi madre quedo embarazada, tuvo que dar parte de su vida para que naciéramos a salvo. No me di cuenta en mis primeros años, creí que era normal verla tan débil. – Tessrin negó con la cabeza, el dolor era casi palpable. – no entendí hasta que se embarazo de nuevo, todo lo que había dado por nosotros y lo que daría por el nuevo bebe. Padre lo sabía y cada día enloquecía un poco más por eso, intentando controlar algo que estaba fuera de su...– un dolor profundo en el brazo les hizo paralizar. Hablar de Tamlin era un camino peligro. Ambos hicieron una mueca de dolor y Tessrin tuvo que parar.

– La respuesta es sí. Lo hizo muy feliz antes de que nosotros naciéramos.

– ¿Qué paso? – preguntó, la curiosidad estaba ganando, aunque sabía que, si seguían ambos se harían daño.

– A veces cuando alguien muy querido muere, lo único que quieres hacer es proteger a los que te quedan. Y lamentablemente hay muchas personas que creen que el control es sinónimo de protección. – habló mientras miraba a Cal con intensidad. – algunos crean muros para contener todo lo malo alrededor, y lo llenan de bestias horribles para que otras bestias no aparezcan. – mientras hablaba, Cal se dio cuenta que Tessrin se refería al bosque prohibido. Así que pudo entender que el bosque se había creado a causa de la muerte de su madre, con el único deseo de proteger a sus hijos. – Pero proteger a alguien no significa controlarlo y contenerlo, no significa mantenerlo en una maldita cárcel de oro. No significa...

La enredadera se volvió a tensar alrededor de sus brazos, tan fuerte y rápido que Tessrin gimió de dolor. Demasiado, había sido demasiado. Tessrin cerró los ojos y contuvo las lágrimas.

– ¿Por qué no me hablas de por qué estamos aquí? – se animó a preguntar. La muchacha levantó la cabeza con rabia.

– ¿Crees que si pudiera te lo diría? – preguntó nuevamente hostil. La respuesta fue tan dura que Cal se enderezó y mantuvo distancia. El cambio de humor era parte del hechizo que los mantenía allí, ahora lo entendía.

– Tal vez podrías decirme...

– No te diré nada y si eres inteligente saldrás de aquí, la pesadilla comienza al anochecer. – habló y salió de allí dando un fuerte portazo.

– Aquí no anochece. – habló en voz alta, pero no recibió respuesta y como si ese mundo le quisiera dar la contra, la luz que entraba por las ventanas comoemnso a disminuir. Cal giró rápidamente solo para darse cuenta que la habitación estaba perfectamente ordenada y sin atisbo de las enredaderas de rosas.

– Que carajos... – exclamó con asombro mientras se pegaba a la puerta e intentaba abrirla. Nada. La puerta no se abrió. – Tessrin, abre la puerta. – Nadie respondió. Intentó abrir de nuevo la puerta. Nada.

El olor de su madre se hizo más fuerte en la habitación y a la vez un aroma comenzó a sentirse. El olor de macho, un macho que se acercaba.

Las puertas se abrieron con fuerza, tanta que votaron a Cal a un costado. Una bestia mitad lobo mitad león entró a la estancia. Rugió con rabia y dolor. Su pecho retumbo con el sonido. Jamás en su vida había escuchado algo así, tan fuerte y a la vez tan lleno de dolor, pena y miedo.

Cal salió a cuatro patas mientras la habitación era destruida.

Al salir vio a Tessrin apoyada en la pared, esperándolo con una tranquilidad escalofriante.

– ¿Qué mierda está pasando Tessrin? – preguntó sin importarle que la enredadera en sus brazos los dañara.

La muchacha se limitó a suspirar

– Las pesadillas de la casa han comenzado.

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Bueno si hay alguien allí, espero que este capítulo les haya gustado. Yo sé, los capítulos son cortos, es lo único que puedo darles por tanto trabajo y tantas cosas que hacer, lo lamento. Espero que, para fin de mes, como regalo de año nuevo les traiga otro.

¡Saludos! 

Una Corte de Venganza y Amor - Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora