2. Odio

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Golpear lo hace feliz. 

Me pregunto qué es lo que me hará si no me invento una excelente y creíble excusa.

¿Me abofeteará como lo hizo antes de venir aquí?

Miedo, nuestro alfa, alfa, alfa.
Ser su omega tiene que servir de algo.

Me llama nuevamente, bueno, está gritando.

La gente empieza a vernos, Mauro entiende perfectamente la situación y agradezco que sea el único que entiende español aquí.

— Pequeño escurridizo, vamos a casa —dijo esto achinando sus ojos, se que hoy me porté como un excelente actor pero este se lleva el premio, esa sonrisa casi me la creo. Esa sonrisa es de un maldito sádico, pero veo que algunas chicas lanzan suspiros. ¿:D?

— Te tomaste tu tiempo, alfa. — dije con sarcasmo, cariño, si estamos jugando a actuar tengo que sacarla del estadio.

Me va a ir mal, pero que valga la pena.

Que osadía, Cheiz levanta tu trasero de ahí y vamos a casa.

— Es-tá bi-en. —levanto mis brazos y digo en voz alta— Samuel, traduce mi despedida. "Adiós hermosos, bailan como los dioses"

Mauro se sorprendió por que lo llamara así, Dorian también abrió sus ojos como platos, mi regalo de cumpleaños me guiñó un ojo y tradujo. Todos aplaudieron, unas me mandaban algunos besos en el aire y otros solo humedecían sus labios. Que agradables personas.

Salimos del local.

— Cheiz.

— Hmm.

— ¿Qué hiciste?

— Perderme en lo verde de tus ojos, guapo.

No es momento para bromear pero ahg ya qué más da.

— Hoy sentí varias cosas, que no me pertenecían. Repito ¿qué hiciste?

— Te volviste médium, Dorian, sientes lo de otros y no sabes de quien, ahora te podrás contactar con espíritus. ¡Ya tenemos de que vivir!

¡Maldición, ya callate!

Mi cuerpo se tensó, obviamente, si usa la voz no puedo hacer mas que bajar la cabeza.

Cerré mis ojos y en vez de temer y pensar en qué me hará, recordé todo lo que hice hoy con Mauro, sus besos, sus caricias----

¡En qué demonios piensas! ¡Cheiz, confiesa qué hiciste!

Lo tengo que decir, la voz me obliga, rayos.

— Me acosté con un hombre.

Dorian tomó un largo suspiro, su ceño se frunció lo más que pudo, sus puños se cerraron y yo temí lo peor.

— Dime Cheiz, ¿te gustó?

Qué rayos.

— Quien sabe.

De rodillas.

— Mmmm.—intenté retar a la naturaleza.

De rodillas, ya.

Mis rodillas tocaron el suelo. Maldición, que frustrante. Quiero gritar.

— Te irás a casa "caminando" de esta forma. Camina Cheiz.

Cabe decir que todo el camino fue doloroso, ahora si sentí lo lejos que corrí de esa casa. Mi pantalón se rompió una cuadra tras empezar, Dorian seguía mi paso lento, llegamos unos quince minutos mas tarde.

Ugly [Omegaverse] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora