Ugly [Omegaverse]

6. Felicidad y realidad

Somos dos calvos tomados de la mano, caminando como ebrios de tanto reír.

Él cortó su cabello, todo, y aún así se ve igual de guapo como siempre.

Tras pagar los servicios a la mujer, salimos a la calle y por casualidad nos reflejamos en las ventanas de un auto.

No jodas, nos vemos graciosos, una pareja de calvitos. A la vez reímos y tras caminar una cuadra aún seguimos riendo.

— Dorian —al fin pude hablar, mi risa estaba cesando y detuve mi paso.

Sus ojos buscaron los míos, mi pecho se sintió apretado nuevamente, esto está matándome, alguien que me ayude y me explique cómo parar esto.

Me tomó de la cintura, apretó sus ojos y juntó nuestros labios, ahora mi corazón saltaba, está cosa se va a salir de mi pecho.

Mis piernas se elevaron, el me cargó sin cortar el beso.

— Cheiz, es poco pero quiero sanar lo que sientes. —si no fuera por el ruido de los autos estaría seguro de decir que su voz sonó quebrada.

Sí, es poco pero me ha llegado tu mensaje querido Dorian.

🌾

Dormí como nunca, esa noche no tuve miedo, esa noche sentí a Dorian en muchas formas, esa noche me hace creer que ya enloquecí y que caí en los encantos del alfa, esa noche lloré por estar abrazando al hombre que me llevó lejos de mi familia, esa noche me dejé llevar por la debilidad de ser un omega.

🔊 Beep Beep Beep

Mis ojos pesaban, abrí lentamente estos y estiré mi cuerpo aún acostado. Busqué con mis manos a Dorian, no estaba y temí haber soñado todo.

Bueno, si fue un sueño al menos puedo odiarlo con más facilidad.

Ojalá también fuese un sueño estar lejos de casa.

Me duché y vestí para bajar a la cocina, la primera persona que vi era la madre de Dorian.

— Buen día, señora.

— Buen día chiquillo.

No quería entablar una conversación con ella, así que busqué algo de comida pasando por el lado.

— Chiquillo.

— Digame, señora.

— ¿Has hablado con Dorian sobre el internado?

Ahg, el internado.

— No me ha comentado nada.

— Entonces yo te lo diré.

— Decirme ¿qué?

— Te vas e-----

— ¡Buenos días! —el calvo hace su entrada.

Su madre abre sus ojos de par en par al ver a su hijo sin cabello, suspira y sigue tomando su bebida.

— Dorian, pensé que odiabas estar calvo, desde que viniste del internado no hacías nada más que quejarte.— dice su madre moviendo su cabeza en desaprobación.