Sangre joven: El comienzo de una nueva era.

capítulo 30. Tenemos toda la noche.

ANAIRAM

Esto me esta afectando más de lo que debería. Harry es solo mi amigo. No debe importarme con quien este y a quien le pone las manos encima, pero es que me frustra la manera en que se encontraban, y las miradas divertidas que esa chica nos lanzaba.

Sin percatarme, había lanzado al suelo la mayoría de los objetos que se encontraba en la habitación. Estaba sumergida en mis pensamientos, que comenzaba a llorar de la impotencia.

¿Pero por qué me afecta?, ¿Tanto me ilusione con ese momento?. Suspire pesadamente y me lancé a la cama a llorar. No sabia muy bien el por qué de mis lágrimas, pero no las iba a detener, seria peor y prefiero desahogarme en estas cuatro paredes.

Cinco minutos después de tanto moquear escuche como movían la perilla con insistencia. Al principio fue solo para percatarse que estaba cerrada, pero ahora la mueven con más fuerza.

—¿Ana?—escuche como susurraba Harry. Me llenó una impotencia de repente—DEJAME SOLA, HARRY —Grite con todas mis fuerzas. Al ultimo ser que quería cruzarme era a él, no me apetecía ver su bello rostro.—¿Pero qué digo? —

Comenzó a insistir con la cerradura, pero no cedía, y agradecía por eso. De repente todo quedó en silencio y con eso sentí que ya se había ido. Me recoste nuevamente con mis ojos rojos e hinchados, tratando de descansar y olvidarme de todo por un momento.

—Anairam—susurraron. Abrí mis ojos de golpe y me levante de golpe. Lo miré al rostro con mis lágrimas saladas y ojos hinchados. Harry me miró sorprendido, pero después preocupado. Arrugó su ceño y me miró interrogante.

—¿Por qué lloras, Ana?—preguntó cariñosamente. Deje mis pensamientos a un lado y lo miré desafiante, ¿acaso no sabía o se estaba haciendo el desentendido?.

—Te dije que quería estar sola, ¿No lo entiendes? — mi voz salió más ronca de lo que pretendía. Harry me miró interrogante, pero no acotó nada, solo se quedo ahí, de pie, sin decir ni hacer ningún movimiento que me hiciera explotar de ira y golpearlo.

Sin prestarle más atención, me plantee hacerme la desatendía y no hablarle en lo que mi molestia se pasara.

HARRY

Esto se me esta saliendo de las manos. ¿Qué es exactamente lo que le esta pasando?. No creo que Ana sienta celos. Ni siquiera se si le importo en realidad y me duele admitirlo, pero así son las cosas.

Pero como me llamo Harry, haré que cambien, porque tú Ana, terminaras enamorada de mi, como ya yo lo estoy de ti, mi amor.

Con un suspiro salí de la habitación, dejándola sola.

Necesito hablar con Maximiliano, mi viejo y gran mejor amigo.

HUMTER

Me pesa todo el cuerpo. ¿Qué ha pasado?. De repente todo me llega de golpe, haciendo que habrá las ojos de par en par. <<Anairam>>

Su demonio a despertado, y es demasiado fuerte. Pudo con nosotros tres. Personas preparadas para la lucha. Es increíble.

Moví mi cabeza hacia un lado, Encontrándome con una Sofhia dormida. Se veía recuperada y estable, pero no podía decir lo mismo de mi. Me siento destrozado. Todo los músculos de mi cuerpo me duelen. Comienzo a quejarme tratando de conseguir una mejor posición, pero me es imposible con estos dolores.

En ese instante, entre tres relucientes enfermeras y me miran extrañadas, pero después me regalan una sonrisa tranquilizadora. La más delgada se a cerca al suero y le inyecta algo.

Siento como poco a poco mi cuerpo lo ingiere. Mis párpados comienzan a pesar y sin poner resistencia. Caigo en los brazos de morfeo.

MARIA

Terminé de desempacar todo. Ahora iré a ver a mi Harry.

Que lindo suena. Mi Harry

HARRY

Maximiliano es uno de los príncipes al igual que yo de un aquelarre. Nos conocimos cuando yo me instalé en el castillo con mis padres. Desde ese momento se ha vuelto mi mejor amigo. Somos inseparables. Tengo tantas cosas que contarle.

Lo he mandado a llamar, con una lechuza, recibiendo como respuesta, que llegaría al anochecer.

La tarde paso tranquila. Anairam no ha salido de la habitación y me preocupa un poco. Maria se ha pasado por aquí, y hemos podido fortalecer la amistad que teníamos de pequeños.

La extrañaba tanto. Tenia aproximadamente dos años sin ir a verlos. Luna me había pedido que viviera con ella un tiempo y acepte sin rechistar. Para mi, ella es como mi hermana. Varios reinos me tienen respeto por ella.

Al caer el sol, comencé a ordenar unos papeles que necesitarían mi firma. En medio del papeleo la puerta de la oficina se abrió. No le preste atención, seguramente es Maria, queriendo tener las típicas charlas

—No sabia que estabas tan ocupado —dijo su voz. Sorprendido levante la vista. Recostado de la madera se encontraba Maximiliano Ruis. Cabello castaño, ojos negros, moreno y de cuerpo atlético. Mi mejor amigo había llegado.

Sonreí y me levante del escritorio. Camine rápido hacia donde se encontraba y lo estreche en brazos, dándole unas palmaditas de saludo.

—Tanto tiempo, Max—susurré. Me miró con una ceja alzada y sonrisa de pícaro. Típico de él. —No sabia que me echabas de menos, amigo —Dijo con voz divertida.

Lo miré sonriente y negué lentamente. A veces se me olvidaba el poco sentimentalismo de Max.

—Ven, ven. Toma a ciento —dije cambiando de tema. Me miró divertido, pero no acotó nada. Se sentó en el sofá y yo junto a él.

—Cuentame, ¿Qué has hecho? — dijo tranquilamente —¿Luna te tiene prisionero?—soltó graciosamente.

Sonreí —He estado aquí y allá—susurré bajito —Han pasado mucha cosas, Max— hablé tranquilamente.

Maximiliano miraba todo con adoración. Se más que nadie que le encantan los lujos, pero muy, muy dentro de él. Tiene un gran corazón —aunque no palpite claro ésta—
Solo que lo oculta con el sarcasmo y a veces, los malos tratos. Todavía no entiendo como somos amigos.

—Tenemos toda la noche —contestó con una sonrisa ladeada.

Nunca cambias Maxi.

DESCONOCIDO

Anairam Miler, mi Ana. Siempre tan confiada. Quisiera ya tenerte conmigo, pero tengo que esperar. Necesito que tus poderes fluyan y los puedas controlar.

Espero que tengas los ojos muy abiertos, porque estaré más cerca de lo que crees, y ni siquiera, tu preciada familia, podrá ayudarte.