Capitulo 42. Final

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Capitulo final.
Los leo.

HARRY

Todo es un caos, un maldito caos. Guardias peleando por aquí y por allá, mientras que otros se hallaban tirados en el suelo, junto a sus charcos de sangre más oscura que la de los mundanos. El castillo en lo mas alto, estaba todo incendiado, el humo y las llamas era lo que más llamaba la atención, le daba como un aspecto más terrorífico a esta batalla.

Pienso que el tiempo y el cielo sabían sobre esto, porque poco a poco estaba llegando la noche y con ella la luna llena y sin una estrella que alumbrase el cielo.

Gracias a la oscuridad, Ana esta oculta en un lugar seguro. El santuario era como el limbo, no estaba ni en este, ni en el otro mundo, era un intermedio, solo podíamos pasar por las celestinas, cuyas mujeres ya sabían de nuestra llegada y nos estaban esperando. El portal por así decirlo, era una cabaña muy pero muy cerca del castillo, es desolada y aunque entres, no podrías ver nada, al menos que ellas te lo permitan.

Sofhia y yo corríamos todo lo posible, ella en loba y yo como el vampiro experto que era. Mis colmillos relucientes hacían a más de uno flaquear en mi presencia, mientras que con la loba no podían ponerse a detallarla ni un segundo, puesto que sus cabezas ya saldrían rodando. Sofhia siempre se iba al grano, tenia muy en cuenta que eran ellos o nosotros.

Tratábamos de llegar al castillo para ver donde estaban los demás. Solo soldados se encontraban en el frente y por primera vez tuve miedo, miedo a que perdamos esta batalla.

ANAIRAM

Despierta, despierta, despierta...

¡despierta!, ¡despierta!, ¡despierta!

¡DESPIERTAAAA!

Abrí los ojos de golpe. Todo se encontraba completamente callado, no como en mi sueño. Una voz que me susurraba poco a poco y después más rápido, para gritarme lo más fuerte que despertase. Me dolía la cabeza. Llevando una mano a mi frente para restregarla me di cuenta que no estaba sola. Me quedé quieta, y mi respiración se atasco. Habían doce mujeres a mi alrededor, formaban un circulo y tomadas de las manos se balanceaban.

¿Qué está pasando?, ¿Me han secuestrado acaso?. Comencé a hiper ventilar, pero ellas no hacían nada, no acotaban y no habrían sus ojos. Poco a poco me sentí con más energía de la que debería y como si fuera una necesidad alce la vista y la pegué al reloj que sonaba ajeno a la situación. Marcaban las diez y media de la noche, sorprendida por mi sueño tan profundo me puse a pensar en los chicos, ¿Dónde estarán?. Me asuste. Tenia miedo, miedo a lo que en pocas horas iba a pasar. Había supuesto que aquí es a donde Sofhia me quería llevar antes de mi repentino desmayo. Subí las piernas pegándolas al pecho y me las abracé. No quería estar aquí. Me hacia ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.

¡Madre mía!, falta poco para transformarme y siento un poco de curiosidad.

De repente las doce callaron y abrieron sus ojos rápidamente. Cuencas vacías, de color blanco como la misma luna me miraban, sentía que lo hacían y por instinto me encogi más en mi lugar.

—Necesitamos que repitas con nosotras, Ana— habló la señora del frente. Asenti. Verla me causaba escalofríos y algo dentro de mi me decía que mejor ni acotar.

Σελήνη, φεγγάρι, φως που η νύχτα είναι μεγάλη και χρειάζομαι τη βοήθειά σου— repitieron. Las miré sorprendida, yo apenas y se español. Ellas fluían en esa lengua como si hubieran venido de ahí.

Sangre joven: El comienzo de una nueva era.Where stories live. Discover now