CAPÍTULO 24.

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El teléfono de Stilinski rebotó por todos los rincones de aquel lugar. Era su padre.

—Hola, papá. Ya sé qué estás enfadado...

—Oh, estoy mucho más que enfadado. He llegado a tal nivel de furia que no te puedes ni imaginar.

—Vale, cuando vuelva me castigas y punto.

—¿Castigarte?—preguntó incrédulo—. Te voy a cortar las piernas. Ahora, por favor, solo dime que estás a salvo.

—¿Quieres que mienta?

—Oh Dios. Bueno mira dime que puedo hacer. ¿Cómo puedo ayudar?

—Lydia estaba en el instituto y le hemos dicho a Mason que fuera a buscarla pero no sabemos nada. No sé papá, no sé que estoy haciendo. Yo solo intento salvar a mis amigos.

—Está bien. Encontraré a Lydia y a Mason. Tú ve a por Scott y Kira. Salva a tus amigos.

—Papá, si hay un berserker en el instituto vas a necesitar armas. Muchas.

Y colgó.

—¿Qué hacemos ahora?—preguntó Liam.

—¡Cuidado!—gritó Malia y cogió del brazo al beta.

Había aparecido un berserker. Peter los apresuró a todos de inmediato para salir corriendo de allí.

🖤🖤🖤

Braeden y Derek seguían en el mismo lugar donde les habían dejado.

—¿Aún puedes disparar?

—Sí. Sí.

—Muy bien—dijo ella y le pasó un arma.

—Aguanta un poco te pondras bien.

—Es una herida mortal—murmuró Derek—y en ese momento siento que me muero.

—No voy a dejarte morir.

Braeden levantó la mirada y notó que algo se acercaba.

—Creo que deberías concentrarte en salvarte a ti misma.

Se alejó un par de pasos de Derek y se escondió tras una pared. Entre las tinieblas apareció un berserker y Kate Argent.

Braeden salió de su escondite y no tardó en apuntar hacia ellos. Las municiones comenzaban a escasear puesto que parecía que a ellos no les hacía nada. Llegaron a su encuentro y la cogieron por el cuello hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo.

—¿Cuánto te pagan?—preguntó Kate mostrando su rostro transformado.

—Mucho más de lo que vales.

Las calaveras hicieron acto de presencia al instante. Todos bajaron de los vehículos y comenzaron a disparar. Emily cogió el arma con fuerza y fue detrás de Argent. Su ritmo cardíaco comenzó a aumentar, la adrenalina recorría su cuerpo. Sus pies entaconados trotaron hasta su prima.

—¿Estás bien?—preguntó tras ayudarla a ponerse de pie.

—Sí, ¿y tú?

Emily asintió.

—¿Dónde están mis amigos?

—Dentro, ve.

—Chris voy dentro, ocúpate de tu hermana. ¿La herida está controlada?

—No pierdas el tiempo, corre.

Volvió a asentir y salió corriendo de allí. Forzó la vista ante aquella oscuridad dentro de la iglesia. Se dejó guiar por el ruido y esquivó todo tipo de piedras. Era un gran reto ir a un sitio así con tacones tan altos. Si tan solo la jefa de las calaveras le hubiera dado la opción de cambiarse de calzado no optaría por la posibilidad de doblarse un tobillo.

Porque te quiero [Stiles Stilinski]Where stories live. Discover now