Solamente te quiero a ti [#STQAT 1] [TERMINADA]

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Butch

Ahora me acuerdo lo qué es conocer a Bellota. Es como quitar todos los cabellos de un perro del suéter. Una travesía complicada pero muy entretenida.

—¿Te podrías quedar quieto? Joder. No sirves para retratos. Te mueves más que mi padre en partido de fútbol. —dice ya harta de borrar la misma línea que traza, una y otra vez. Lo siento chica pero no puedo estar quieto.

—Lo siento chiquilla, pero mi trabajo es salvar personas, no ser modelo de retratos.

—Deja de llamarme así. Parece que soy una mocosa mimada de siete años. —dice  tomando un mechón de cabello para pasarlo por detrás de su oreja izquierda. —Además imagínate que algún día quieren hacer un retrato tuyo para la portada de un libro, no podrán hacerlo si eres un crío inquieto. —dice mirándome con rabia en los ojos. —Ahora sí podrías girar un poco y mirarme a los ojos.

Primero que todo. No debería estar aquí. Debería estar en mi casa comiendo alguna deliciosa comida de Nana. Segundo no puedo hablar con ella. Seguramente en cualquier momento se dará cuenta de quién soy. Y tercera, ¡¿por qué coño estoy dejando que me retrate?!

Tengo tres razones para irme de aquí lo más rápido posible. Pero tengo una razón, más importante que las anteriores, para quedarme aquí, en el balcón con Bellota.

Sacar información.

Cuando está Butch con Bellota, son dos bombas de tiempo sarcásticas. Nunca dicen lo que realmente sienten.

En cambio si está Verde con Bellota, tal vez sean más sinceros el uno con el otro. Y así pueda saber información útil.

Esto va a estar interesante...

—Te dejaría de decir chiquilla, si me dices de una vez por todas tu nombre. —respondo apoyando mi mentón en la palma de mi mano y mientras sonrío de lado

—Hagamos un trato, yo te digo mi nombre si tú me dices el tuyo. —la miro para que hable primero ella. —Vale. Supongo que empiezo yo. Mi nombre es Urraca. Ahora dime el tuyo. —sonríe de lado.

Siempre tan pésima para los chistes.

—Mi nombre es Verde. —la imito haciendo la misma sonrisa burlona. Su ceño suave se convierte en uno de vieja desquiciada.

—Ese no es tu nombre.

—Tampoco el tuyo.

—¿Cómo sabes qué no es mi nombre? ¡Oh no por Dios! —se pone de puntillas en la reposera y me mira mal, muy mal. —¡Eres un acosador! ¡Hostia puta! —toma el cuaderno de dibujos con la intención de pegarme.

—¡Ehhh! ¡No! ¡No soy un acosador! Nada más supongo que no te llamas "Urraca". Además me acabas de comprobar eso. —sus ojos primero tienen confusión, luego alivio y al final tienen inocencia junto con picardía.

—Ehhh... bueno puede ser que no me llame Urraca. Pero tú tampoco te llamas Verde. Así que....

Esto era más complicado de lo que pensé. Si ella me dice su nombre verdadero, yo le debería decir el mío. Pero está más que claro que no se lo diré. Y si le digo otro nombre, tal vez me busque con el nombre equivocado y tal vez tenga muchos problemas por eso.

—Bueno en este caso no dirás tu nombre pero yo tampoco diré el mío.

—¿Y cómo piensas llamarme? ¿Chiquilla de nuevo? Ni de coña. —cruza sus brazos y me mira con desaprobación.