Capítulo 4 - Incendios de nieve (I)

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Amiguetas, ¡ya vamos por 2.1k de visitas! Jamás había imaginado que esto tendría esta repercusión la verdad. Estoy poniendo muchísimo esfuerzo y amor en esto y espero que realmente lo estéis disfrutando. Para mí está siendo maravilloso. Habrá varios capítulos llamados así en referencia a esta canción, así como notita (y un poco lo que podéis esperar).

Canciones de este capítulo:

- Incendios de nieve, de Love of Lesbian

- There's nothing holdin' me back, de Shawn Mendes

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Hell (Mimi):

Me desperté muy tarde, cuando el sol estaba ya muy alto y Ricky había abandonado la comodidad de la cama para trabajar. Aparecí en el salón completamente despeinada y restregándome los ojos como una niña pequeña.

-Buenos días, bella durmiente.

-Hm... Hola.

-¿Café?

-Chí – Contesté haciendo un puchero mientras me acercaba a mi amigo y le abrazaba – Joder qué sueño tengo.

-Pues ya es bien tarde, ¿eh? Son las doce y media.

-¿Cómo me has dejado dormir tanto?

-Estabas agotada, se te veía en la cara. Tanta adrenalina del concierto te dejó para el arrastre, ¿eh?

-Como si hubiese tenido una resaca de tres días – Me tendió una taza – Madre mía qué bien huele esto. Me siento como si volviese a la vida.

Me senté el sofá con la taza entre las manos mientras daba sorbitos de la taza. Me estaba recomponiendo mejor que la cena de anoche. Mientras, me puse a darle vueltas al sueño de la noche anterior: a esa Ana con un vestido rojo largo, de fiesta, abierto por la espalda, mientras me decía aquello de la conexión especial, de que estábamos hechas la una para la medida de la otra. Como si fuésemos piezas de un puzle. Me invadió una sensación de calidez, distinta a la de por la noche; era más bien confort y comodidad. Y luego me acordé de eso del miedo que teníamos las dos. Era verdad que jamás había sentido algo así: iba picando, aferrándome a esas mariposas que a veces se formaban, pero esto era nuevo, y daba mucho miedo. Sin embargo, a pesar de tener tanto miedo, veía también calma y serenidad, algo que no percibía desde hace bastante. Mi vida era un caos constante desde hacía algunos años, pero pensaba que Madrid me iba a dar la oportunidad de poder asentarme un poco más y pensar de verdad a lo que me quería dedicar. Y quizá Ana fuese también ese ancla que me iba a ayudar a establecerme. Era la sensación que me daba.

Recordé que tenía su número guardado, y se me puso una sonrisa en la cara. Cogí el móvil y abrí su chat. Ana Banana rezaba su nombre de contacto. Me moría de ganas de escribirle algo, cualquier tontería. Seguro que estaba trabajando ya y que apenas miraba el móvil mientras se dedicaba a escribir y editar. Pero quería escribirle algo y que viese que ahí estaba. ¿O era demasiado pronto? Le di otro sorbo a la taza. Le estaba dando demasiadas vueltas a un mensaje. Hostia Mimi, con lo que tú eras y que ahora te dé vergüenza esto, pensé mientras miraba la pantalla del teléfono fijamente. Era un ahora o nunca. Recordé otra vez lo que mencionó en sueños: o lo dejaba pasar o lo hacíamos y ya veíamos.

Lo hacemos y ya vemos, Miriam Doblas, pensé mientras abría el chat y le escribí lo primero que se me pasó por la cabeza.

Hey, Ana Banana
Soy Mimi
Me diste tu número ayer

Bueno, que te escribía para ver si te apetecía que nos tomásemos hoy una caña

Tú y yo
¿Te viene bien a las 9 en Tribunal?

Sweeter than heaven, hotter than hell // WarmiWhere stories live. Discover now