Capítulo 15 - El hambre invisible

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Canciones de este capítulo:

- Love on the brain, de Rihanna.

- El hambre invisible, de Love of Lesbian.

- Braveyard, de Lucía Scansetti.

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Hell (Mimi):

Escuché a Ana dar voces por la escalera y al abrir la puerta del piso se me tiró encima.

-¿Estás bien?

-¿Qué si estoy bien? – Se separó de mí y me tiró un trozo de papel algo arrugado a la cara. - ¡Que dejo los fines de semana, Mimi! ¡Que me voy a "Amanece que no es poco"!

-¿El programa de Carmina?

-El mismo.

-¡Dios, pero eso es maravilloso! – Me lancé a abrazarla de nuevo.

-No me lo puedo creer, de verdad. Se acabó estar allí las madrugadas...

-Vas a tener que madrugar mucho igualmente.

-Pero voy a estar en un buen sitio, por suerte. – Me miró sonriéndome, algo más tranquila. – Te juro que no me lo puedo creer.

-Te lo mereces, amor. Después de todo lo que has trabajado te lo mereces.

Me besó delicadamente y yo correspondí el roce de sus labios con fiereza. No quería admitirlo pero estaba celosa. Le estaba llegando todo casi dado del cielo y a mí me mataba estar estancada con lo mío. Estábamos avanzando cosas con Ricky pero no era lo que yo esperaba, necesitaba resultados ya, y me estaba ahogando no ver nada.

Necesitaba desahogarme, y quizá el sexo no fuese la mejor manera pero lo sentía así. La llevé a la habitación y la desvestí rápidamente, sin dejar tiempo a que reaccionara. La coloqué boca abajo en la cama mientras la acariciaba el pecho y besaba su nuca. Su cuerpo me recibió con gusto y se abrió de piernas casi automáticamente.

-Uf, Ana... Joder. – Susurré contra su cuello mientras hacía que elevara ligeramente las caderas y apoyase el peso en las rodillas y codos.

-Mimi... - Gimió de manera ahogada, intentando buscar el contacto que no le quería todavía dar.

-Silencio, amor. Despacio. Vamos a ir despacio.

Sus piernas se abrieron más todavía y una mano recorrió su sexo, ya totalmente húmedo. Me mordí el labio y me acerqué a su oído.

-Que le den a ir despacio, Anita. Vas a flipar.

Introduje lentamente dos dedos en ella y la noté más apretada que nunca. Ahogó un gemido en las sábanas y jadeó cuando los curvé dentro de ella.

-Mimi... Mi-mimi... - Su respiración era errática, sus manos agarraban con fuerza las sábanas y tenía la frente apoyada en el colchón.

-¿Qué pasa, amor? ¿Qué te ocurre?

-M-más...

-¿Quieres más? – Mi pulgar rozó su hinchado clítoris y tuve que sujetarla para que no se moviese demasiado de la cama. – Shhh, fiera... Que nos vas a tirar.

-Por favor...

-¿Por favor qué, mi amor? – Susurré con la voz más lasciva que pude poner.

-Hazme llegar ya.

Moví mis dedos todo lo rápido que pude y noté cómo cada vez se contraía más; tenía dificultad para moverlos pero aún así alcancé a hacer garra de nuevo en su interior. Gritaba cada vez más alto y yo me sentía morir escuchándola. Después de varias embestidas fuertes, Ana se deshizo totalmente entre mis manos gritando mi nombre y empapando mi mano. Su cuerpo se venció sobre el colchón y yo saqué mis dedos con cuidado para no hacerle daño, para después tumbarme a su lado y besarle la sien con delicadeza.

Sweeter than heaven, hotter than hell // WarmiWhere stories live. Discover now