Capítulo 13 - Atlas

2.1K 118 14
                                    

Canciones de este capítulo:

- Atlas, de Siloé.

- Tierra, de Xoel López.

- Nana noir, de Carmen Boza.

//

Heaven (Ana):

Mimi no tardó en procurarme toda serie de caricias y mimos. Sus manos se paseaban por mi cuerpo desnudo y mi boca abierta suspiraba ante su tacto. Pronto fue su boca la que quiso unirse, y empezó prodigándome besos en el cuello que aumentaban de intensidad a cada segundo que pasaba. Aquello que empezó siendo sutil y delicado acabó siendo pasional y casi salvaje.

Se sentó a horcajadas sobre mí y atrapó mis brazos por encima de mi cabeza. Su sonrisa perversa me iluminó y me provocó demasiado calor por todo mi cuerpo, pero la gran parte se concentraba en un punto concreto de mi anatomía que ella ansiaba por descubrir de nuevo. Sentía la humedad empapando mi centro y mis ganas aumentar.

Mimi no quiso apenas esperar y me abrió las piernas con fuerza. Bufó al ver mis bragas del bikini completamente empapadas. No se molestó en terminar de desvestirme. Su urgencia me sorprendió.

-Joder, Ana, joder... - Pasó una mano por la tela y gruñó.

-Qué. – Gemí y me incorporé un poco, apoyándome sobre los codos.

-Qué putas ganas de follarte.

Pasó la lengua por encima y yo volví a tirarme en la cama. Necesitaba que por fin profundizara sus caricias y me diese lo que necesitaba. Y como si me leyese la mente, me arrancó las bragas con poca delicadeza y pasó dos dedos antes de profundizar más. Duro. Fuerte. De una manera que no me esperaba. Sus ganas eran incontrolables, casi más que las mías. Me vi en poco tiempo sobrepasada y llegando a aquel punto de no retorno. Mimi añadió su boca a sus atenciones y apenas unos segundos después sentí mi cuerpo convulsionar y deshacerme entre sus dedos. En vez de retirarlos, esperó a que me recuperara para volver a retomar ese ritmo al que no estaba acostumbrada. Sus ojos verdes estaban oscurecidos. Clavó su mirada en mí y me quise morir. Nunca la había visto así, tan ávida, tan deseosa.

Tan necesitada.

Una de sus manos enganchó uno de mis pechos por encima de la camiseta y lo agarró con fuerza, casi haciéndome daño. Gemí y una de mis manos subió hasta su posición para aflojar su mano. Rió brevemente sobre mi sexo y volví a correrme, más intensamente que la primera vez.

-Pienso cobrarme ahora mismo todos los polvos que no hemos echado en dos meses y unos días. – Susurró cuando logré recuperarme del segundo. – Y van dos, por las dos primeras semanas, me quedan todavía unos cuantos...

-Mimi, por favor... - Supliqué mientras volvía a profundizar en mí con sus dedos.

-¿Qué, Anita? – Gemí al escuchar su voz grave.

-Sólo una vez más... No puedo más.

Se rió y tardé menos tiempo del que esperaba en volver a precipitarme a un orgasmo silencioso, ahogado en mi propia garganta y en una curva imposible de mi espalda. Cuando por fin mi cuerpo se calmó, Mimi sacó sus dedos y suspiré ante la pérdida de contacto. Se acurrucó a mi lado y me abrazó.

-Dios, Banana, no sabes lo que he echado de menos esto... A ti entera. A tu cuerpo.

-Ha sido un poco intenso de más. – Dije con un hilo de voz.

-Pero... ¿Estás bien?

-Sí, sí, pero no te esperaba tan... Pasional.

-Bueno. – Rió en mi nuca. – Han sido más de sesenta días sin estar contigo.

Sweeter than heaven, hotter than hell // WarmiWhere stories live. Discover now