Consideraciones (I)

774 43 4
                                    


Cuatro mil días después de aquel año obcecado

El paso del tiempo es irreversible, imparable, imposible de contener y difícil de medir. Las semanas, los meses, los años... Todos pasan, todos van dejando su pequeña huella, van arrancándonos el aliento.

Diez años dejan mucha huella. Pero sobre todo, tú la dejaste.

No ha habido ni un solo día en el que no te haya pensado o imaginado, creyendo por un breve instante que estabas de nuevo conmigo, a mi lado.

Detecto que al fin te dignaste

Sin embargo no sé qué ha sido de ti. Sólo pervives en mi recuerdo, en esa foto fija de hace diez años. Tu cara, tus ojos, tu voz... Para mí nada ha cambiado, aunque sepa que sí.

Me he aferrado a tu recuerdo como quien se aferra a un clavo ardiendo.

A cumplir con la cita inaudible

Han pasado ya diez años desde que decidimos dejarlo. Cuatro mil días después de terminar ese breve encuentro en nuestras vidas. Demasiado tiempo que nunca he sabido cómo gestionar o afrontar, porque aunque nos dijéramos de todo aquel día, dejaste tu huella. También cicatrices que he aprendido a curar con el paso del tiempo, y muchas reflexiones que han hecho que cambie durante todo este tiempo.

Y me alegro y me enfado a la vez

Y perdóname si te digo que te sigo queriendo, y que a veces me duele que no sigamos juntas, y que tampoco sepa cómo perdonarte (y perdonarnos) aquellas cosas que nos dijimos. Porque me duele, pero no íbamos a poder ir a ninguna parte siendo así. No estábamos como para seguir andando de la mano.

No sé si tú habrás cambiado.

Pero diez años después, yo sí.

Sweeter than heaven, hotter than hell // WarmiWhere stories live. Discover now