Capítulo 8 - Volver (II)

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Vamos a ver. Esto va por 10'2K de visitas, cada vez comentáis y votáis más y yo estoy hiperagradecida y bendecidísima con todo en general. GRACIAS (como siempre). Este capítulo es el comienzo del que he llamado "Arco de Tenerife"; a lo mejor no está tan interesante como lo ocurrido anteriormente pero voy a centrarme en el desarrollo de los personajes. Irá desde este hasta el capítulo 11-12 (todavía no lo tengo muy seguro). Sólo espero que os guste tanto o más que los demás y que muchas gracias por seguir. Es un poco cortito pero he tenido poco tiempo para escribir y no quería ni daros algo malo por extenderlo demasiado ni  fallar a mi fecha de publicación.

Canciones de este capítulo:

-Volver, de Ana Guerra (era necesario).

- Videogames, de Lana del Rey.

-Light me up, de The Pretty Reckless.

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Hell (Mimi):

Los últimos días con Ana en Madrid se me hicieron demasiado cortos. El viaje a Granada había sido un acierto a todos los niveles pero apenas quedaba una semana para que se fuera y ya la estaba echando de menos. Me pasaba todos los días en su casa –ya había trasladado mis cosas a su piso– y estaba enganchada a ella como un koala. Ana se reía y me correspondía pero intentaba reducir el contacto porque sabía que separarnos durante tres meses al principio de nuestra relación no iba a ser fácil.

Iba a trabajar el mes de junio y julio en la academia dando clases intensivas; un dinero extra que no me iba a venir nada mal para ahorrar y quizá empezar a pensar en buscar otro piso para que Ana y yo viviésemos juntas. Era una idea un poco estúpida pero pensar en ello me hacía ilusión. Me parecía algo plausible; al fin y al cabo casi pasaba más tiempo en su casa que en la de Ricky, en la que estaba ya molestando.

Pero la inseguridad me invadió: ¿y si Ana pensaba que estaba aprovechándome de ella y de su piso? Fue un pensamiento fugaz aunque dañino. Ella confiaba en mí y mientras mi cabeza haciéndome sentir mal. Intentaba borrarlo pero no se iba. Ana era generosa y daba más de lo que tenía en muchas ocasiones; que me dejase su piso era una muestra de ello, y de que tenía una confianza tremenda en mí. Y yo sin embargo pensaba que podría pasarse por su cabeza que me había aprovechado de su piso y de que era preciosa y quería estar provocándole cosas indecentes todo el rato a cambio de nada. Ella no era así, pero mi cabeza estaba convencida de lo contrario. Cada vez que algo bueno llegaba a mi vida tenía que estropearlo así, haciéndome pensar cosas que no eran del todo ciertas –o que eran mentira, como este caso- y creándome toda clase de inseguridades. Acababa yéndome por miedo a hacer daño. Y las ganas de huir estaban allí, asomando la cabeza.

El día que Ana se marchó lo pasé francamente mal. La acompañé al aeropuerto y al dejarla en el control me puse a llorar. Ricky había venido también a desearle suerte y me consoló mientras volvíamos a casa.

-Venga, Mimi... Que en nada está de vuelta. Además, en agosto tienes vacaciones y puedes ir a verla.

-Ya, pero es que la echo de menos...- Dije, intentando calmarme.

-Vale que estás enamorada hasta las trancas pero creo que te ocurre algo más.

-No, Ricky, en serio...

-Maricona que nos conocemos.

-Por favor...- Supliqué con los ojos rojos de llorar.

-Te subes a casa y hablamos.

Hicimos el resto del trayecto en silencio, y yo mientras me comía la cabeza pensando en cómo podía salir de allí, de lo que tenía con ella, porque me acojonaba hacerle daño. ¿Y si allí se enamoraba del técnico de sonido? ¿Y si volvía con su ex? Las preguntas no dejaban de acosarme y una jaqueca bastante importante se instaló en mí. Quería meterme bajo el nórdico, aunque fuese casi verano, y desaparecer.

Sweeter than heaven, hotter than hell // WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora