Capítulo III: Tell me what to do.

2.7K 205 7
                                    

«No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria».

[Dante Alighieri]

Draco estaba sentado en una de los sillones del salón de Pansy. La chica le había dicho que había encontrado algo que le ayudaría a superar su trauma por haber estado en Azkaban. Trauma que Draco le aseguraba a la chica no tener. Pero tampoco se iba a poner a discutir por ello, lo dejaría estar y respondería lo que la mujer preguntase. ¿Qué podía perder?

—Vale, he encontrado un libro que habla sobre maneras de tratar experiencias traumáticas y vamos a empezar por algo sencillito —suspiró Pansy y sonrió en grande.

—Pansy, sinceramente, esto me parece una soberana estupidez —indicó el rubio y ella puso los ojos en blanco.

—Cállate y hazme caso —replicó.

Draco suspiró con pesadez y se acomodó en el sillón tal y como la pelinegra le decía. Escuchó el tatareo de la chica al leer las indicaciones del libro mientras él esperaba.

—Vale, cierra los ojos. —Draco hizo lo que se le decía.

—Vale, ahora concéntrate y evádete de tu alrededor, vuelve al tiempo que pasaste allí y trata de recordar momentos en los que hayas sentido miedo, angustia, tristeza o cosas así —resumió la mujer a medida que leía—. La mejor manera de enfrentarse a algo es conociéndolo y examinándolo desde dentro.

El chico respiró profundamente varias veces concentrándose en los recuerdos que tenía de Azkaban. Se mantuvo en silencio varios segundos mientras se hundía en su memoria y dejaba que el pasado lo rodease.

...

—Bienvenido a Azkaban, chico —dijo uno de los aurores que lo llevaban con burla.

—Tienes suerte de que te hayan designado a este bloque —rumió el otro—. Sé de algunos presos que no dudarían en matarte.

Draco fue empujado a la celda, viendo como las rejas se cerraban detrás de él. Sus ojos se estrecharon examinando la celda sucia y fría. Irónicamente se parecía bastante al estado en el que había estado la Mansión Malfoy los últimos meses.

«Hogar, dulce hogar», ironizó en su mente y soltó una carcajada seca.

Se sentó en el catre y entrelazó los dedos de sus manos. Analizó cada minuto de su vida antes de que comenzase el camino a Azkaban llegando rápidamente a una clara y única conclusión:

La había cagado.

¿Qué se le había pasado por la cabeza al besar a Granger? Sin tener en cuenta el hecho de que la había besado delante de todo el mundo. De Potter, de Weasley, de su madre, de los aurores, básicamente cada alma en aquel sitio había visto la forma en la que estampaba sus labios contra los de Granger.

La poca cordura que le quedó tras la guerra se había ido en cuanto sus labios tocaron los contrarios, eso estaba claro. No podía considerarse algo razonable que antes de ir a la cárcel decidieses que besar a alguien que se supone que es tu enemigo. Sin duda la prensa ya estaría aprovechando lo sucedido para comenzar a sacar noticias, teorías y conspiraciones acerca de lo sucedido. Sí había algo bueno en su actual situación era que al menos no tendría que soportar esas mierdas de prensa rosa. Pero su línea de pensamientos fue cortada cuando vio a una rata correr por su celda antes de cruzar los barrotes y correr por el pasillo.

«Genial», rumió en su mente. «Simplemente genial»

Cerró los ojos y suspiró.

Redención [Dramione]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora