Cogí aire tras la acalorada discusión y fui a la habitación de nuestra hija.
Ava seguía perfectamente dormida, ajena a todo lo que estaba pasando.
Apreté los ojos dolida, ojalá todo fuera diferente, pero no me arrepentía de mi decisión.
Paseé entre los pasillos de la casa buscando a mi marido.
- ¿Jeremy? -dije entrando a la lavandería.
No hizo ningún ruido pero le vi.
- ¿Este es el mejor escondite que se te ha ocurrido?
Él no dijo nada.
- Jeremy.. por favor.
- Sigo sin entenderlo.
- ¿Él que?
- ¿Por qué ahora? ¿Por qué me pides el divorcio ahora?
Cogí aire.
- Jeremy.. sabes muy bien por qué es.
- ¿¡Por qué trabajo!?
- Porque trabajas demasiado, me prometiste que con la llegada de Ava pasarías mas tiempo en casa. Pero pasas incluso más. Jeremy, yo te quiero...
- Hay un pero.
- Si... ¿puedes por lo menos mirarme?
Y lo hizo. Y desee que no lo hubiera hecho.
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Su mirada irradiaba tristeza y decidí dejarme caer por la pared a su lado.
- Tengo que irme a una entrevista en una hora.
- Lo se -murmuré.
- ¿Podemos hablarlo? ¿Llegar a una solución antes de tirar todo por la borda?
- Jeremy...
- Te lo estoy suplicando. Por mi, por Ava y por todos estos años juntos. Por favor, se que no cumplí mi promesa pero a partir de ahora podemos revisar juntos que películas debo grabar y cuáles no.
- Eso ya lo intentamos...
- No lo hicimos realmente. Te lo suplico.
Cogí aire y le miré apenada.
- Jeremy... yo...
- Por favor, si aún me quieres aunque sea una cuarta parte de todo lo que yo te quiero, dame una oportunidad. Aunque sea la última.
Estaba jugando sucio. Claro que le quería. Levábamos ocho años juntos, seis casados. Dejé caer mi cabeza en su hombro.
- Está bien, Renner. Hablaremos esta noche.
Él buscó su mano para entrelazarla con la mía y luego la acercó a sus labios.
- Gracias... gracias. Te amo -dijo besando mi mano.
