Imaginas/Shots {Marvel}

Tom Hiddleston

- Tom, cariño -repetí por décima vez.

Se que me estaba ignorando aposta.

Me sequé el sudor de la frente por desempaquetar las cajas en nuestra nueva casa y fui hasta el comedor, donde él hacía lo mismo.

- Tom -protesté cruzándome de brazos.

- ¿Si? -dijo haciéndose el inocente.

- Te he llamado diez veces.

- Lo siento, no te he oído.

Fruncí el ceño.

- Ha ladrado hasta el perro por mis gritos, es imposible que no me hayas oído.

Él suspiró y se puso de pie.

- ¿Necesitas algo?

- Si, colgar las fotos en nuestra habitación.

Él fue hasta el mármol de la cocina para coger el taladro y fui camino de la habitación.

Se acercó a la pared donde yo había tapado los muebles y se preparó para taladrar.

- Oye...

Y empezó el ruido. Esperé pacientemente a que terminó.

- Tom, ¿tienes algún...?

Y otra vez el ruido.

Me acerqué a él y desconecté la máquina.

- ¿Pero qué haces? -protestó.

- ¿Qué haces tú?

- Taladrar, ¿o quieres que le pida a Chadwick que lo haga? -dijo dejando la taladradora de un golpe.

- ¿Qué? -comencé a reírme- ¿esto es por Chadwick? Oh Dios mío.

Comencé a reír tanto que me dejé arrastrar por la pared hasta el suelo mientras me limpiaba las lágrimas.

Tom salió echando humo y a grandes zancadas de la habitación y yo me levanté tratando de parar de reír.

Cogí aire y le cogí el brazo para pararle.

- Mi amor lo siento -dije aún con restos de risa.

Era muy poco propio de él molestarse tanto.

- No le encuentro la parte divertida.

Cogí aire de nuevo hasta calmarme y luego le rodeé la cara.

- Encuentro divertido que pienses que podría estar interesada en cualquier hombre del planeta, cuando tengo al más perfecto a mi lado.

Aparté las manos de su cara para ponerlas en mi cadera.

- Y además, sabes poner cuadros.

Él hizo una pequeña sonrisa que enseguida ocultó.

- Vamos, mi amor. Llevamos juntos cuatro años, Chadwick es el amor de la vida de mi personaje, tú eres el de mi verdadera vida.

Está vez se puso un poco rojo y yo me puse de puntillas para darle un corto beso.

- ¿De verdad piensas eso?

- Si, no hay nadie mas que tú.

Sus brazos rodearon mi cintura mientras se agachaba a por otro beso.

- Y podría demostrarte mi amor siempre -murmuré en su boca.

- Podríamos empezar ahora.

Rodeé su cuello.

- He elegido los muebles de esta casa pensando en como acostarme contigo en cada uno de ellos.

Él profirió una pequeña risa y me dio un beso en la nariz.

- Menos mal que uno de los dos es el romántico.

Reí y roce nuestros labios.

- Menos mal que estamos hechos el uno para el otro.

(Pedido por privado)