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Justo cuando todo parecía volver a la normalidad todo cambió de repente.

Lunes, 8:10 am

- Hola Frisk- me volví para ver quién me llamaba y me sobresalté.

- ¡¿Asriel?!

- No sabía que ibas en último grado, pensé que yo era mayor que tú. Qué suerte que nos tocó en el mismo salón, ¿No lo crees?

10:05 am

- ¡Buenos días, inútiles! Yo soy Undyne, y este chico es Papyrus, mi ayudante. Yo seré su nueva profesora de educación física.

- ¿Qué hay de ese? No es de nuestra clase- preguntó uno de mis compañeros señalando a otro esqueleto que se encontraba dormido en las gradas.

- Ah, es el hermano vago de Papyrus, pueden llamarlo como quieran- contestó Undyne con recelo hasta que gritó- ¡Tú, Punk!- suspiré en silencio sabiendo que se refería a mí- trae los balones, empezaremos con un calentamiento emocionante.

10:15 am

- ... ¿Alphys?- Pregunté con sorpresa al ver a la dinosaurio en la enfermería.

- Oh. H-hola, Frisk.

- ¿Que haces aquí?

- S-soy la nueva enfermera... V-veo que te dieron muchos golpes.

Receso

Iba saliendo del cuarto de enfermería con una bolsa de hielo sobre mi cabeza y frotando mis brazos, esparciendo la crema para golpes que Alphys me había hechado.

A nadie le agrado. O por lo menos, a nadie le importo. Pareciera que estoy aquí solo para que todos estén en mi contra. A la que vale la pena perder el tiempo para hacerla sufrir.

Apenas empezamos el juego de los quemados y todos los balones de basquetbol fueron dirigidos hacia mí. Al menos no me dieron en la cara o en otras partes en las que hubiera dolido aún más.

Alphys me repitió como cinco veces que si estaba segura de que no quería que llamaran a mis padres. Todas las veces las negué, no tenía caso, casi toda la gente aquí sabía que escapé de casa apenas cumplí 18, así que llevo casi un año sin verlos.

- ¡Frisk!- reconocí la voz y alcé la mirada esperando ver a Asriel. Y ahí estaba, acercándose rápidamente a mí- ¿Estas bien? Me distraje un momento y cuando voltee te mandaron a la enfermería.

- Descuida, estoy bien- respondí quitándome la bolsa helada de la cabeza- no es para tanto, sólo son golpes.

- Pudo haber pasado algo peor. ¿Y si te hubieras desmayado? ¿Y si sangrabas? ¡¿Y si quedabas en coma?!- su drama me hizo reír, era muy paranoico para venir de un mundo lleno de monstruos- no te rías, pudo haber sido grave.

- Pero no lo fué- empecé a caminar- vamos, hay que ir a comer- se quedó callado. Eso fué algo que me hizo sospechar de él, ¿Pero qué puedo hacer yo? No es cómo si deberían de importarme sus asuntos. Pero me inquietaba.

Nos sentamos en una de las mesas de la cafetería después de haber comprado algo de comer. Yo llevaba todo a mi boca con tranquilidad hasta que me dí cuenta de que Asriel me miraba demaciado, tanto que hasta me sentí incomoda.

- Oye, ¿Te encuentras bien?- él asintió. Esperaba más que apartará la mirada y tartamudeara avergonzado pidiendo disculpas, sin embargo, él siguió viéndome- entonces... ¿Tengo algo en la cara?

- No exactamente- negó con la cabeza ¿Qué se supone que significaba eso?- de hecho, tu cara y actitud me recuerdan a ella- me incliné un poco hacia atrás, no entendía nada.

- ... ¿Ella?

- Je, n-no me hagas caso- contestó mientras desviaba su vista rascándose la nunca y empezó a comer, por lo que yo seguí haciendo lo mismo, pero logré oír un susurro de parte de él- perdóname...- no quise verlo y decidí aparentar no haberlo escuchado....

Al regresar al salón escuchamos gritos de emoción, algunas de mis compañeras se acercaron a Asriel y empezaron a interrogarlo, yo me salí del grupo que rodeaba al príncipe para dirigirme a mi asiento. Me sorprendió no ver rayones en mi asiento con insultos, consejos de cómo suicidarme o palabras que no entendía por la caligrafía.

Cada día, después de clases tengo que pedir materiales de limpieza a la conserje para limpiar mi área de trabajo a causa de mis compañeros y sus diminutas mentes.

Noté que las chicas que más problemas me ocasionaba no estaban muy lejos de mí. La jefa de ese pequeño grupo de tres, tenía el nombre de "Rubí". Al parecer estaban tan distraídas que no les importaba que escuchara su conversación amorosa y planes de cómo violarse a uno de los esqueletos que estaban en educación física. Lastima que no estuve más de 10 minutos ahí.

De nuevo, las clases siguieron después de que el profesor llegara al salón, faltaban 4 horas más para salir del instituto. Ya en este punto me empieza a dar sueño y no pongo atención a las clases. Estuve por dormirme cuando el sonido agudo de la campana me aturdió, todos estaban de pie y saliendo con sus cosas, abandonando el salón. Suspiré, decidida a que al llegar a casa me pondré a dormir, pero el mismo sujeto que aparentemente es mi amigo se me acercó.

- Frisk- Habló con su sanblante amable- ¿Quieres ir hoy a mi casa?

Casi sobresalto, ¿Habla en serio? Apenas nos conocemos.

- Em... No estoy segura...- no pude disimular mi tono de desconfianza, y me expresión no ayudaba de mucho.

- Je, no hay nada que temer, mis padres son unos monstruos muy agradables- aclaró él, pero para mí no es suficiente.

- Yo no acostumbro a salir. Además...- pensé en alguna otra excusa, pero Asriel se me adelantó.

- ¿Tus padres no te dejan?- no dije nada, y él sospechó, estaba a punto de disculparse cuando lo interrumpí.

- ¿Sabes? No suena tan mal ir y... ¿Presentarme?- la cara de Asriel se iluminó de alegría.

- ¡Genial! En ese caso, hay que irnos ya- empezó a caminar y yo lo seguí.

Y pensar que me metí en esto sólo para evadir ese tema.

Perfecto... Sólo en mi mente ▶FRANS◀ [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora