Capítulo 03 | Reto

316K 16.4K 4.9K
                                    


Presente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Presente

No puedo recordar cuándo lo conocí, él tampoco lo recuerda.

Tengo ligeros destellos de nuestros primeros momentos juntos, pero me gustaría poder decir con exactitud qué día lo vi por primera vez y cómo lucía. Sin embargo, nuestra historia es más perfecta que un simple encuentro ocasional en una cafetería o en medio de la acera.

De niños nos encantaba dormir juntos escuchando las canciones de su padre, en las mañanas preparábamos panqueques y les untábamos mermelada. El baloncesto siempre fue nuestro deporte favorito, pasábamos horas jugando videojuegos e incluso tomamos la misma clase de boxeo. Huíamos a la casa del árbol que habíamos construido con nuestros padres para jugar a los piratas.

Crecimos y no cambiamos, él acudía todas las noches en las que había tormentas a mi habitación porque sabía que me aterraban, y dormía a mi lado; me arrullaba repartiendo besos en mi sien. ¿Cómo no enamorarse de eso?

Siempre viví en la misma rutina: fingir. Fingía que no me importaba cuando mi corazón sangraba por dentro.

El pasar de los años fue igual, él saliendo con chicas, yo sentada en mi recámara con un libro en las manos; pero sin poder leer en absoluto por el conocimiento de saberlo junto a otra.

¿Cómo le dices a tu mejor amigo que estás perdidamente enamorada de él? ¿Cómo le explicas ese deseo de mantener tus ojos pegados a sus movimientos?

Recuerdo las inspecciones que le daba de soslayo cuando él no me miraba, la manera de tragar saliva para disolver el nudo en mi garganta al verlo besar a una chica completamente opuesta a lo que yo era, el haber memorizado sus gestos y los timbres de su voz.

Pero luego lloraba de impotencia y por mis deseos imposibles. Me miraba en el espejo y le recriminaba a mi reflejo el no atreverse a ser más femenina. No era conforme con nada, ahora sé que mi auto desprecio puso una venda en mis ojos durante muchos años.

No podía verme, no podía verlo, no podía ver la realidad.

No planeo contar cosas irrelevantes de mi existencia, iré directo a aquellos días en los que todo comenzó. Era Noviembre, estaba acurrucada en mi habitación, giré mi cuerpo para acomodarme y encontrar una posición cómoda. Unas voces entraron en mi letargo, haciendo que el sopor del sueño se evaporara lentamente.

Mis párpados se abrieron por inercia al escuchar una risita proveniente de la habitación contigua. Sentí cómo mi corazón se estrujó un poco, pero decidí ignorarlo porque ya era costumbre.

La noche anterior habíamos decidido celebrar mi cumpleaños en un bar, seguro había sacado a la chica de ahí.

Di vueltas en la cama, una vez más, tratando de hundirme más en la almohada con la intención de amortiguar las voces que, a pesar de todos mis esfuerzos, parecían tener bocinas integradas. El dolor de cabeza retumbó y me hizo lanzar un gemido.

Luz de luciérnaga © (WTC #1) [EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now