DÍA 10

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Catnip

(Hierba gatera)

Una fuerte risa se escuchó en el balcón de Marinette lo cual esto hizo que la chica revisará lo que estaba ocurriendo en ese lugar. Al momento de levantar el tragaluz, la azabache asomó su cabeza, procurando en alarmar a nadie en caso si se tratara de un ladrón. Ella visualizó con la mirada una figura oscura acostada en el suelo, riéndose de algo que sólo aquella persona estuviera viendo. Marinette no sabía de lo que estaba pasando, pero temía que se tratara de algún akuma o algo peor. Fue en ese momento cuando la calma regresó a ella al momento de escuchar unos leves maullidos.

La chica soltó un respiro aliviado mientras salía al balcón y dirigiéndose hacia el intruso quien interrumpía su privacidad.

– ¿Qué es lo que sucede Chat?, ¿Por qué estás aquí? – preguntó ella.

Aun riendo, el felino alzó su cabeza lo suficiente como para verla para después de perder el equilibrio y caer de espaldas haciendo que un sonido seco debido al golpe se escuchara.

– ¿Chat hay algún akuma? – preguntó preocupada Marinette temiendo que su compañero fuese víctima de algún ataque de akuma.

Chat Noir ladeó su cabeza en forma negativa, sus risas parecían calmarse un poco.

Movió su cuerpo tratando de quedar en una posición adecuada y firme, pero al parecer esto no le funcionó y volvió a quedar nuevamente de espaldas sólo que esta vez se aseguró que su cabeza no recibiera algún golpe después de lo que le paso al primer cuando aterrizo en el balcón de su princesa.

– No hay akuma. Estás a salvo en tu torre princesa. – mencionó risueñamente.

– Umm... está bien. – dijo no tan convencida la francesa-asiática pues al ver el lenguaje corporal y el distinto cambio de su compañero la hizo dudar. – A propósito, ¿Por qué te ves todo mareado?

– Oh encontré está deleitable planta y no pude evitar con probarla. – Chat Noir esbozó una gatuna sonrisa mientras le mostraba una pequeña planta con muchas hojas en su tallo.

Marinette visualizó por unos segundos aquella planta que sostenía Chat Noir entre su mano. Sí había que Marinette sabia además de la repostería y el diseño; es la jardinería.

Inmediatamente la azabache supo exactamente el tipo de planta que tenía justo frente de ella.

– Chat, esa planta que tienes en tu mano es nébeda mejor conocida como hierba gatera. Estás completamente ido, será mejor que la dejes. – advirtió Marinette. Al momento de esa advertencia ella intento por quitarle aquella planta al felino, pero debido a los efectos de la planta Chat Noir torpemente trato de alejarse de su compañera puesto a que no quería que le quitara la hierba.

– No, ¿Por qué Mari? ¿Por qué quieres quitármela?

– Entonces adentro ahora, Chat. No quiero que los vecinos vean una escena del héroe de París totalmente drogado por la hierba. Necesitamos hacer algo para que estés sobrio otra vez. – Marinette tomó de la muñeca al chico por más que pareciera la azabache no se notaba molesta sino más bien preocupada por la salud del felino, y esto le había sorprendido tanto a Chat Noir.

Una vez dentro de la habitación, con pasos torpes Chat Noir se dirigió hasta el chaise-longue donde ahí mismo tomó asiento, sus manos se encontraban apoyadas en la suave comodidad del mueble y con mucho cuidado de no dañar el material. El chico encontró una mejor y cómoda posición donde él podía verla trabajar en sus trabajos.

Le gustaba verla así, tan concentrada en sus trabajos; pero lo que más le gustaba era que ella siempre lo mimaba.

– Purrrincesa, ven. – ronroneó él ante la necesidad de que su princesa estuviera con él, Marinette dejó a un lado lo que estaba haciendo para luego mirarlo con serenidad y ternura a la vez.

May MarichatWhere stories live. Discover now