DÍA 30

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Mari burglar & Chat vigilante

(Mari ladrona y Chat vigilante)

Marinette y Chat Noir se encontraban disfrutando desde la Torre Eiffel la hermosa noche parisina, al igual que una deliciosa cena bajo las estrellas.

– Deberías romper tu transformación Adrien. No hay nadie observándonos. – mencionó la chica mirando a su novio en su traje de superhéroe.

– ¿Y arruinar nuestra velada mágica y misteriosa? No me parece justo eso mi Lady. – sonrió divertidamente el rubio. – Además debo recordarte que fue Chat Noir quien te invito a cenar en una velada romántica y no Adrien Agreste.

– Oh por favor, sólo por unos segundos amor y luego regresas a tu forma heroica. – dijo suplicante la chica pero su novio se lo negó.

– No señorita, debe respetar las reglas del juego.

– Bien a la otra seré yo quien te invite a cenar como Adrien Agreste.

Ambos rieron divertidos mientras seguían hablando de sus cosas personales; hasta cierto punto en que la chica le confesó a su novio sobre cuando le robo el celular.

– ¿Es enserio? ¿Me robaste mi celular? – preguntó sorprendido.

– Fue cuestión de vida o muerte. Además te aseguro que tú también lo harías estuvieras en mi lugar. – se defendió la chica quien tenía la cara demasiado roja.

– Vaya, quien lo diría. Mi propia novia me robo el celular y yo de loco buscándolo. Eso estuvo mal Señorita Dupain-Cheng, robar es malo. Debería llevarla con las autoridades por hurtar dos cosas.

– ¿Dos cosas? – alzó una ceja la azabache a la vez poniendo una expresión confundida.

– La primera: es por robarme el celular. Y la segunda es... – en ese momento Chat Noir/Adrien se levantó de su lugar y acto seguido beso con ternura los labios de su novia, se separó de ella y mientras junto su frente junto con la de ella le dijo. – Por robarte mi corazón desde el primer momento que te conocí.

La chica le sonrió apenada y dulcemente, lo tomó del rostro y lo besó tiernamente.

Ambos rompieron lentamente el beso y él volvió a decirle.

– Y ahora me robas besos también. ¿Qué me robaras ahora Marinette Dupain-Cheng? – preguntó con diversión el rubio.

– No lo sé. ¿Qué tengo que robarle al héroe y modelo de París? – respondió con otra pregunta la chica mientras abrazaba el cuello de su novio.

– ¿Quieres averiguarlo?

– No necesito tu permiso, después de todo soy una astuta ladrona.

Ambos rieron y se volvieron a besar.

Adrien rompió su transformación mientras que Plagg hizo una mueca de asco.

May MarichatWhere stories live. Discover now