13. ¿¡Wood tuvo una hija!?

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Harry Potter estaba bajando las escaleras para ir a desayunar al Gran Comedor, junto con Ron Weasley y Neville Longbottom. Los tres sabían que las tres chicas, Hermione, Ginny y Luna, ya se encontraban allí, puesto a que Hermione, sin previo aviso, había entrado en su habitación para despertarlos. El día era soleado y no había ni un alma por los pasillos, a Harry no se le ocurrió más que pensar que estaban todos desayunando. Cuando los tres entraron en el Gran Comedor, Harry sintió las típicas miradas posadas sobre él y sus compañeros. Algo que le vivía molestando desde que había pisado Hogwarts por primera vez. Se acercaron rápidamente a donde se encontraban sus amigas, y sonrieron.

—Buenos días, Ha... -empezó Ginny-. Daniel, ¿cómo estás?

Harry se desconcertó por unos segundos, pero luego recordó lo que habían hablado con la profesora McGonagall.

—Muy bien, Bonnie, ¿que hay de ustedes? -preguntó, intentando no reírse. Era muy extraño llamarlos por nombres que no eran los de ellos.

Antes de que cualquiera pudiera responder, James, Fred y una chica de pelo castaño se acercaron a ellos.

— ¡Pa...! -empezó James, pero luego sonrió-. ¡Daniel, Emma, Bonnie, Rupert, Evanna, Matthew! ¿Cómo están? Espero que bien... -dijo, mientras los tres chicos se sentaban en la mesa, entre ellos-. Fred y yo les queríamos presentar a una persona muy especial en nuestras vidas... Nuestra mejor amiga y confidente, ¡Julienne Wood!

Harry y Ron intercambiaron miradas de asombro... su apellido era Wood, eso quería decir que...

— ¿Eres la hija de Oliver Wood? -preguntó Ron, sorprendido.

— ¿El mismísimo Oliver Wood que pensé que jamás en la vida tendría una relación que no fuera con su escoba? -preguntó Harry, sorprendido. Oliver siempre le había caído bien, pero nunca pensó que iba a tener una relación con alguien.

—Sí, el mismo. -confirmo la chica, sonriendo y dejando escapar una risa-. Si... aunque no lo crean, mi padre quiere a mi madre... Aunque estoy segura de que si tiene que elegir entre mi madre y la escoba... se queda con la escoba.

Aquel comentario provocó que todos en la mesa dejen escapar una risa, incluyendo Luna.

—Perdón, le hemos contado todo a Julienne. -dijo James, encogiéndose de hombros-. No le podríamos ocultar nada a ella, tarde o temprano se enteraría.

—Y tranquilo, señor Potter, nadie se enterará. -dijo la chica, en modo de susurro.

Hermione miró a la chica, con atención, quién cada vez que podía miraba a Fred de forma disimulada. Ella sonrió y le hizo un gesto a Ginny para que ella también lo note.

—Y dinos, Julienne... -dijo Ron, curioso-. Yo supongo que eres fanática del Quidditch, al igual que tu padre.

—Si, de hecho, es una de las mejores del equipo. -dijo Fred, sonriendo orgulloso de su amiga.

— ¿A caso ella no puede hablar por si sola, Fred? -preguntó Hermione, mirándolo.

—No se preocupen, lo hacen todo el tiempo. -dijo Julienne, riendo-. Contestan por mí, porque saben que es lo que voy a responder... La mayoría de las veces. Además, secreto entre nosotras, les gusta pensar que saben todo sobre mí...

Hermione y Ginny rieron, junto con Neville. Luna, estaba distraída mirando el techo, mientras que Ron y Harry discutían sobre algo de Quidditch con James y Fred.

—Bien... creo que es hora de irnos, chicos. -avisó Julienne, dirigiéndose a sus mejores amigos-. Tenemos clases con el profesor Slughorn y no queremos llegar tarde, hoy dará una de las pociones más importantes para las É.X.T.A.S.I.S.

Los chicos asintieron, y se despidieron de ellos, antes de salir del Gran Comedor.

— ¿Qué tenemos ahora? -preguntó Neville, curioso.

—Tienen herbología, con nosotros. -dijo Albus, llegando a donde se encontraban ellos, junto con Rose y Scorpius.

—Eso significa que estaré en un clase dada por mi... -dijo Neville, quien parecía anonado.

—Si, Nev... Matthew. -dijo Hermione, asintiendo-. Pero será mejor que no se lo digas a nadie.

***

Los nueve chicos entraron en el invernadero, que estaba completamente vacío. Neville Longbottom se encontraba leyendo unos pergaminos, con el ceño fruncido.

—Lo he explicado más de diez veces... -dijo el hombre, negando con la cabeza-. Las mandrágoras son para ayudar a despetrificar personas o hacer pociones, no para matarlos con su llanto... El llanto puede ser letal, pero no se usa para ello.

Parecía cansado y un poco enojado. Harry supuso que debería de estar corrigiendo ensayos de los de segundo año, ya que él había visto a aquellas plantas en aquel año. Recordaba que la profesora Sprout los había hecho trabajar con ellas para luego despetrificar a los alumnos, como Hermione, quienes había sido petrificados por el basilisco de Salazar Slytherin.

—Mm, ¿tío Neville? -dijo Rose, mientras se acercaba a Neville, con una sonrisa-. ¿Por qué no hay nadie en clases?

—No lo sé, Rose... -respondió-. ¿Ya es la hora de entrar a clases?

—Sí... como hace unos cinco minutos. -respondió Scorpius, parándose al lado de Rose, mirando a su alrededor.

—Mm... Extraño. -dijo, y luego miró a sus amigos, más jóvenes-. ¿Cómo están? Wow... esto es raro, me tendré que dar clases a mi mismo... Esto es muy extraño...

—Lo sabemos... es raro tenerte aquí en frente nuestro como con unos treinta años más que nosotros, y luego a nuestro lado... con quince años. -dijo Ron, negando con la cabeza.

— ¿Tienes idea de donde pueden estar los demás alumnos? -preguntó Hermione, observando al invernadero, pensativa.

—Si les soy sincero... No tengo la más mínima idea. -respondió Neville-. Capaz se han equivocado y han ido al invernadero tres, en vez de venir a este...

—Cierto... -dijo Albus-. La clase anterior la hemos tenido allí porque este estaba infectado...

—Yo los iré a buscar. -dijo Rose, suspirando.

No habían pasado ni cinco minutos, cuando el invernadero siete se llenó de alumnos. Neville aclaró su garganta y todos se callaron.

—Buenos días, chicos. -dijo, y sonrió-. Lamento la confusión, pensé que la clase anterior les había dicho que hoy estarían en este invernadero. -empezó a disculparse-. Cómo bien se deben haber enterado en el día, han llegado seis nuevos alumnos a Hogwarts, que vienen del colegio Ilvermorny. Sus nombres son Daniel, Emma, Rupert, Bonnie, Evanna y Matthew. -dijo él, mientras señalaba a Harry, Hermione, Ron, Ginny, Luna y Neville, respectivamente-. Por favor, se les pide que los traten bien y que no los acosen a preguntas.

Todos los alumnos se quedaron mirando a los seis nombrados, algunos parecían tener miles de preguntas por hacer, otros casi ni les dieron importancia. Neville aclaró su garganta una vez más, y comenzó con la clase del día.

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Capítulo editado el 07/03/2019.

Harry Potter y la travesía hacia el futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora