La vida de Yuuri Katsuki ha sido muy buena, solo que había un detalle, le faltaba una pareja, estaba cansado de estar solo, pero lo que nunca pensó fue que... en una noche al desear a su pareja ideal, los Dioses Ágape y Eros lo escucharon, ellos so...
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« Día 22 »
Ahora con la respiración más tranquila, Yuuri Katsuki recostado en algún sofá doble jugueteaba desanimado el cabello de su pareja. Aún se encontraban en casa de Otabek y aún estaba procesando la noticia sobre su amigo tailandés.
— Yuuri... — Habló suavemente el Dimiourgía, el mencionado no contestó tenía la mirada vacía, sin color en un punto en la habitación — ¿Mon amour?
El pelinegro dio un pequeño saltito en su lugar — ¿Qué? — Habló con la voz rasposa.
Victor casi se tocó el pecho ante la opresión de su corazón, sintió como sus amigos se alejaban de la sala de estar para darles más espacio, Yuri Plisetsky podía ser una persona arisca y todo lo que puedas imaginar pero al convertirse en un ser humano ha hecho que sus sentimientos afloren como en primavera, sabía que el japonés pasaba un momento difícil, el ver la palidez de su rostro, ojos desorbitados y sin ganas de moverse le tocaba un punto en su corazón así que prefirió hacerse un lado junto a su creador e irse a la planta de arriba y dejarlos charlar sobre la situación.
— Yuuri, por favor — Dijo casi en un suplico — Todo estará bien, no te sientas mal — Dijo tomándole de sus mejillas para verlo hacia los ojos, se estremeció cuando hizo contacto con ellos — Puedo sentir tu tristeza invadiéndome — Dijo con los ojos acuosos.
— Lo siento, Victor; pero no puedo evitarlo, no todo estará bien desde ahora — Suspiró limpiándose una lágrima que sin querer había salido de sus orbes chocolates — Yurio, Otabek y-y y tú Victor... — Tartamudeó sin poder evitarlo — ... No quieren hacer nada para ayudarlo, matarlo no es una salida.
— Lyubov', no es que no queramos ayudarlo, sabes que él ahora no tendrá una vida normal y será cazado una vez que se convierta en un vampiro completo.
Dicho esto se arrepintió en seguida al sentir como el corazón de su creador se comprimía y lo sentía por medio del suyo, se encogió en su asiento al ver a Yuuri pararse del sofá y viéndolo desafiante.
— Iré a dar una vuelta, no me sigas — Y con esto se dio vuelta dirigiéndose hacia la salida.
Victor parpadeó confundido pero solo le bastó un segundo para reaccionar y pararse como resorte para detenerlo — ¡Yuuri, espera! ¡Hay una gran lluvia ahí afuera! ¿¡A dónde vas!? — Victor lo sujetó del brazo antes de que el japonés se acercara a la puerta — Mon amour, es peligroso, hay criaturas rondando por las calles ni siquiera en nuestras casas estamos a salvo ¡Recuerda lo que le pasó a Pichit!
Yuuri se soltó de un manotazo del Dimiourgía, le miró con cólera — ¡Déjame en paz! — Y al finalizar lo dicho salió de la casa sin mirar atrás.
El ojizarco cayó de rodillas al suelo cuando sintió un dolor grande en su pecho, la sangre le hirvió y no pudo evitar dar un grito por el dolor agonizante que presenciaba su cuerpo, podía sentir como mil agujas estaban siendo clavadas en su piel, se asustó, el recibir el rechazo de su creador le debilitaba sumado a una sensación de angustia y un estado de dolor desgarrante.
