Abel siguió unos pasos y miró hacia arriba. Vio a Hortensia con los ojos abiertos de cara al sol, su boca abierta, su cuello morado por la cuerda, la fuerza de la gravedad y su peso. Lili estaba en sobre el césped arrodillada y ahogada en su propio llanto. El tiempo parecía pasar en cámara lenta. Victoria apareció en el jardín y observo toda la escena. Al ver a su madre colgada se puso blanca pero no se largó a llorar, había sido una imagen demasiado fuerte y chocante, y por eso quedó en shock casi sin reaccionar. Por un momento un silencio ensordecedor se adueñó de la escena. Abel fue a buscar una escalera al fondo de la casa para descolgar a Hortensia y culminar con la última actuación de su vida. Abel se subió a la escalera y colgó la cuerda que unía el cuello de Hortensia con la rama del árbol. Todo era dolor y tristeza, incluso para Abel. La tomo unos centímetros arriba de la cintura, la bajó suavemente la apoyó sobre el césped. Le sacó la cuerda del cuello y ahora la cara de Hortensia se la veía más normal. Abel le tomó el pulso y confirmó la muerte de su suegra. Llamó a la ambulancia y a la policía. Pasada media hora la casa era un desfile de uniformados y gente de blanco. Lili y Victoria estaban en la sala casi sin hablar. El que llevaba la voz cantante con la policía y los médicos era Abel. Uno de los policías comenzó a interrogarlo como si él fuera el homicida.
- Buen día, soy el agente Rondó, Luis Rondó. Me podría explicar cómo sucedieron los hechos. ¿Usted vive acá? ¿Qué relación tenía con la occisa?
- Bueno...espere que acomode un poco mi cabeza. Me levanté por los gritos de mi novia y la chica que limpia la casa, me dijeron que no encontraban a la señora por ningún lado. En un momento escucho un grito de Lili y fue hacia el jardín. Y ahí la vi a la señora Hortensia colgada...
- Aja...y usted la bajó...
- Claro.
- Debería haber esperado que venga la policía, usted destruyó la escena del crimen.
- Yo la bajé porque la señora podría estar aún viva...
- Debería haberle tomado el pulso y si no tenía dejarla colgada.
- Es ridículo. En esos momentos los segundos son más que importantes y hay que actuar rápido.
Rondó se lo quedó mirando a Abel y se dio cuenta que tenía lógica lo que decía más allá del protocolo que había aprendido en la academia de policía.
- Bueno, supongo que usted actuó así por la situación que lo superó. No me contestó si usted vive en la casa, no tiene pinta de vivir acá...
- Vivo acá, y no sabía que uno tenía que tener una determinada pinta para vivir en una casa y un barrio como este.
- Usted me entiende...
- Claro que lo entiendo, si a mí me han discriminado toda la vida.
- Bueno...por otro lado...usted quien viene siendo en la casa...
- Soy el novio de Victoria, la hija de la señora Hortensia.
- Aja...y usted como se llevaba con la señora.
- No muy bien...
- Bueno, puede ser uno de los sospechosos.
- ¿Sospechoso de qué? Está claro que es un suicidio
- Eso hay que investigarlo, no se apresure.
- Me parece ridícula su sospecha...
- No me diga que es ridículo o no de una investigación policial. No me venga con eso, hay que descartar todas las posibilidades.
- Voy a hablar con las señoritas ahora.
- Están muy shokeadas, no puede hablar en otro momento.
- No, no hay tiempo que perder.
El agente se acercó a las mujeres. Las saludó con una leve sonrisa y se sentó enfrente de ellas.
- Sé que esto es difícil para ustedes pero debo hacerle unas preguntas.
- Si...igual la señorita está en estado de shock, no creo que les saque ninguna palabra. – le dijo Lili entre lágrimas –
- Ok. Cuénteme lo que pasó.
- Se lo mismo que dijo Abel. Nada más que eso. Nos levantamos y no la encontramos a la señora. Yo salí al jardín y ahí la vi.
- Bien...y como estaba la señora últimamente.
- Estaba con un tratamiento psiquiátrico. Tomaba pastillas contra la depresión.
- Así que estaba deprimida y medicada.
- Claro, eso le acabo de decir.
- Bueno. Es difícil que una persona medicada pueda subir a un banquito, ponerse la cuerda y ahorcarse.
- No sé. Pero eso es lo que pasó.
- Y encima esta chico...Abel...destruyó la escena del crimen. Eso lo convierte en el sospechoso número uno, y si a eso le agregamos que es el único con la fuerza necesaria para subir en el cuerpo de la señora...ya casi el caso está cerrado...
- ¿Qué está usted insinuando? Abel sería incapaz de hacer eso.
- No importa lo que usted piense del chico, es todo muy claro.
- A mí me parece que usted no sabe nada de lo que dice.
- Tráteme con respeto, soy la autoridad. O también quiere que la metamos a usted en un calabozo un par de días para que se calme un poco.
- A mí no me amenace. Usted no me puede llevar a ningún lado.
El agente se la quedó mirando por unos instantes para amedrentarla con la mirada pero el que terminó bajándola fue él. Miró hacia Victoria y la vio realmente afectada por lo sucedido. Le parecía difícil poder sacarle algunas palabras.
- Y usted señorita que tiene para contarme...
- Lo mismo que le contó Lili y Abel. Nada más. Esa mujer que está muerta es mi madre...usted no tiene idea lo que yo amaba a esa mujer...
- Está bien. Como todo hijo. En otra oportunidad cuando usted este mejor hablaremos.
- No le voy a aportar mucho más de lo que ya le dijeron.
- Ok.
Rondó se paró e hizo un par de llamadas. Habló con el comisario. Le contó que Abel era el principal sospechoso, y entonces le dijo que lo detuviera y lo llevara a la comisaría. El agente se acercó a Abel y le comunicó la novedad.
- Bueno...lo tenemos que llevar detenido como sospechoso de asesinato de la señora Hortensia García Ureña de 59 años...
- Ya sé todos los datos. Lléveme y ya...
- Listo. ¡Goncalvez! Las esposas por favor.
Goncalvez se acercó a Abel con las esposas en sus manos y se las colocó a Abel. Lo llevaron al patrullero, mientras los enfermeros depositaban el cuerpo inerte de Hortensia en la ambulancia. Lili lloraba por Hortensia y por Abel, Victoria era una muerta en vida.
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DU LIEST GERADE
Sueco
RomantikNovela. Historia de amor entre una niña rica y un chico pobre, el cual en un momento entra en la casa de la chica para robar. De ahí en más se suscitan una serie de acontecimientos que termina con un difícil romance entre ellos. La madre de la prota...