Capítulo 60

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- Abel, contame la verdad, te lo pido por última vez.

- No sé qué querés que te diga. Vos querés que diga lo que querés escuchar, seguro que todo esto es producto de que tu vieja te llena la cabeza. Ya me estoy cansando, sabés...

Lorena sabía que Abel en parte tenía razón, pero ella tenía todo el derecho de desconfiar de él. Abel no estaba siendo sincero con ella, salía con Lili, estaba ahorrando plata y no sabía esa movida que significaba. Y le dolía que el hombre por el cual se había jugado no lo hiciera participe de sus cosas.

- Está bien Abel, no me cuentes nada. La verdad tarde o temprano siempre sale a la luz. Me está cansado todo esto a mí también, no me gusta pelear y lo sabes. Buenas noches. – Vicky había elevado un poco el tono de su voz, y su madre la había escuchado –

Una sonrisa maligna se dibujó en el rostro de Hortensia, notaba como su trabajo de hormiga había hecho efecto en su hija. Estaba segura de que el final estaba cerca. Se acostó con la satisfacción del deber casi cumplido. Soñaba con que Vicky estuviera de novia con una persona de su clase.

Al otro día Hortensia se levantó bien temprano para ir al hospital para ver qué suerte estaba corriendo Carlos. Se levantó más temprano que de costumbre, tomó un desayuno liviano y con un remis fue hacia el nosocomio. Cuando llegó recién se habilitaba el horario de visitas. Cuando llegó al piso donde estaba internado Carlos justo se cruzó con Lorena.

- Hola, Lorena. ¿Buen día? ¿Cómo va todo?

- Hola...está estable. En un rato viene los médicos a dar el parte...

- Bueno...al menos que esté estable es una buena señal...

- Si, veremos que nos dicen. Estoy tremendamente ansiosa. Quiero que sean ya las nueve.

- Falta poco. Tranquila. va a estar todo bien.

Hortensia agarró la mano de Lorena para darle fuerzas. Lorena seguía tan vulnerable que poco le importaba ser contenida por la, seguramente, amante de su esposo. Después de todo, era la única que la estaba apoyando en ese momento. Igual, no aguantó y siguió batallando contra ella.

- ¿Por qué estas acá? ¿Por qué tan preocupada? Por un lado te lo agradezco, podrás ver que de todos los grandes amigos de Carlos no ha venido ninguno, por eso a vos te reconozco que estés...

- Yo a Carlos lo quise mucho, y ahora lo quiero desde otro lugar, lo quiero como amiga...

- Si...está bien, no me digas más nada. La mentira se dibuja en tus ojos. No hablemos más del asunto.

- Es la verdad, anqué no me creas – Dijo Hortensia poniéndose colorada. Su cara se ponía de ese color solo cuando mentía...

- Ok...ok...

Luego de limar rispideces sin lograrlo, por fin apareció el médico de Carlos. Apenas lo vio, Lorena se paró rápidamente, Hortensia se quedó sentada, sabiendo que nada tenía que hacer en ese momento que el doctor daba el parte. Luego de unos minutos, Lorena volvió y se sentó al lado de Hortensia, con cara de pocas esperanzas.

- ¿Qué te dijo?

- Me dijo que luego del ataque tuvo un paro cardiaco. Les costó reanimarlo, el tema es que el cerebro no recibió oxigeno por unos cuantos segundos, y no saben que deterioro le puede haber causado. Problemas cognitivos, ceguera, pérdida de memoria...cualquiera de esas posibilidades, es todo tan horrible...

- Bueno, Lorena. Vamos a esperar que nos dicen...digo...que te dicen. Todo lo demás son conjeturas.

- Sí, es verdad. pero es el cuadro que me pintó el médico.

- Los médicos siempre exageran para abajo, obvio. No se quieren comprometer. No quieren dar ni falsas expectativas ni verdaderas. Solo resta esperar. Se va a recuperar, vas a ver.

Lorena solo asentía con la cabeza, ya que veía un futuro totalmente desalentador. Hortensia se quedó hasta el mediodía y luego se fue para su casa. En el trayecto pensaba en Carlos, se sentía culpable por lo que le había pasado más allá de que pensaba que eran gajes del oficio. Cuando llegó a la casa se fue al living a leer y ahí la esperaría a Vicky. Llego antes Abel, quien la saludo y ella solo movió su mano derecha con desprecio. No paso mucho tiempo hasta que llegara Vicky. Apenas atravesó el umbral de la puerta, Hortensia ya comenzó a hablarle.

- Mi amor, Carlos no está muy bien que digamos...

- Mama, porque no esperas que vaya a mi cuarto, me cambie y baje...

- Esto es importante. Carlos puede quedar con secuelas en su cabeza... ¿Mirá si pierde la memoria? Eso sería terrible, sería la impunidad total para tu villerito.

- Basta, mama, basta en serio. Sos cansadora. Pero no me vas a ganar por cansancio. Yo creo en Abel ciento por ciento.

- Ah ¿SI? – le dijo Hortensia con malicia – Anoche no parecía lo mismo. Amor...se escuchó todo, te escuché gritar. Vos nunca gritás, sos una lady...ya te estás "engrasando"... ¡Qué horror!

Vicky se ruborizó un poco al darse cuenta de que había elevado el volumen de su voz y que su madre la había escuchado. No se reconoció y, por dentro, le dio un poco la razón a su madre. Había cambiado como cambian todos cuando están tanto tiempo con alguien, uno se mimetiza y se va pareciendo un poco al otro. Le pareció un horror también ya que su objetivo era que Abel cambie, que fuera más educado, más refinado. Vicky se estaba enloqueciendo con ayuda de su madre y de sus propios pensamientos, que tampoco eran tan propios.

- No doy más, mamá...me estás enloqueciendo. Entre vos y Abel me vuelven loca, voy a explotar un día...

- No vas a explotar nada, te estas avivando, te estás dando cuenta que no tenemos que mezclarnos con esa gente.

- No sé...

- Si, lo sabes, no querés dar el brazo a torcer. Deja tu orgullo de lado y échalo de la casa. después ya va a ser tarde, vamos a estar los dos bajo tierra.

- ¡Que exagerada, como siempre!

- NO exagero. Ya hablando de mezclar...me voy a poner manos a la obra...

- ¿Qué vas a hacer?

- Mañana voy a ir al bar ese de mierda donde lo hirieron a Carlos para averiguar que pasó y que pasa con Abel...

- No... ¡Vos estás loca" Te van a matar...

- No me van a matar nada, no me van a hacer nada, no soy como el pelotudo de Carlos, policía al pedo. A esos lugares hay que ir pisando fuerte. Hay que patearles la puerta y vas a ver como todos esos machitos se mean y cagan encima.

SuecoWhere stories live. Discover now