Capítulo 55

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Victoria se quedó pensando en lo que le había dicho su madre. Más allá de que Hortensia se la pasaba criticando a Abel, le llamaba la atención de que también la haya metido en la misma bolsa a Lili. Victoria sabía que el amor de su madre hacia Lili era bastante endeble, pero no entendía ese cambio. Igualmente coincidía con ella en que estaban raro Abel y Lili. Algo estaban tramando. Sus miradas, sus comentarios iban todos en una misma dirección; estaban ocultando algo y, seguramente, no sería algo bueno. Victoria por momentos quería pensar diferente a su madre, ya que sabía que con tal de defenestrar a Abel era capaz de llevarse a todo por delante, incluida Lili. Pero victoria sabía que tenía que estar atenta. Esa noche le costó dormir pero sabía que la única manera de sacarse la espina era tomar el toro por las astas, por eso lo iba a encarar a Abel al día siguiente.

Victoria se levantó más temprano que de costumbre, su ansiedad la carcomía. Tan temprano se levantó, que luego de bañarse ella misma preparó el desayuno. Cuando Lili se levantó y vio la mesa puesta y a Victoria sentada leyendo no lo podía creer.

- ¡Que sorpresa, Victoria! Ya preparaste el desayuno. Gracias.

- No, de nada. Lo que pasa es que no puedo dormir.

- ¿alguna preocupación?

- Si, pero cosas de la facu y del tema de los alquileres. Nada que no tenga solución. Está todo bien. Como estaba aburrida prepare todo...

- Ya veo, y lo hiciste mejor que yo

- No exageres.

Al rato bajó Hortensia, quien también se sorprendió, pero aparte pensaba que había algo que Victoria ocultaba.

- Nena...vos haciendo el desayuno...la última vez que hiciste algo así yo tenía mis tetas y mi culo en su lugar...

- ¡Que exagerada, mamá! ¡Como siempre!

- Bueno, tené un poco de sentido del humor, mi amor. Fue solo un chiste. Me gustaría saber que tenés en esa cabecita, pero no te voy a preguntar porque no me lo vas a contar. Algo me imagino.

- No jodas, vieja.

- Ok...ok...que mal onda tenemos hoy.

Bajó Abel, saludo a todos y se sentó. Nunca había sido de hablar mucho, pero esa mañana particularmente estaba muy abstraído.

- ¿Qué le pasa a mi yerno? Más mudo que nunca está hoy...

- ¿Yerno? Qué raro usted llamándome así. ¿Se siente bien?

- Bueno querido, no hay poronga que te venga bien, hablando mal y pronto, cuando te digo que no sos mi yerno me discutís, y ahora que te digo yerno me jodés... ¿Quién te entiende? Y te llamo así porque estoy resignada. Ya nada puedo hacer ante eso.

- Tiene razón. Eso se lo discuto siempre. Me alegro que ya lo tenga asumido.

- Y bueno, no queda otra.

Victoria observaba y pensaba que ya estaba podrida de la falsedad de su madre y su novio. Siempre con chicanas, siempre con ironías y sarcasmos, aunque sabía que la que siempre iniciaba esa batalla dialéctica era su madre.

- ¡Qué calladita estás, Vicky! – dijo Hortensia con ironía mientras se comía una tostada –

- Y bueno, a veces no hablo mucho. Son días

- ¿Estás con la "porquería", nena?

- ¡Qué lindo tema para hablar en el desayuno, mamá!

- Bueno, como estamos hoy. mejor me voy a mi cuarto. Bye...

Hortensia se fue para su cuarto. Lili estaba lavando los platos. Victoria y Abel se quedaron sentados a la mesa sin hablar, hasta que Victoria rompió el silencio.

- Abel, tenemos que hablar...

- Si... ¡Que te pasa! ¿No me querés más?

- No hables estupideces. Ahora acompañame al facu, tengo una hora antes de entrar. Vamos a tomar un café al bar y hablamos.

- Ok.

Llegaron a la facultad y fueron al bar. Se sentaron, pidieron un café y se sentaron frente a frente.

- ¿En qué andas, Abel? ¿En que andan con Lili? – prenguntó Victoria inquisidoramente y con cara de pocos amigos –

- ¿En que andamos en qué sentido? – le contestó Abel, tragando saliva y visiblemente nervioso –

- Abel, somos grandes. No me tomes el pelo, sabes a que me refiero. Vos y Lili están raros, se miran, salen juntos casi siempre a la misma hora...no me tomes por tonta.

- No andamos en nada. Solo somos amigos. Salimos, vamos al barrio, no veas fantasmas en donde no hay, confía en mí.

Victoria se lo quedó mirando un bue rato, y vio que en la mirada de Abel no había maldad, dudaba en si le decía la verdad, pero confiaba en que no estaba haciendo nada malo, o al menos eso era lo que él reflejaba. El armo que sentía por él era demasiado fuerte y tal vez eso no la dejaba ver más allá, pero por otro lado pensaba que su madre, de alguna manera, le estaba llenando la cabeza, estaba jugando su juego sucio, como casi siempre.

- Abel, lo único que te pido es que no me decepciones, no me mientas nunca. Tenemos que hablar siempre de todo por más que nos duela.

- Vicky, sabés que siempre va a ser así. Confía en mí. ¿No me digas que pensás que tengo algo con Lili?

- Ya no sé qué pensar. Pero eso no. Bah...no se que pensar de nada, tengo la cabeza quemada.

- Tu vieja te quema la cabeza mal. No es por hablar mal de ella, pero siempre lo mismo. A vos te hace pelota.

- No hables mal de mi madre.

- No estoy hablando mal, es lo que veo y es como ella actúa, y vos sabés que tengo razón.

Victoria no quería seguir con el tema. Ya le dolía la cabeza. Faltaban pocos minutos para que entrara al aula. Se despidió de Abel y se fue para el curso. Abel se fue caminando unas pocas cuadras y se tomó un colectivo para la casa de Victoria. En el viaje iba pensando en todo lo que había hablado con Victoria. No la veía bien y eso lo afectaba. La quería mucho más de lo que él creía. Llegó a la casa y se dirigió al cuarto de Lili. Golpeó la puerta y Lili lo hizo pasar.

- Permiso, Lili.

- Si, adelante. ¡Qué cara que tenés, Abel! Estás blanco.

- Vengo de la facultad, la acompañé a Vicky. Estuvimos hablando...

- ¿Qué pasó?

- Sospecha. Se está dando cuenta de todo. Hortensia le llenó un poco la cabeza, pero bueno, es lo que están viendo. Saben que andamos en algo.

- Si, Hortensia también me preguntó a mí. ¿Y ahora qué hacemos?

- Y bueno, tarde o temprano se iban a enterar...sigamos para adelante con un poco más de sigilo.

SuecoWhere stories live. Discover now