Capítulo 58

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Carlos cayó sobre el sucio piso del bar agarrándose el estómago mientras veía como sus manos se teñían con su sangre carmesí. El dueño del bar llamó a una ambulancia mientras el atacante de Carlos salía rápidamente hasta perderse por las calles del barrio. A los diez minutos llegó la policía y la media hora la ambulancia. Carlos había perdido una gran cantidad de sangre. Lo subieron a la ambulancia y así llevarlo hasta el hospital más cercano que por suerte estaba a unas pocas cuadras. La policía comenzó a interrogar a la gente que estaba en el bar.

- Me puede contar que es lo que vio - le dijo con autoridad un agente al mozo –

- Fue todo muy rápido, oficial. Comenzaron a discutir, el tipo que apuñalo al hombre le dijo que había estado preso por su culpa al hombre que luego acuchilló. Nos dijo que el tipo era policía. A mí me había dicho que era vendedor de seguros.

- Veremos cuando lo identifiquemos. ¿Alguien conocía al agresor?

Un silencio "fuenteovejuno" cubrió el espeso ambiente del bar. El policía se quedó mirando a los parroquianos, escruto uno por uno. A cada uno que le llegaba el turno, miraba para cualquier lado para no hacer contacto visual con el oficial, quien entonces se retiró pensando que le sacaría alguna palabra a uno de esos hombres solo bajo tortura, << ¡Qué buena época era esa >> pensó para sus adentros.

La ambulancia llegó al hospital y rápidamente llevaron a Carlos al quirófano. Un policía que estaba en el hospital buscó entre las pertenencias de Carlos alguna identificación hasta encontrar su credencial policial. Llamó al último teléfono que había llamado Carlos, era el de Hortensia.

- Señora, buenas tardes. La llamamos del hospital central.

- Si...que pasó...

- El señor Carlos Bauzá está gravemente herido. ¿Usted es la mujer?

- ¡No le puedo creer! ¿Por qué Carlos? ¿Por qué?

- Tranquilícese señora, en este momento lo están operando. ¿Usted es la señora?

- No, soy una amiga. Ya voy para allá.

Hortensia se tomó un taxi para llegar rápido al hospital, había decidido no ir en su auto porque estaba muy nerviosa. Llegó y pregunto por Carlos, tuvo que subir hasta el cuarto piso donde estaba el quirófano donde lo estaban operando. Se quedó en la sala de espera. Luego de aproximadamente una hora, escuchó que una voz fuerte de mujer la nombraba.

- Hortensia García Ureña...ya me lo imaginaba que vos tenías que estar detrás de todo esto. No hacés más que arruinar la vida de los demás. Y no me sorprende para nada.

Era la mujer de Carlos. Siempre había tendió celos de Hortensia, celos del pasado compartido con su marido. En más de una oportunidad había encontrado intercambio de mensajes entre Carlos y Hortensia.

- Hola, Lorena. ¿No sé de qué hablás?

- Vos para hacerte la boluda sos la mejor de todas. ¿Qué carajo hacés acá? Seguro te llamaron antes, como si fueses la mujer. Vos siempre en el medio.

- Me llamaron porque sería la última llamada que tenía el teléfono de Carlos. Yo a tu marido lo contrate para un trabajo, nada que ver con lo que vos te imaginas. Pero ahora tranquilízate, no es momento para discutir por chiquilinadas.

- Chiquilinadas te parecerán a vos. Siempre que apareces en nuestras vidas es para mandarte alguna cagada. Lo contraste y el tipo aparecer apuñalado, ¡Qué casualidad!

- Yo no tengo nada que ver. Vos te casaste con un policía y sabes perfectamente que viven en peligro, que siempre existen los riesgos.

- Eso lo sé perfectamente, pero no creo que haya riesgo mayor que tenerte a vos cerca. Sos una basura.

- Cortala, estamos en hospital. No antepongas tu ego herido a lo importante que es la salud de Carlos, lo demás lo podemos hablar después. No seas pendeja, somos grandes.

Lorena se quedó mirándola a Hortensia con una mezcla de bronca y resignación. Es mujer por la cual su marido deliraba y que incluso la había nombrado alguna vez entre sueños. Pero ahora que la tenía frente a ella no podía más que insultarla, pero sabía que eso no cambiaría nada, el sentimiento de Carlos por Hortensia no cambiaría.

- Voy a cortarla, pero no por vos, gato caro. Lo voy a hacer porque estamos en un hospital y porque mi marido se está debatiendo entre la vida y la muerte. Ya sé perfectamente que su trabajo es riesgoso, hace años que convivo con eso, no me vas a venir a explicar vos lo que es, vos que solo sos un polvo y te vas. Yo le dije a Carlos, el pasado nunca trae nada bueno cuando vuelve, pero si encima en esa pasado sos vos la protagonista, trae desgracia, y... ¿Viste? No me equivoqué.

Hortensia se fue de la sala de espera para hablar con su hija. El teléfono sonó varias veces hasta que Victoria atendió.

- Hola, mamá. Estaba en el baño.

- Escuchame...estoy en el hospital central...

- ¿Qué pasó, mamá? No me asustes...

- Nada...a mi nada...hirieron a mi amigo Carlos Bauzá, el policía ¿Te acordás de él?

- Sí, claro. ¿Cómo no me voy a acordar? Pobre hombre... ¿Qué le pasó?

- Lo acuchillaron en el bar del barrio de los villeros estos que odio, habría que ponerle una bomba a ese nido de ratas...

- ¡Mamá! No digas eso. No toda la gente es igual. En todos lados pasan cosas. ¿Fue en un asalto?

- No lo sé. En este momento lo están operando. Y justo está la mujer. Lo que no me dijo...

- Me imagino...pero bueno, vos sabés donde te metes cuando te metes en esos quilombos.

- Bueno, nena. Te dejo. Espero que salga el medico con las novedades y voy para casa.

- Ok. Te espero.

Hortensia volvió a la sala de espera y justo vio al médico hablando con Lorena. La cara de ella no era muy alentadora. Una vez que el medico la dejo sola a Lorena, Hortensia se acercó para preguntarle por Carlos.

- ¿Y? ¿ya terminó la operación?

Como respuesta, Lorena derramó gruesas lágrimas sobre sus blancas mejillas.

SuecoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt