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— No hay nada de qué hablar Zabdiel— dije cortante.

— El beso Bárbara— se acerca más a mí—. No sé cómo rayos pasó.

— No te hagas el tonto Zabdiel. No tenías el derecho de hacerlo.

— Pero si fuiste la que hizo la propuesta, Bárbara— se rió un poco enojado.

— Sí está bien, disculpa. Fue todo mi culpa, decirte lo del beso. Es un error, porque eres el novio de mí hermana, eres mi cuñado, lo nuestro jamás puede ser. Es más, ni siquiera hay un nuestro. Recién te estoy conociendo y dudo que pueda verte más que un cuñado.

— De acuerdo— se levantó de la cama—. Gracias por decírmelo todo de frente. Estoy de acuerdo contigo. Y pues, estaba pensando en arreglar mis cosas con Luciana, porque pensándolo bien, no me quiero separar de ella.

— Eso está muy bien— dije sarcásticamente—. Les deseo muchas, muchas suertes. Principalmente a ti Zabdiel— me acerqué a él y no él no se detenía de observar mis labios—. Porque estar con Luciana es una de las decisiones más estúpidas que vayas a tomar en toda tu vida.

— ¿Y desde cuándo tu me vienes a decir a mí con quien deba estar o no?— dejó de mirar mis labios para luego mirarme a los ojos—. No te metas en mi vida, Bárbara.

— Con gusto, Zabdiel.

Nos miramos por algunos segundos. Me sentí mal por un momento, no sé si por la idea estúpida del beso o porque Zabdiel quería arreglarlo todo con Luciana.

•  •  •

Me levanté para ir a la universidad. Al menos me sentía bien, quería estar lo más lejos de esa casa, lejos de Zabdiel, lejos de Luciana.

Llegué a la universidad algo malhumorada.

— Hola Frederick— le saludé.

— Bonjour.

— ¿Cómo te fue ayer con el profesor? ¿No me delataste?

— El profesor no volvió, esa es la verdad. Pero ten mucho cuidado con Wanda. No sé si fue lo que escuché pero creo que se quiere vengar de ti por como la trataste ayer.

— ¡Esa idiota!— gruñí—. Juro que la mataría si la tuviera en estos momentos en frente pero no quiero perder mi beca.

— Yo te entiendo. Ella siempre ha sido así. Lo más factible es que no le hagas caso en nada. Sólo piensa que vienes aquí a estudiar y no a hacerle caso a una estúpida engreída.

— Tienes razón— reí—. Además, ya sé lo que es convivir con alguien parecido así que será más fácil de lo que crees.

Él solo me miró.

— ¿Tienes planes para la comida?– pregunté.

— No, para nada.

— Te invito a comer. Pero primero me gustaría que me cubrieras en algo más.

— Rayos chica. Eres más rara de lo que pensé. ¿Qué sucede ahora?

— Anoche salí con alguien y pues, a mi hermana no le conviene saber quién es así que inventé y dije que era un chico que había conocido en la universidad y que se llama Frederick.

Cuñado |Zabdiel de Jesús|Where stories live. Discover now