21

493 30 2
                                    

El día del desfile había llegado. Me había levantado temprano para terminar de ayudar a Zabdiel con la terminación de los sombreros y preparar a las modelos que iban a desfilar.

Zabdiel estaba ahogándose en preocupaciones mientras yo estaba relajada porque confiaba en que todo iba salir bien. De paso le daba ánimos y le hacía mimitos. Es más que increíble salir con Zabdiel.

Entre tanto afán del día y sin comer absolutamente nada, llegó la noche. El desfile iba a empezar a las 20:00 horas, así que solo teníamos una hora para alistarnos y llevarnos algo de comer al estómago.

Me puse el vestido que Zabdiel me había regalado. Estaba espléndida. Bajé para ver a Zabdiel quien estaba en la cocina esperándome con un traje, el cual le quedaba chiquito y se le marcaba su sexy cuerpo y su grande y hermoso trasero.

— Debo admitir que luces más linda que yo— dijo dándole un mordisco a un sándwich de atún—. ¿Quieres?— me ofreció un pedazo de pan.

— Sí— lo tomé sin pensar—. Estoy muy hambrienta.

— Sé que tienes hambre preciosa pero, no comas mucho porque habrá mucha comida en el desfile y debemos probarlo todo— se rió con la boca llena y reía como desquiciado.

— Buena idea— terminé de comerme tres sandwiches rápidamente. Nos dirigimos a la salida para llegar a tiempo para cuando empiece el desfile.

Estaba todo repleto de personas. Pasamos por la alfombra roja y nos tomaron varias fotos a mí y a Zabdiel, y sin pensarlo cada vez que le preguntaban quién era yo les respondía: mi hermosa novia. Yo solo sonreía.

Nos sentamos en la fila de alante, cada vez que pasaba el tiempo llegaban más y más personas.

— Señor Zabdiel de Jesús— una señora alta, pelo rizo largo, piel mestiza, y con cara de malhumor, como si no supiera que es sonreír; se acercó a nosotros. Llevaba un vestido dorado muy elegante—. ¿Qué tal la estás pasando? ¿Cómo va todo?

— Todo bien, todo bien, se lo aseguro— Zabdiel al saludarla le temblaban las manos y las piernas—. Ésta es mi novia, Bárbara Smith— me presentó.

— Tamara Swang— me estrechó la mano. Cuando escuché su nombre también empecé a temblar, comprendo las emociones recientes de Zabdiel.

— Un gusto señora— le devolví el saludo.

— Espero puedas impresionarme— le dijo grotescamente a Zabdiel y se sentó a dos sillas lejos de nosotros.

El desfile había comenzado. Montones de aplausos se hacían oír. Estaba totalmente emocionada de ser el primer desfile de modas en el que me siento delante, y más aún, sabiendo que fui parte de las costuras, que lo que cosí iba a estar en una pasarela. Es emocionante.

Zabdiel se levantó de la silla para subir al escenario acompañado de Tamara Swang. Debo admitir que la mujer es elegante.

— Muy buenas noches damas y caballeros— ella hablaba en el micrófono—. En ésta noche vamos a presentar la nueva colección del magnífico diseñador Zabdiel de Jesús, esta noche en la maravillosa Ciudad de París. Ahora Zabdiel nos dará unas palabras, ante ustedes diseñadora y agente de modas Tamara Swang.

Le pasa el micrófono a Zabdiel. Estaba lleno de alegría y de confianza.

— Muy buenas noches nuevamente mis queridísimos amigos y fanáticos de la moda— el lugar se retumbó de aplausos—. En ésta maravillosa noche les quiero presentar mi nueva colección— vuelven a aplaudir—. Se trata nada más ni nada menos que una marca de Sombreros— todos aplauden aún más fuerte. Tamara se emocionó al escuchar la nueva propuesta y parecía estar encantada—, la cual tiene un nombre, que será reconocido en todo París y el mundo como: Bárbara's Hats

Mi corazón empezó a palpitar fuertemente. Él me miró y me lanzó un beso, no hice más que sonreír. Sentí muchas emociones en todo mi cuerpo, me moría de alegría y también me moría por llorar. Zabdiel haber sacado una marca con mi nombre, de mi prenda de vestir favorita y darme el mérito en público había sido lo más lindo que halla visto en toda mi vida.

Inmediatamente empezó el desfile. Las modelos se veían espectaculares luciendo mis costuras y era magnífico como todos le aplaudían a todos y cada una de ellas.

Antes de que me lo imaginara el desfile se había acabado. Todo fue muy emocionante. Zabdiel estaba hablando con muchas personas importantes quienes le felicitaban. Esperé un rato a que hablara con todos ellos.

— Bárbara amor— se acercó a mí y lo abracé fuertemente—. ¿Tienes hambre amor?

— No. Comí de todo lo que estaban sirviendo aquí— sonreí.

— Tamara Swang ha aprobado el negocio— celebró.

— Felicidades mi vida— le besé.

— Gracias a ti que fuiste parte de todo esto, en verdad— me devolvió el beso—. ¿Nos vamos a casa?

Asentí ya algo cansada. Nos tomamos de las manos y caminamos rumbo a la casa.

Cuñado |Zabdiel de Jesús|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora