CUATRO

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SEMANA 1

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SEMANA 1













UNA SEMANA había pasado desde que Lydia encontró a Mitch al borde de la muerte.

Una semana había pasado desde que le abrió las puertas de su casa y lo mantuvo a salvo.

Y en cierto punto ella no podía arrepentirse más.

No podía ser positiva en cuanto a esto: el estado del chico empeoraba con cada día que pasaba. A pesar de que había hecho todo lo que estaba a su alcance para ayudarlo, parecía que a medida que su cuerpo se relajaba, sentía más el dolor.

Pero eso no era lo que la hacía arrepentirse, de hecho, eso era lo único que lo mantenía dentro de su casa. El problema era el bendito carácter de este hombre.

    Si podía evitar ir a su habitación, lo haría con tal de no cruzarse con esa mirada tan intimidante que le ponía los pelos de punta. Pero a veces era algo inevitable. . . como ahora.

    Abrió la puerta y se acercó a la cama. Dejó la bandeja con la cena sobre las piernas de Mitch e intento darle una sonrisa amable, como lo hacía con sus pacientes normales.

    "Eso es, Lydia. Es un paciente normal, nada más. Como cualquier otro, sólo qué tal vez un poco más. . . Intimidante" pensó.

Él la miró inexpresivo y musitó un corto "Gracias". Tomó la comida con su mano no hábil y la llevó hacia su boca como pudo, el dolor de sus costillas atormentándolo cada vez que alzaba el brazo. Gruñó lleno de impotencia y tiro los cubiertos sobre la bandeja. Lydia observó sus reacciones y apretó los labios dudando sobre si hablar o no.

—Tranquilo, estás mejorando de a poco, pronto estarás bien.

    Mitch mantuvo su cabeza gacha, analizando el plato de comida frente suyo. Para una persona tan activa como él, estar en una cama durante más de una semana fue peor tortura que los dos meses que paso con Jack. Necesitaba caminar, necesitaba correr, necesitaba entrenar, necesitaba poder moverse.

Pero por sobre todas las cosas, necesitaba irse de esa casa.

¿Qué tal si Lydia trabajaba para Jack? ¿Qué tal si su plan era curarlo para luego volver a destrozarlo de pies a cabeza? Todas eran posibilidades válidas para él.

El nivel de frustración que manejaba en ese instante no lo había conocido nunca.

    El móvil de Lydia comenzó a vibrar en el bolsillo trasero de su jean y antes de levantarse y tomarlo, le habló al muchacho en su cama.

    —Llámame cuando termines y te ayudaré a entrar a la ducha.

    Él la observó ver el ID de la llamada y rápidamente supo que algo no andaba bien.

I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Where stories live. Discover now