DOCE

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SEMANA 9

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SEMANA 9















YA NO AGUANTABA MÁS. La tensión entre ambos crecía con el pasar de los días a pesar de la infinita cantidad de veces que había -al menos intentado- acercarse a ella. Había una cantidad incontable de problemas en su cabeza, pero el que más le preocupaba era el hecho de que Lydia no le dirigía la palabra.

Durante todo el día había estado tratando de alivianar la tensión, sacando charla o incluso le había contado una anécdota graciosa de cuando era un adolescente, pero Lydia solo sonrió de forma apagada.

No estaba acostumbrado. Jamás la había visto así. No parecía enojada, parecía triste -Y no había nada en el mundo que lo destruya más. Desde que sus hirientes palabras habían salido de su boca, había recapacitado e incluso se había puesto en su lugar: el hecho de que alguien desprecie de esa manera todos los esfuerzos que has hecho por cuidarlo era algo terrible. Siquiera sabía por qué lo había dicho, si Lydia era quien lo había sacado del pozo más profundo en el que alguna vez haya estado. No podía estar más agradecido.

Eran las cuatro de la mañana y Mitch aún no había logrado dormir. No encontraba una posición cómoda en el pequeño sofá, pero la razón principal a su falta de sueño era que la culpa lo carcomía por dentro. Suspiró una vez más antes de sentarse y pasar la mano por su pelo como si eso lograra aclararle alguna idea. Se paró, fue a la cocina, tomó agua, volvió, prendió la tele, la apagó, volvió a acostarse, volvió a intentar dormir, se resignó, se paró otra vez buscando algo que hacer. Todo en un estado de ansiedad que hacía tiempo no experimentaba.

Decidió ducharse como para intentar despejar su mente, lo necesitaba. Se dirigió al pequeño corredor que lo llevaría hasta el baño sólo para ver la puerta de la habitación de Lydia entre abierta, e inconscientemente se frenó allí, en el marco de ella. Dentro, las sábanas que la contenían estaban a penas iluminadas por el halo de luz de luna que entraba por la ventana y la respiración de la pelirroja parecía ser calmada y relajada, lo que le hizo saber que estaba dormida.

La noche de Lydia había sido bastante similar a la de él. La distancia entre ambos le dolía en el alma, pero también las palabras que le había dicho, aunque esa no era la única razón por las cuales se mantenía distante: uno, tenía que acostumbrarse a volver a vivir sin él. Si se iba, iba a tener que acostumbrarse a no verlo dormir todas las mañanas en el sofá, a qué no la espere con la cena hecha con una combinación de sabores que volvería loco a cualquiera. Tendría que acostumbrarse a dejar de hacerlo sonreír, a no volver a ver su sonrisa; y a no volver a escucharlo hablar. Dos, necesitaba probar si realmente estaba enamorada, si el pecho se le contraía cuando la distancia aumentaba y si el aire le faltaba cuando él no estaba cerca -Hasta ahora, lo venía confirmando. Y tres, que ella no pedía dinero a cambio. Solo un Gracias y la valiosa felicidad reflejada en los ojos de los pacientes cuando les comunicaba que iban a poder vivir un día más ¿Por qué justo la persona que más le importaba había reaccionado de la manera contraria? ¿Por qué justo él?

I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora