VEINTIOCHO

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Contenido delicado. Menciones de sexo, muerte y violencia.













RESPIRÓ PROFUNDO para tratar de calmar su ritmo cardíaco y supo en ese mismo instante que toda la farsa se había venido abajo

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RESPIRÓ PROFUNDO para tratar de calmar su ritmo cardíaco y supo en ese mismo instante que toda la farsa se había venido abajo. Ella misma se había delatado sin intención y ahora no tenía bajo qué esconderse, aunque tampoco estaba segura de querer hacerlo.

Bajo la vista a sus manos: aún seguían entrelazadas. Un fantasma de una sonrisa aprecio en su rostro al darse cuenta de que por fin había vuelto a encontrar aquello que había buscado durante un año entero: su compañía, su presencia, la seguridad que le daba saber que él estaba al lado suyo.

Mitch la miraba con los ojos llenos de ilusión. Nunca había visto la esperanza reflejada en ellos y por un segundo pensó en lo bien que se veía en él la pequeña sonrisa que llevaba cargada de fe. Lydia sollozó una sola vez y eso fue todo lo que hizo falta para que él no pueda seguir sosteniéndose a sí mismo. Se abalanzó sobre ella, provocando se se vuelva a acostar sobre la cama, colocando el peso de su cuerpo sobre sus manos a ambos lados de su cabeza, siendo cuidadoso con su pelo.

    Y de un instante a otro, la besó.

La besó como si fuese la primera vez que lo hacía, con toda la delicadeza y el amor que ella merecía.

También la besó como si fuese la última vez que lo hacía, con todo el anhelo y el deseo de poder hacerlo para toda la vida.

La besó como si quisiera arrancarle todo el dolor que le causó durante este tiempo. Y lo logró.

La besó sintiendo como ese mismo dolor que él había sentido también, abandonaba su cuerpo con cada roce.

La besó sintiendo que podía fundirse en ella. Que era lo más preciado que tenía. Que era aquello que cuidaría para siempre y que jamás, jamás volvería a intentar olvidar.

La besó sabiendo que no había persona en el mundo que siquiera se compare a ella o a lo que le estaba haciendo sentir.

La había extrañado tanto que fue en ese momento que recordó que besarla era su cosa favorita en el mundo. Esa idea había estado en lo profundo de su mente desde el primer día que tocó su boca, pero resurgió con tanta fuerza que sintió como si todo este tiempo le hubiese faltado el aire para respirar. Sus labios eran carnosos y hechos a medida para poder morderlos suavemente y besarlos con ferocidad. Eran únicos.

    Su mano bajó a su cintura y la acarició por debajo de su remera, y allí estaba otra vez esa delicada piel que contrastaba con lo dura que era la de él, pero que hacía de sus roces algo mágico.

    Se separó muy en contra de su voluntad para devolverle algo de aire a sus pulmones, unió suavemente sus frentes y cerró los ojos mientras sentía la ola de alegría recorrerlo de pies a cabeza. Lydia los abrió primero, llevó una mano a su mejilla y la acarició. Estaba húmeda. Una pequeña lágrima de felicidad se había deslizado por su mejilla y si bien ya habían pasado miles por las de ella, le sorprendió verlo llorar. Jamás había imaginado lo vería llorar.

I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Where stories live. Discover now