NUEVE

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SEMANA 6

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SEMANA 6













LYDIA DESPERTÓ como despertaba todos los lunes: maldiciendo. Amaba su trabajo y sentía una pasión inexplicable por él, pero lo amaría aún más sino estaría obligada a levantarse temprano en la mañana. Su pecho aún estaba contraído por los sucesos de ayer, la sensación de miedo a todo lo que había pasado todavía no la había abandonado. La noche había sido interminable, había logrado descansar pocas horas y se sentía incomoda incluso sabiendo que Colton no iba a volver a molestarla -o al menos, eso esperaba.

En la misma casa pero en otra habitación, la noche de Mitch había sido igual de insufrible. Sentía un dolor en la mano izquierda que le era imposible negar. Tal vez no le había pegado con tanta moderación a Colton como había creído. En su momento no le importó el saber que su mano estaba frágil, débil y a medio recuperar, y que lo más inteligente sería no dar otro golpe hasta que haya sanado por completo; su prioridad fue deshacerse del idiota que estaba causando problemas.

Comenzó a escuchar ruidos en la habitación de Lydia indicando que había despertado. Sin embargo permaneció en su lugar, preguntándose si esta vez volvería a observarlo dormir y cual sería la razón. La pelirroja abrió la puerta de su dormitorio con delicadeza, acostumbrada a los fuertes chirridos que esta solía hacer, y sonrió cuando las bisagras se movieron en total silencio. Mitch la había arreglado.

    No acostumbraba a desayunar antes de ir al trabajo por dos cosas: uno, no solía tener hambre tan temprano en la mañana y dos, podía dormir al menos quince minutos más. Y lo valían.

    Tomó su bolso y sus llaves de la mesa del comedor y de forma involuntaria se paró frente a Mitch. Su cuerpo la llevó hasta allí sin que la idea haya pasado por su mente. Esta vez no iba a tomar el riesgo de agacharse frente a él, pero le hubiese gustado. Le gustaba verlo así de tranquilo. Su rostro no tenía la misma paz que ayer, sus facciones ahora eran más duras pero aún así permanecía sereno. Lydia no sabía que en realidad era porque estaba despierto.

Hasta hace muy pocas horas, Lydia volvió a tenerle miedo a Mitch. Ver con la facilidad que había levantado a Colton, la dureza con la que lo miraba, lo salvaje que se volvía. . . la asustó. Pero luego lo veía así de tranquilo y era como si pudiese ver la otra cara de la moneda. Solo le hacía falta recordarlo dormir para saber que había algo puro dentro de él.

Él sentía su presencia a poca distancia pero jamás abrió los ojos, hasta que el resonar de sus tacos sobre la madera le indicaron que se dio vuelta. Fue entonces cuando vio dos piernas largas y flacas alejarse de él hasta llegar a la puerta de entrada.












I THINK I LOVE HIM,     mitch rapp.   ✓Where stories live. Discover now