Epílogo

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Se les pide por favor a los pasajeros de este vuelo con destino a Los Ángeles, que abrochen sus cinturones, el vuelo está a punto de despegar...

— ¡Los Ángeles aquí vamos! – gritó mi amigo Ryan, llamando la atención de las personas que se encontraban entrando y acomodándose en el avión.

— Ryan, comportate – le digo acomodando mi mochila a mis pies. Estaba comportándose como si fuera la primera vez que viajaría fuera de la ciudad.

Pero bueno, así es Ryan.

— Si, mamá – lo escucho susurrar.

El verano por fin había llegado, y llegó con el nuestro viaje a Los Ángeles.

El tiempo pasó bastante rápido después de nuestra graduación. La mayoría de nosotros buscamos trabajos de medio tiempo, ahorrando para nuestro viaje.

Es obvio que los padres de cada uno, nos dieron dinero para el vuelo pero cada uno de nosotros pusimos nuestros granitos de arena.

— Pss... Laura...

Solté una risita mientras veía a Kian del otro lado del pasillo, llamar a Laura, quien estaba a mi lado. Desde que compramos el vuelo nos dimos cuenta que el asiento de Laura estaba junto al mío, y Kian, quería convencerla de que intercambiaran el lugar.

Ella se negaba. Eso fue hace unas semanas y hasta el día de hoy, no ha cambiado de opinión.

Me había hecho prometerle que estaríamos todo el vuelo, viendo una película y que no me atreviera a intentar convencerla de que cambiase de asiento.

— No voy a cambiar de asiento, Kian. Entiéndelo

— Por favor... Tu novio ronca mucho

— ¿Tú como sabes eso? – le responde Joe mirándolo, Kian rueda lo ojos y continúa con su tarea.

— Por favor... – mi amiga negó y le tiró un pedazo de papel en la cara. — Amor...

— A ella ni la mires. Su relación está en pausa hasta que estemos en Los Ángeles

— Pero...

— Pero nada, ahora si me permites mi mejor amiga y yo tenemos una película que ver

— Apuesto que la película que van a ver ya la vieron – le dice Joe

— Púdrete, Joe

Reí y me levanté un poco para ubicar a mis hermanos. Estaban dos filas hacia atrás.

— ¿Todo bien? – ambos asienten y vuelvo a mi sitio, esta vez poniéndome el cinturón.

A veces me siento como la mamá del grupo. Días antes les dije a cada uno que hicieran sus maletas a tiempo, para que no se les quedara nada. Cuando veníamos para el aeropuerto hice una lista de las cosas que todos tenían que tener en su equipaje. Hace rato hice callar a Ryan, y ahora revisé que mis hermanos estuvieran bien. Y sé que cuando lleguemos a Los Ángeles, estaré al pendiente de todo lo que pase con ellos.

Sí. Definitivamente soy la madre del grupo.

Al llegar a Los Ángeles lo primero que hicimos fue pedir un taxi, y que este nos llevara al hotel donde nos quedaremos las próximas dos semanas.

Con suerte encontramos tres habitaciones dobles.

En la primera habitación estaban: Laura, Aylen, Alexis y yo. En la segunda: Alexander, Ryan, Joe y Kian. Y en la última estaban Annie y Bella.

Las habitaciones por suerte estaban una al lado de la otra. Kian, Annie y yo éramos los responsables de las habitaciones. ¿Ya dije que soy como la madre del grupo?

En fin, Kian tenía la habitación número 211, Annie tenía la 213 y yo tenía la 212.

Fue una nueva lucha en dejar que Laura pusiera a Kian en otra habitación diferente a la mía, ella estaba empeñada en que estuviéramos el menor tiempo posible juntos, porque según ella somos muy empalagosos.

En mi defensa, no es que seamos empalagosos, sólo que perdimos mucho tiempo sin el otro, y es algo a lo que ninguno de los dos hemos estado acostumbrados. Desde que nos conocimos hemos sido uña y mugre. Siempre juntos, pocas veces nos peleábamos y si lo hacíamos, al rato ya estábamos bien.

A diferencias de hace unos meses atrás...

Cuando recién empezamos el año, lo recibí de una mala manera con respecto a mi relación con Kian, no paraba de pensar en cosas que para ese entonces eran estúpidas e insignificantes, y les tomé tanta pero tanta importancia que me fundí en mis pensamientos y guardé todos esos sentimientos encontrados, por decirlo así, y no le dije nada a Kian.

Guardé tantos sentimientos en mi misma, que cuando quise decirle lo que sentía, ya era muy tarde. Las cosas se nos salieron de las manos a ambos y nos dijimos cosas muy hirientes. Cosas que ni en sueños ninguno de los dos pensaba en decirle al otro pero terminó sucediendo en la realidad.

Mi madre siempre me ha dicho, una relación es de dos, no de uno ni de tres. Él y yo. Y nadie más. Nadie tiene porque meterse en nuestra relación, más que nosotros mismos. El que quiera opinar, que opine. El que quiera criticar, que critique, pero al final del día, los que tomaremos la decisión, los que hablaremos sobre los problemas, somos nosotros y no los demás.

Yo me hice una promesa a mi misma, y es que ahora que Kian y yo, nos dimos una oportunidad, me prometí a mi misma, dar lo mejor de mi, comunicarme un poco más con él, no dejar que nada ni nadie nos arruine lo que tenemos.

No sé cuanto tiempo estaremos juntos, pero me prometí disfrutar cada momento y no arruinar nunca mi amistad con él.

Antes de ser novios, fuimos amigos. Y por nada del mundo olvidaré que nuestra amistad, fue lo que nos trajo a lo que somos hoy día.

~No es la historia más bonita, ni la más perfecta, simplemente es nuestra y con eso me basta~

~Al final del día, la amistad y el noviazgo quedaron empatados~

Consejo de la autora: Antes de empezar un noviazgo, comiencen una amistad con esa persona. No hay nada mejor que estar de novi@ con alguien quien conoce casi todo de ti. No es suficiente con solo conocer el nombre y edad de esa persona 😌😉

¿Noviazgo o Amistad? [#1]Where stories live. Discover now