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NARRA GRACE:

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NARRA GRACE:

—¡¿Qué rayos estabas pensando?! —bramó Christopher hacia su prima, Amy, quien yacía sentada en su camilla, con las piernas siendo cubiertas por una sábana blanca —. Dime, ¡¿qué estabas haciendo tú allá afuera, sola?!

La chica escondió sus cabeza entre sus rodillas, cruzándose de brazos.  

—¡Escribe! —demandó Chris, ofreciéndole un pedazo de papel y un bolígrafo para que explicara lo que sucedió, ya que lo poco que nos pudo proporcionar el doctor no fue del todo claro. 

Se supone que una pareja de extraños se encontraron a Amy y a otro chico en un callejón, inconscientes, y los trajeron aquí al hospital. Pero, ¿cómo es que pudieron terminar así Amy y el otro chico? ¿De quién se trata la otra persona que llegó con ella? 

El doctor fue muy amable; se presentó con nosotros y nos dijo el estado de la prima de Christopher. Nos dio a conocer que Amy no podría hablar en un buen tiempo, puesto que sufría de una parálisis en las cuerdas vocales, y eso sólo dificultaba más las cosas para saber qué pasó verdaderamente. 

Dice el doctor que el chico que vino junto a ella se encuentra aún en el hospital, pero en otra habitación, por lo que aún puedo preguntarle a él qué es lo que sucedió ayer. Sí, ayer; Amy acababa de despertar hoy, por lo que apenas pudo contactarse con Chris. 

—¡Vamos, Amy! —insistió el rubio. Creo que era la tercera vez que lo veía tan desesperado por algo. Lucía tan angustiado, pero a la vez molesto por no haber estado allí para su prima. 

—Christopher, es inútil, por favor detente —me acerqué a él, poniendo una mano sobre su hombro.  

—Si voy con tu amigo, ¿crees que quiera hablarme de lo que tu te rehúsas? —soltó el rubio, con amargura, hacia Amy, quien al instante volteó a ver a su primo, mirándolo con una expresión asustadiza. Era obvio que no quería que fuéramos con él, o por lo menos que Christopher no se le acercase. 

—¡No! —gimió Amy, en un tono ronco. Pareció desgarrarse la garganta de lo deplorable que sonó su voz. 

—¡Christopher, ya basta! Yo iré a hablar con él, le preguntaré al doctor en qué habitación está.

—Iré contigo —replicó Chris. Sabía que si él iba no iría solamente para hablar. Podría ser que se metiera en una pelea con el chico.

—¡No, tú te quedas aquí, con Amy! —exclamé, poniendo mis manos en su pecho, deteniendo su andar. 

—Claro que no. No sabemos qué tan peligroso es.

—Estamos en un hospital, Christopher —le mantuve la mirada, no dejándome intimidar aunque esa no fuese la intención del rubio —. No busques excusas para ir.  

Abandoné la habitación, cerrando la puerta. 

¡Dios! Eso fue más difícil de lo que creí.

Ahora debo de buscar al doctor y preguntarle en qué cuarto se encuentra ese joven.

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