Dangerous [Embry Call] |Libro 4| de la serie 'Improntas'

CAPITULO 12

El reloj sobre la pared de la tienda marcaba las 3:00 p.m, sin embargo, el día estaba tan gris que parecía que fuera mas bien las seis de la tarde; el ambiente auguraba alguna lluvia torrencial, pero yo me encontraba deseando con fuerza que esto no fuera así, pues Embry había prometido recogerme para llevarme al cine y la lluvia nos complicaría cualquier viaje hasta Seattle.

-buenas tardes. – dijo un hombre que aparentaba estar cerca de los cuarenta, este iba vestido con un traje elegante; Sali de detrás de un estante para mirarlo extrañada pues mis clientes habituales no poseían una apariencia de ese tipo. – busco a la señorita Monserrath Ledesma. – dijo este en cuanto estuve frente a él, juro que palidecí en cuanto mi nombre salió de su boca, un hombre como ese en este lugar, preguntando por mí; esto no pintaba nada bueno.

-si, soy yo. – le dijo luego de haber tragado saliva.

-bien. – dijo para rebuscar algo dentro de su portafolio. – esto es para usted. – dijo colocando un sobre de papel encima de la vitrina que nos separaba - y necesito que firme esto. – me dijo colocando un papel al lado del sobre, ojee el papel por encima para saber que era una constancia de recibido.

-¿Qué es esto? – le dije ignorando el papel para señalar el sobre.

-su padre murió, este es su testamento. – mire incrédula al hombre por un momento, su rostro cambio de semblante, parecía percatarse de algo. - ¿no lo sabias? – me pregunto, se veía apenado. – siento su perdida. – dijo al final.

-no lo sienta. – le dije tensando mi mandíbula, aunque la noticia me desestabilizo un poco, pues, aunque quisiera que no fuera así, ese hombre después de todo era mi padre y hubo un tiempo en que no fui consiente de todos sus malos actos y viví engañada pensando que era un hombre ejemplar. – no he perdido nada. – era consciente de que mis palabras parecían frías, pero al hombre parecía no importarle ni sorprenderle tal asunto. – de todas maneras, ¿el testamento no debería ser entregado a mis hermanos? – pregunte confusa.

-ellos estuvieron en la lectura oficial, pero debido a que usted es la única de sus hijos a la cual el dejo toda su herencia, el testamento debía llegar a usted. – mi mandíbula callo hasta el suelo ¿Cómo era eso posible? – por favor firme el papel de recibido, quiero regresar a Ellensburg pronto. – dijo el hombre al notar que yo no reaccionaba, sin ser consciente de que hacia tome el lapicero que el hombre me ofrecía y firme donde el me indicaba, el hombre tomo el papel y se despidió de mi para luego salir de la tienda yo me quede mirando fijamente el lugar donde este hombre había desaparecido, esto era imposible; cualquier estaría saltando en un pie ante la idea de ser el heredero de la fortuna que el avaricioso señor Ledesma había estado acumulando a lo largo de su vida, pero yo no, yo no quería nada de ese señor; es más, un mal palpito me indicaba que algo estaba mal detrás de todo esto.

Me apresure a abrir el sobre y de este extraje los papeles del testamento, todo parecía en regla, lleno de sellos y firmas; lo leí por encima para saber que efectivamente en este aparecía como su única heredera, pero una frase en el texto llamo mi atención <en caso tal de que la principal heredera no pueda reclamar la herencia, esta pasara a manos de los demás hijos> fruncí el ceño ante tal fragmento ¿Qué rayos significaba eso?, tome de nuevo el sobre de papel y rebusque dentro de este, en el fondo había una carta.

Querida Monserrath:

¿tan difícil era darle a tu padre una vejez tranquila? Puedo imaginar lo feliz que te sentiste al recibir la noticia de mi muerte, para ser sincero planeaba tener una vida más larga pero el estrés acumulado por los últimos años deterioró notablemente mi salud, espero que te sientas orgullosa por eso.

La ultima vez que te vi era consciente de que no me quedaba mucho tiempo, traté de darte una oportunidad, pequeña; pero decidiste seguir tu camino de rebeldía ¿creíste que las cosas se quedarían así? Es mas ¿creíste que en serio te había dejado todo a ti? ¿acaso mereces algo de mí?; si acaso conoces bien a tus hermanos sabes que ellos por fortuna son iguales a su padre, yo que les di todo puedo estar seguro de que están furiosos por el testamento, de seguro te veré pronto.