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Luego de eso las cosas fueron más raras, pasaron un par de días en los cuales me hablaba más con Midorima y cuando no era él, era Akashi quien me acosaba.

—Oye, creo que no es necesario que me sigas incluso hasta la biblioteca. —me quejo. El pelirrojo alza su mirada de su libro para mirarme.

Llevaba lentes... y se le veían tan bien.

—¿Acaso te sientes nerviosa con mi presencia?

Lo fulmino.

—Eso no pasará ni en tus mejores sueños.

—Eso pensé. —sonríe de lado. Quise seguir con mi tarea pero sentía su mirada que me analizaba atentamente de arriba a abajo.

—¿Qué me ves? —contesto algo ruda.

—¿Cuál es tu número de talla de vestido?

—¿Eh?

—Acompáñame a una fiesta de gala este sábado. —suelta, sorprendiéndome.

—¿Fiesta de gala? —repito. —No, no quiero.

—Piénsatelo mejor, realmente es una fiesta aburrida y mi padre me dijo que llevara una pareja. —vuelve a mirarme. —¿Eres capaz de dejarme ahí?

—¿Por qué yo? —me quejo cerrando mi libreta. Miro el reloj de su muñeca. —¡Oh! Mira que hora es... tienes que ir a tu club.

—También irás tú. ¿No? —sonríe él mientras guarda su libro en la mochila y saca el recipiente donde le entregué el almuerzo del día de hoy. —Por cierto, cocinas muy bien.

—No digas eso... —susurro, estaba sonrojada.

Quería adelantarme o atrasarme, cualquier cosa con tal de ya no estar a su lado ni un segundo más. Pero el pelirrojo no parecía querer darme el gusto, si decía que me ataría el cordón del zapato él me esperaba, arruinando mi plan.

Llegamos juntos al gimnasio bajo la atenta mirada de unas cuantas chicas. Huí como cobarde hasta llegar con Midorima quien estaba sentado en una banca y ahora se quitaba las vendas de sus dedos.

—¿Te ayudo? —me acerco.

—Uh... no es necesa...

—¡Entonces con gusto te ayudaré! —le tomo su mano. Si Akashi me veía ocupada ya no me seguiría. Doy un suspiro cuando vi al pelirrojo irse a los vestidores. —Qué molestia.

—¿Estás bien? —pregunta el peliverde. Le sonrío con calma.

—Sí, lo estoy. —voy quitando la última venda de su mano. —¿Te ha servido esto?

—Definitivamente. —asiente. Toma impulso y se levanta mostrándome la gran diferencia de estatura que tenemos. —Siento que puedo tirar mejor.

—Eso es bueno... digo, no por nada Teiko es famosa por no perder nunca. Con jugadores tan delicados como tú. —me burlo. Él rueda los ojos.

—¿Todavía no estás en tu club? —pregunta. Niego.

—Se supone que hoy iniciaba, pero estoy pensando seriamente en dejarlo. No hago casi nada y bastantes de primero ya se fueron por lo mismo. —me quejo.

—Pues entonces salte, intenta otra cosa.

—¿Cómo qué?

—No lo sé, nanodayo. Cualquier deporte está bien.

—Lo dices tan fácil porque tú amas el baloncesto. —me quejo. Acomoda sus lentes.

—¡Vamos chicos! ¡A calentar! —grita mi hermano. Midorima me mira.

𝙾𝚗𝚕𝚢 𝙱𝚎 𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝 |𝐴𝑘𝑎𝑠ℎ𝑖 𝑆𝑒𝑖𝑗𝑢𝑟𝑜|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora