𝙾𝚗𝚕𝚢 𝙱𝚎 𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝 |𝐴𝑘𝑎𝑠ℎ𝑖 𝑆𝑒𝑖𝑗𝑢𝑟𝑜|

17

La graduación llegó y con ella acabó toda amistad que tenía en Teiko. Mi madre aceptó que me fuera a Kyoto por ser una de las mejores escuelas, mi hermano también lo aceptó.

Rakuzan tenía habitaciones propias para sus alumnos por lo que no fue gran problema quedarme en Kyoto en alguna casa aparte.

Me fui de Tokio dos semanas antes de que las vacaciones terminaran. Rakuzan era un instituto enorme y bastante agradable, tener un cambio en mi vida como este sería para bien.

Seijuro solo se apareció hasta un día antes de entrar a la escuela. Ni siquiera me mandó mensaje desde que regresó de vacaciones, simplemente llegó el primer día de clase a mi aula como si no me conociera.

Sí, me dolía.

Ese día procuré sentarme junto a él con miedo a que me negara estar a su lado, sin embargo no dijo nada.

Y entonces los vi.

Una chica de nuestra edad se acercó a ambos aunque en verdad iba directo a él.

—¡Sei! ¡Hola!

Y observé cómo le sonrió, como la saludó con un beso en la mejilla y cómo la abrazó. Sí, estaba muy celosa. Deseaba que él se diera cuenta de que mis ojos estaban puestos en ambos pero me ignoró...

Cuando fue la hora del almuerzo ya no tenía valor de acercarme, todo se acabó ahí mismo en esa mañana y sobre todo al ver como Seijuro se iba con aquella chica a la cafetería.

¿Quién es ella?

—Hola. —parpadeo varias veces. Un chico me miraba sonriente. —Soy Ryuu, puedes decirme cariño. —me guiña un ojo. — Te veo algo apartada. ¿No te gusta hacer amigos el primer día de clase?

—Eh... —carraspeo mi garganta antes de ponerme a llorar frente a un desconocido. —Soy Nijimura Naomi.

—Mucho gusto. —él toma mi mano sin mi permiso. —¿Puedo llamarte Nao? o mejor Omi...

—Da igual. —asiento. Él sonríe un poco más.

Su cabello negro azabache estaba un poco largo, su piel era pálida y parecía ser un poco más alto que Seijuro. Honestamente su amplia sonrisa me estaba incomodando.

—Oye me fijé que eres el segundo mejor promedio del salón. Resulta que no entendí nada de lo que dijo el profesor y me preguntaba si podrías explicarme un poco. —junta sus manos a modo súplica. —Quería pedírselo a tu amigo pelirrojo que es el primer lugar, pero no se ve nada amigable.

—Es... especial. —asiento. —Te ayudaré, ven. Trae tu silla.

Al menos así puedo distraerme con otra cosa.

Ese día el profesor de la última clase nos dejó ir temprano, al menos tendría unos minutos antes de que el pelirrojo se fuera al club de baloncesto para que lo aceptaran. Dudé en pedirle que se quedara o decirle que nos fueramos a otro lado a hablar, pero la respuesta fue obvia cuando la chica besó la comisura de sus labios para despedirse.

Me va a escuchar.

Seijuro y yo éramos de los últimos pero yo sujeté su chaqueta de Rakuzan y lo detuve. Él me miró con interés mientras los últimos alumnos salían del salón.

—Me preguntaba cuánto durarías. —dice él con burla en su voz.

—¿Quién es ella? —es lo primero que pregunto. Seijuro se ríe.

—Me voy, no quiero llegar tarde.

—Tienes todavía media hora. —refuerzo mi agarre en su uniforme. —¿Por qué la conoces? ¿Por qué te hablas tan amable con ella?